Sobreviviente de la Guerra Civil española: "Nunca supe dónde están los cuerpos de mis hermanos"
Daniel Delgado tiene 94 años y le tocó ser testigo de la sangrienta dictadura de Francisco Franco. Años más tarde se afincó la Argentina donde formó una familia y encontró la paz.
Luego de pasar por momentos muy difíciles a lo largo de su infancia, adolescencia y juventud, en una España sumida entre la Guerra Civil y las restricciones de la dictadura de Francisco Franco, Daniel Delgado (94 años) encontró en Argentina un lugar para echar raíces.
Establecido desde hace casi 50 años en la localidad de La Serranita, en la provincia de Córdoba, el inmigrante español pasa sus días junto a su familia y es una persona muy querida por sus vecinos, que suelen visitarlo en su casa para escuchar sus historias.
“Mi papá siempre trató de darle una mano a los vecinos por cualquier trabajo y lo aprecian mucho. Lo llamaban para hacer un trabajo y él enseguida se prestaba. Hace tres años se puso a terminar una parte de la casa, porque trabajó gran parte de su vida de albañil”, cuenta Marcela, hija de Daniel.
En diálogo con "Crónica", el hombre nacido en la provincia de León, España, recordó los duros momentos que le tocó atravesar durante su crecimiento, su adaptación al país y de qué manera afronta esta etapa de su vida.
Días difíciles
España atravesaba uno de los momentos más duros de su historia, cuando en 1936 un intento de sublevación de las fuerzas armadas contra el gobierno socialista de la “Segunda República” desataría en ese país una guerra civil que se extendería durante tres años.
El conflicto bélico terminaría con la rendición del frente republicano el 1 de abril de 1939, con el cual comenzó sobre territorio español la dictadura de Francisco Franco.
Fue en medio de esos años de guerra civil que Daniel, que tenía solo entre 9 y 12 años, perdería a dos de sus hermanos, quienes fueron empujados a pelear para el bando del ejército comandado por Franco durante el conflicto.
“Mis dos hermanos desaparecieron, la guardia civil nos dijo que habían muerto, pero nunca nos dieron los cuerpos. Uno de ellos trabajaba en la mina, cuando empezó la guerra civil se fue y no supimos más de él. Y mi otro hermano fue al servicio militar y nos dijeron que se le había disparado un tiro limpiando un fusil y murió”, explicó Daniel.
Sin demasiadas explicaciones sobre lo que había sucedido con sus hermanos, el español sufrió además la muerte de su madre a los 9 años de edad y la de su padre, a causa de su trabajo en las minas de carbón y una contaminación de sus pulmones, a los 12.
Nacido en la ciudad de San Pedro Mallo y crecido en Ponferrada (ambas localidades de León), Daniel tuvo que mudarse cuando se quedó huérfano a la casa de su abuelo, donde pasaría tan solo dos meses, hasta que finalmente terminó en casa de un tío.
“Mi abuelo no me podía dar de comer así que me llevó a la casa de un tío que tenía campo. Era una zona montañosa y no se podía cultivar, la mayoría de la gente trabajaba en las minas de carbón”, describe el hombre.
Al respecto, recuerda sobre ese viaje hasta casa de su tío que fue “en pleno invierno y caminando bajo la nieve 50 kilómetros” hasta llegar allí, donde empezaría a trabajar en el campo.
En esa época, recuerda como bajo el gobierno de Franco se les pedía a las familias que se dedicaban al trabajo agrario que les entregara la mayor parte de lo obtenido en la cosecha al Estado español.
“Trabajaba por nada, tan solo por poder comer. Nos levantábamos a las 6 de la mañana y volvíamos a casa cuando oscurecía. Vos sembrabas al campo y tenías que darle una parte al gobierno. De cada cosecha, con la mayoría se quedaba el Gobierno”, explica.
Viaje a la Argentina
Sería a través de uno de sus hermanos como Daniel conocería a su esposa, con quien se casó en España y luego decidió venir de luna de miel hacia la Argentina, que en un principio iba a ser un lugar para pasar un tiempo, pero finalmente se transformó en su nuevo hogar.
“Mis papas tardaron en casarse porque mi mamá tenía que cuidar a sus padres y no se podía comprometer por eso, hasta que ellos fallecieron. Mi mamá tenía 32 y mi papá 35 cuando se casan. Se fueron de luna de miel a Mar del Plata, en donde vivía la hermana de mi mamá”, relata Marcela.
En un principio, la idea de ambos era quedarse durante dos años en la “Ciudad Feliz” y conseguir trabajo, para poder juntar plata y poder volver, aunque la decisión fue quedarse viviendo en la localidad costera.
“Ahí empezó a realizar tareas de albañilería, porque no encontraba trabajo de otra cosa. Se quedaba más tiempo para aprender junto a las personas que se dedicaban al oficio”, agrega Marcela.
Sería en Mar del Plata en donde Daniel iría adoptando algunos gustos argentinos, como el de elegir ser hincha de Estudiantes de La Plata, por tener los mismos colores que el Atlético de Madrid, equipo del que es aficionado en España.
En Córdoba encontró la paz
Una oferta para trabajar de coordinador en una colonia de vacaciones hizo que Daniel decidiera junto a su esposa y dos hijos mudarse hacia Córdoba, hacia una localidad que se encuentra a 40 kilómetros de la capital provincial llamada La Serranita, que adoptó como su hogar definitivo.
“Córdoba es lo que más me gusta de la Argentina. Es montañoso todo, medio parecido en eso a Ponferrada. Trabajo más a gusto. Es un lugar que me hace acordar a mi infancia”, resalta Daniel.
En ese sentido, agrega que la gente del lugar es “muy amable” con él y que siempre le gusta “charlar con los vecinos y conocer nuevas personas”, a las que rápidamente adopta como “amigos”.
Ya alejado de los trabajos físicos por temas de salud, Daniel disfruta sus días, a poco de cumplir 95 años, junto a su hija y sus nietos en Córdoba. Durante cada mediodía, uno de sus nietos lo visita y él le cocina.
“Me gusta cocinar, yo hago cualquier cosita, siempre me arreglo. Vamos tirando hasta donde Dios quiera. Mientras pueda vivir y defenderme, yo ya estoy satisfecho”, concluyó.
"Me siento el más argentino"
Entre las muchas historias de españoles que llegaron a la Argentina en búsqueda de un mejor futuro, se encuentra la de José, inmigrante de 73 años de la localidad bonaerense de Villa Celina, que llegó en barco junto a sus padres a la Argentina cuando era chico.
“Nací en Asturias, España, en una época de pleno invierno y una situación económica difícil por el franquismo. Cuando cumplí 5 años mis padres decidieron irse y recalamos primero en Brasil, hasta llegar a este país”, cuenta José, en diálogo con Crónica.
De esta manera, en 1953 el asturiano llegó a Argentina, lugar que su familia adoptó para siempre como lugar para establecerse. Su padre recibió una pensión de España por sus años dedicados al trabajo en una mina de carbón, mientras que José dedicó su vida a la gastronomía.
“Me casé y tuve cuatro hijos. Pude volver varias veces a España, pero me siento argentino. Trabajé en un restaurante y fui creciendo hasta tener mi propio emprendimiento. Hoy puedo decir que tengo además cinco nietos, un bisnieto y una compañera inmensa que siempre me acompaña”, cerró.