Escapada: el tranquilo pueblo rural "escondido" en medio de las montañas que invita disfrutar del silencio y la tranquilidad
¿Querés descansar de la rutina y no sabes donde? Alejado de las grandes aglomeraciones de la Patagonia, podés encontrar un lugar donde el relax está asegurado. Los detalles, en la nota.
Villa Llanquín es una pequeña localidad que se encuentra dentro del Departamento de Pilcaniyeu, provincia de Río Negro. Si bien es un sitio "poco conocido" dentro de la región, la realidad es que es una opción ideal para aquellos turistas que deseen descansar de la rutina y buscan seguridad para vacacionar en familia. Asimismo, debido a que mantiene la estética rural-campestre, se puede estar en contacto con la naturaleza patagónica mientras se disfruta de los hermosos paisajes montañosos y el cristalino río Limay.
El sur de Argentina es un área repleta de maravillas naturales. Si bien El Bolsón y Villa La Angostura son algunos de los centros más populares, en los últimos años, la región ha aumentado considerablemente su caudal de visitantes debido a que se ha mejorado la oferta de actividades. A solo 40 kilómetros de Bariloche, hay un paraíso increíble que parece salido de una película y vale la pena conocer.
Un pueblo pintoresco
Llegar a Villa Llanquín es una experiencia en sí, ya que aquellos visitantes que deseen conocer la localidad, deberán conducir hasta el kilómetro 1610 de la Ruta Nacional 237. En ese punto, se deben detener al margen oeste del río Limay y esperar la Balsa Maroma que se encarga de realizar el cruce de los vehículos y peatones, puesto que es una isla conectada gracias a 113 vecinos que habitan la zona.
Más allá del viaje hasta la localidad, otro gran atractivo es su historia. Este es un sitio relativamente nuevo o joven debido a que el primer poblador llamado Lucio Llanquín, se estableció en la región hace poco más de 80 años. En ese entonces, el hombre quedó maravillado con los paisajes de estepa que caracterizan al espacio y el increíble río que baña las tierras, por este motivo compró las tierras y donó parte de ellas para la construcción de la escuela, la plaza central y las primeras casas.
La estilo rural de Villa Llanquín lo convierte en un lugar único en la provincia de Río Negro, ya que a pesar del paso de los años, aún se mantiene viva la cultura gauchesca que instaló el fundador. Las casas son de madera, adobe y chapa; sus callecitas son anchas y de tierra, pero sobre todo se destaca la tranquilidad que habita las 24 horas de los 365 días del año. Asimismo, vale la pena mencionar que casi no hay señal de teléfono, lo que genera una fuerte atracción por parte de quienes buscan desconectarse de la rutina.
Continuando con la estética campestre, se puede disfrutar de riquísima gastronomía regional y nacional en el restaurante de campo, La Maroma. En el lugar no se manejan a la carta, sino que mantienen algunos platos semanales, por ello se pueden degustar desde pastas bien calentitas hasta sabrosas carnes asadas. En la zona también puede visitar la Feria del Pueblo Newenkëlen, donde los visitantes compran productos regionales.
Un paraíso natural
Villa Llanquín es una alternativa perfecta para aquellos turistas que deseen descansar en contacto con la naturaleza, ya que el pueblo está rodeado del Río Limay y un encantador paisaje patagónico compuesto por un pintoresco cordón montañoso, una frondosa arboleda que da lugar a galerías y diversidad de flora típica de la región. Otro sitio que no pueden dejar de visitar los turistas es el campo de lavandas que posee 4.000 especies de flores y donde se realizan visitas guiadas.
Además de ser una localidad predilecta para el descanso en familia o pareja, también hay diferentes actividades para realizar. En época de verano, se pueden disfrutar de las cristalinas aguas que invitan a refrescarse. Por otro lado, para aquellos que deseen conocer más de la historia y el ecosistema, no pueden dejar de hacer los safaris con avistaje de aves y fauna de la región.
Si sos un fanático de la adrenalina se puede realizar escalada, trekking, ciclismo e incluso cabalgatas. Además, la zona se destaca por ser un espacio ideal para la pesca deportiva, de hecho, de noviembre a marzo es la temporada con más pique.