El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), fue elogiado por tres ganadores del Premio Nobel en Medicina que destacaron la excelencia científica del principal organismo estatal de ciencia y tecnología en Argentina, que el último tiempo fue cuestionado por Javier Milei, el candidato presidencial de la Libertad Avanza, que puso en tela de juicio su productividad.

Se trata de los doctores Phillip A. Sharp, Edvard Moser y Michael Rosbash, que reconocieron el trabajo del organismo argentino que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación. 

“Conozco a muchos científicos de Argentina y del CONICET, son profesionales extraordinarios. Siento el mayor respeto y admiración por sus logros científicos”, dijo Rosbash, investigador estadounidense de la Universidad Brandeis y del Instituto Médico Howard Hughes, que además fue ganador del máximo galardón en Medicina y Fisiología en 2017 por el descubrimiento de genes y factores clave en la regulación del reloj biológico, cuya disfunción influye en la susceptibilidad al cáncer, las enfermedades cardíacas, la diabetes tipo 2, las infecciones y la obesidad.

Rosbash, también recibió el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y participó del Congreso Anual de la Sociedad Argentina de Neurociencias.

“En lo que respecta al prestigio internacional de los científicos del CONICET, cabe destacar que la Argentina cuenta actualmente con nueve miembros electos (casi todos del CONICET) en la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. Ningún otro país latinoamericano tiene más miembros”, destacó Rosbash.

"Las sociedades modernas como la argentina se enfrentan a desafíos cada vez mayores para mejorar el bienestar y la salud de sus ciudadanos. Esto incluye desarrollar su economía, la atención médica y brindar oportunidades educativas. Los científicos del CONICET han realizado aportes fundamentales que benefician al país y se los reconoce internacionalmente”, sostuvo Sharp, profesor del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), y ganador del Nobel de Medicina en 1993 por ser uno de los descubridores del splicing del ARN mensajero.

Michael Rosbash (izq.), Philip E. Sharp y Edvard Moser, los tres Premios Nobel que destacaron al CONICET.

Se trata de un mecanismo molecular que permite que un mismo gen pueda guardar instrucciones para la fabricación de distintas proteínas.

A su vez, Sharp publicó trabajos científicos con especialistas del CONICET, y conoce el país, por lo que destacó la importancia de contar con una comunidad científica y tecnológica vibrante "para que Argentina pueda enfrentar los desafíos futuros y en ese sentido es esencial el apoyo continuo al CONICET”.

Sharp es uno de los descubridores del splicing del ARN mensajero, cuyo estudio abrió caminos para comprender muchas enfermedades y explorar nuevas terapias.

En sintonía, el científico noruego, Edvard Moser, remarcó que el Conicet "es clave" para que "muchos jóvenes investigadores tengan oportunidades para iniciar una carrera científica, y también para la comunidad mundial de neurocientíficos que depende de las contribuciones de los institutos argentinos de neurociencia. La ciencia y tecnología son de vital importancia para el desarrollo de la sociedad, la salud y la economía de los países”.

Además, Moser, otro de los ganadores del Premio Nobel de Medicina de 2014 por el descubrimiento del circuito de neuronas que funcionan como “GPS interno” en el cerebro, afrimó: “Argentina es un centro de referencia en neurociencias a nivel mundial. He visitado el Instituto Balseiro en Bariloche, donde trabajan muchos investigadores del CONICET y se han formado muchos neurocientíficos talentosos que han estado en mi laboratorio”.

Casualmente la última visita al país que hizo el experto noruego fue la semana pasada, cuando recibió el doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de San Luis.

Son muchos los científicos argentinos del Conicet, que hicieron grandes aportes científicos de nivel internacional. Emilio Kropff, es uno de ellos, que trabajó en Noruega entre 2008 y 2011 en el laboratorio de Edvard Moser, y desde entonces colabora en estudios sobre el GPS cerebral que se publican en revistas científicas internacionales.

Otra de ellos, es Alberto Kornblihtt, investigador del CONICET y líder de un equipo de investigación en el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE, CONICET-UBA) de Buenos Aires, y trabajó tanto Sharp como Rosbash en la publicación de estudios científicos en revistas internacionales. Además, es miembro extranjero de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos y de la Academia de Ciencias de Francia.

Sus aportes de índole científico ayudaron a pacientes que tienen Atrofia Muscular Espinal (AME), una grave enfermedad hereditaria que en Argentina afecta a unos 400 niños y niñas y a 1 de cada 10 mil nacimientos a nivel mundial.

“El profesor Kornblihtt ha realizado importantes descubrimientos sobre la actividad genética en células humanas que resultan clave para mejorar la asistencia sanitaria y la biotecnología”, reconoció Sharp.

En línea, Rosbash también reconoció el trabajo del colega argentino: “Kornblihtt ha sido un creador de tendencias, reconocido a nivel internacional como un científico excepcionalmente creativo y productivo. Se le atribuye la creación de algunos de los conceptos más importantes en nuestra comprensión de la expresión génica, más concretamente del splicing alternativo”

De acuerdo con el prestigioso ranking internacional de instituciones científicas Scimago, el CONICET se ubica en el primer puesto de las instituciones gubernamentales con mayor impacto social en Latinoamérica y en el puesto trece entre 1.747 instituciones gubernamentales de todo el mundo. La metodología de medición se basa en 17 indicadores agrupados en tres factores principales: investigación, innovación e impacto social.