Aborto: ¿Quién gana y quién pierde?
Con una épica particular y a dos días de año nuevo, el debate sobre la legalización del aborto en el Senado generó alianzas, más allá de las filiaciones partidarias, sin embargo, habrá heridos dentro y fuera del oficialismo y la oposición.
Fue una promesa de campaña del presidente, Alberto Fernández , recuerdan, incansables, cerca de Balcarce 50 a horas del inicio del debate clave, en el Senadointerrupción voluntaria del embarazo . En el oficialismo tienen mayoría verde dentro del Gabinete Nacional, eso quedó demostrado en la asistencia de funcionarios en el recinto cuando la Cámara de Diputados votó favorablemente la iniciativa. Sin embargo, las cuentas en las bancas son otra cosa.
Si se convierte en ley -algo que hasta este momento parece muy posible por el numero-, así como sino ocurriera y se repitiera la postal del 2018; el Presidente habrá capitalizado el rédito político de motorizar esta discusión que se accionó desde la presión de la sociedad civil en general y las mujeres en particular. Fernández acaba de cumplir su primer año de Gobierno que estuvo totalmente signado por la pandemia. Esta situación junto a las tensiones dentro de la coalición de Gobierno y la crisis económica provocaron que llegara desgastado a este fin de año. Necesita una bocanada de aire fresco para encarar el inicio de un año que desde ya se anticipa con múltiples desafíos. Por un lado, la incertidumbre sobre si la economía efectivamente arrancará como espera el gabinete económico, sobre la inflación, ala pobreza y el empleo.
Por eso, todo lo que pase en torno al debate sobre el aborto será pasado cuando pase el efecto de la votación, por el tamiz del armado político que vendrá. Por ejemplo, habrá que ver si efectivamente Máximo Kirchner conducirá el PJ y qué pasará con el peronismo del conurbano, donde el PRO aspira a una diáspora de peronistas disconformes que crucen a sus filas, siempre que el ex presidente Mauricio Macri confirme lo que aún nunca dijo: que no quiere ser candidato.
En el conteo de porotos (votos, en la jerga parlamentaria), los verdes ganaron con el recambio de bancas porque se sumaron más senadores que irán por el sí. Las gestiones de la mendocina Anabel Fernández Sagasti, parecen ya dar por desterrada la posibilidad de que la vicepresidenta Cristina Kirchner tenga que desempatar la votación. Dicen que el presidente de la Cámara Alta pidió expresamente evitarle esa situación. En Cambiemos dieron libertad de voto en sus filas. Y hay debates acalorados hasta el último momento entre verdes y celestes. Son similares a las que permitieron modificaciones en el texto que se discutió en Diputados y destrabó el voto positivo.
Por eso, hay consenso, de un lado y del otro, en que quienes están incómodos con su voto podrán faltar con aviso. Esta sesión, como la de Diputados, tendrá una mixtura entre presenciales físicas y virtuales. Esas abstenciones o ausencias favorecerían la votación afirmativa de la ley; algo similar a lo que ocurrió con la votación del matrimonio igualitario hace ya 10 años. Y no serán gratis en las filas propias.
Más allá del resultado, hay un dato fuerte que trasciende la votación en sí misma. Las y los diputados y senadores están trabajando por sobre sus filiaciones partidarias; es decir lo hacen verdes y celestes; y dentro de cada segmento hay integrantes del oficialismo y de la oposición porque defienden una creencia no sólo política . Esa debería ser una experiencia a incorporar en la dinámica político-partidaria a futuro en un país donde la grieta complica, traba, desarma y arma cada paso que se da.
Por A.G.