“Los sueños van en bici”, dice uno de los dos carteles que Juan Carlos Romero (68 años) lleva pegada en su bicicleta, que se encuentra en su parte trasera repleta de peluches.

En pocas palabras, esta frase sintetiza mucho de lo que Carlos intenta transmitir a través de sus paseos en bicicleta, en los que trata de simplemente sacarle a la gente “una sonrisa”, como él mismo explica.

El otro cartel que tiene pegado junto a los peluches, que lo acompañan de lunes a sábados a su trabajo, lleva escrito simplemente las palabras “Abuelo en bici”, que utiliza como carta de presentación para cada familia que se lo cruza por la calle.

“Algunas personas me preguntan si les puedo vender los peluches y yo les digo que no, porque son de mis nietas. En realidad, no necesitaría venderlos tampoco, no es lo que busco. Yo me siento bien con hacer sentir bien a la gente. Con poco uno se siente bien y es feliz”, resalta Juan Carlos, en diálogo con Crónica.

Con la ayuda de su hija Sofía, el “Abuelo en bici” comparte en una cuenta de Instagram imágenes junto al vehículo y con famosos que ha conocido, al mismo tiempo que encuentra por este canal de contacto un espacio para que la gente le deje sus mensajes.

El hombre explica a este medio como surgió la idea de andar en bicicleta lleno de peluches, la importancia de su familia, los famosos que conoció al trabajar en un canal de televisión como maestranza y sus proyectos para su vida.

Motivación

Juan Carlos cuenta que desde hace 12 años forma parte de un grupo llamado “Masa Crítica”, compuesto por personas de todas las edades, con quienes realiza el primer domingo de cada mes paseos por la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense.

“Compartimos tiempo con personas de mi edad, pero también con muchachos jóvenes. Nos encontramos en el Obelisco y, desde ahí, vemos para donde ir. Con ellos charlamos de todo y me mandan fotos mías con la bicicleta, que me sacan mientras paseamos”, resalta.

Fue a partir de esos paseos que Juan Carlos tomó la decisión de comenzar a agregar “primero muñequitos y después peluches”, con un objetivo que no tenía grandes pretensiones, pero si un fin muy noble.

“Un día mientras estaba en casa me surgió la idea de hacerle algo distinto a la bicicleta y comencé a agregarle cosas. A veces cambio los peluches de lugar incluso. La gente me va conociendo, los chicos me saludan y las familias me paran para sacarme fotos”, remarca.

En ese sentido, el “Abuelo en bici” subraya que “sacar una sonrisa te hace sentir bien”, que es ni más ni menos que su único objetivo, en tanto que valora también que su particular decoración, con la que se acompaña cada día, le permitió “charlar y conocer a mucha gente”.

Juan Carlos Romero junto a su familia.

Las proveedoras de los peluches son sus nietas Rocío (12 años) y Naiara (6 años), con quienes mantiene una relación de profundo amor y gran cercanía.

“Mis nietas son muy buenas. Compartimos muchos momentos juntos. Si bien en un principio no se querían desprender de los peluches, como todos los chicos, enseguida accedieron. Ellas me ayudan mucho”, sintetiza Juan Carlos.

Sus viajes son cada día desde la localidad bonaerense de Villa Martelli, al norte del Gran Buenos Aires, hasta capital, en donde se encuentra el canal de aire en donde trabaja en tareas de limpieza.

“Dentro de dos meses me voy a jubilar, así que voy a agregar un cartel que diga ´abuelo y jubilado´”, sostiene, entre risas, el abuelo. Sin embargo, enfatiza que lo que disfruta en este momento es el día a día y agradece el cariño de la gente.

De sus tres hijas (Cinthia, Sofía y Florencia), señala que  Sofía es quien le creo su instagram @abueloenbici, por lo cual la llama su “secretaria” y por donde también muchas personas le escriben para demostrarle su aprecio.

Con famosos

Como trabajador de limpieza en un canal de aire nacional, el hombre de 68 años mantiene una relación cercana con varias famosos de la televisión, quienes lo saludan y disfrutan sacarse fotos con él.

Tal fue el caso de Catherine Fulop, quien a través de su cuenta de Instagram compartió una imagen de la bicicleta de Juan Carlos que compartió con sus seguidores.

“Me estaba tomando las fotos junto a Mery, después de cocinar, y se nos acercó un señor divino, trabajador del canal, y me pidió que me tomara una foto con su bicicleta. Es un abuelo que anda en una bici llena de peluches. Es muy hermoso. Besos @abueloenbici por regalarme este momento de ternura”, sostuvo la modelo e influencer venezolana.

Juan Carlos señala que antes de pedirle una foto a los famosos los trata “con mucho respeto”, algo en lo que siente gran reciprocidad, y resalta que ya todos lo reconocer dentro del canal y saludan.

“Me cargan y dicen ´ahí viene el abuelo de los peluches´. Varias de las personas que trabajan allá me cuentan que después les muestran las fotos a sus nietos de mi bicicleta llena de peluches. Es algo muy lindo”, remarca.

A su vez, cuenta que tiene “contacto con muchos artistas”, quienes, para épocas como las Fiestas de Fin de Año, lo saludan y le muestran su afecto, algo que él disfruta mucho.

“Durante 30 años trabajé en una zapatería, hasta que sus dueños cerraron el negocio y tuve que comenzar a buscar otra cosa. Era difícil para mí, porque con esa edad no te toman, solamente porque ´sos grande´. Pero tuve la suerte de que desde la empresa de limpieza para la que trabajo me llamaron enseguida. En estos años conocí muy buena gente e hice buenas amistades”, subraya Juan Carlos.

El futuro

De cara a lo que viene, el ´abuelo en bici´ se imagina un cambio de vida al que se tendrá que adaptar, después de una vida dedicada desde muy joven a trabajar. Sin embargo, es optimista respecto a su futuro.

“Tengo pensado después de jubilarme hacer otra vida a la que llevo actualmente. Espero poder pasar más tiempo con mi esposa y que podamos hacer viajes juntos a distintos lugares, que es algo que siempre quise. También espero poder disfrutar de mis nietas y mis hijas”, remarca.

Sobre esta línea, hace hincapié en que su círculo más íntimo le dice que va a poder “conocer gente nueva”, frente a su preocupación por dejar de ver todos los días a los amigos que ha hecho durante tantos años en su trabajo, lo que lo hace ver de buena manera y con esperanza lo que vaya a suceder con su vida.