Comenzó la nueva edición de Gran Hermano 2024, y la casa más famosa de la televisión argentina vibró con la energía de sus nuevos participantes, cuyas personalidades van desde la simpatía más extrema hasta las declaraciones o actitudes más alocadas. En este contexto, uno de los jugadores que más rápido causó polémica fue Giuliano Vaschetto, un hombre que se definió como mujeriego y defensor de las relaciones abiertas.

Proveniente de Rosario y directo en sus intenciones, Vaschetto no tardó en captar la atención tanto de sus compañeros como del público, declarándose un seductor sin tapujos. Con una personalidad que promete generar debate, se perfila como uno de los miembros más impredecibles de la temporada, sumándose a la multiplicidad de identidades. 

Gran hermano: quién es Giuliano Vaschetto, el participante que no se lleva con los vínculos tradicionales

No pasaron ni 24 horas del inicio del reality y varios de sus participantes ya comenzaron a dar de qué hablar con sus historias de vida. Entre ellos, un santafesino que no teme mostrar lo que siente por las mujeres y tiene una visión distinta sobre las relaciones, dejando de lado la idea de exclusividad emocional.

Giuliano "Nano" Vaschetto de 33 años, oriundo de Venado Tuerto, Santa Fe, se describió como alguien que no se siente cómodo con vínculos monótonos y mostró un fuerte acercamiento al género femenino. Así, aunque no cree en la exclusividad, aclaró que intenta no lastimar a nadie, a pesar de que esta postura le costó su matrimonio.

En su casting, Giuliano se presentó como vendedor y no dudó en destacar su carisma: “Puedo venderte lo que sea”, afirmó, ya que “siempre le gustó la plata”. También reveló ser padre de un niño de 7 años, a quien considera su mayor motivación y el motor de su vida. Sobre el amor, no ocultó nada. Admitió que tiene “un problema con las mujeres” y confesó que su postura desafía las ideas clásicas de romance. Para él, vivir así es como “remar en contra de la corriente”, una actitud que seguramente lo hará protagonista en esta temporada.

Con un pasado marcado por problemas de conducta en la escuela, encontró en las artes marciales una herramienta clave para encauzar su energía y crecer como persona. Practicó kickboxing, muay thai y otras disciplinas, que no solo le dieron fortaleza física, sino también la posibilidad de conectar con personas de diversos contextos sociales: “Me ayudaron a encajar y entender a los demás”, manifestó, consolidando su perfil como un competidor fuerte y determinado.