Es sabido que en la vida de una persona hay varias adicciones que pueden aparecer y a futuro causar serios daños en el organismo, y una de ellas es el tabaquismo, que se potenció en su consumo con el transcurso de la pandemia de coronavirus en todo el planeta.

Tan peligroso y adictivo es el consumo de tabaco que los datos aportados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), indican que esta adicción es responsable de cerca de 3,5 millones de muertes al año en todo el mundo, y continuando con el informe, el 80% de esas muertes son por cáncer de pulmón, bronquitis y enfisemas, mientras que casi un 17% son debidas a paros cardíacos.

Por lo que fumar es la principal causa de enfermedad, discapacidad y muerte en el mundo, según las estadísticas ofrecidas por el organismo mundial. La adicción de nicotina se produce a través del consumo de habanos, cigarros, pipas y otros tipos de artefactos electrónicos, y los especialistas en la materia indicaron que se considera fumador a quien ha fumado al menos 100 cigarrillos en su vida, y actualmente fuma todos o algunos días de la semana.

La opinión de una especialista

Para reflejar este tema, la doctora Valeria El Haj (M.N. M.N. 99.291) relató que “el hábito de fumar es una enfermedad de la cual no podemos dejar de hablar”, y agregó con suma preocupación que “los componentes del cigarrillo pueden producir una gran cantidad de desórdenes capaces de generar enfermedades cancerosas y mortales, generando también dependencia social y consecuencias para los fumadores pasivos”.

Por otra parte, es importante tener en cuenta cuáles son los peligros más importantes que puede dejar el consumo de tabaco, y ellos son:

1) Cáncer de pulmón: fumar tabaco es la principal causa de esta enfermedad y es el responsable de dos tercios de las muertes por cáncer de pulmón en todo el mundo. La exposición al humo de tabaco ajeno también aumenta el riesgo de cáncer de pulmón. Después de 10 años de dejar de fumar tabaco, el riesgo de cáncer de pulmón se reduce a aproximadamente la mitad.

2) Enfermedades respiratorias crónicas: el riesgo de desarrollar EPOC es particularmente alto entre las personas que fuman desde una edad temprana, ya que el humo del tabaco retrasa significativamente el desarrollo pulmonar. El tabaco también exacerba el asma, que restringe la actividad y contribuye a la discapacidad. El abandono temprano del hábito de fumar es el tratamiento más eficaz para retrasar la progresión de la EPOC y mejorar los síntomas del asma.

3) Contaminación del aire: el humo del tabaco es una forma muy peligrosa de contaminación del aire de interiores: contiene más de 7.000 sustancias químicas, 69 de las cuales se sabe que causan cáncer. Aunque el humo puede ser invisible e inodoro, puede permanecer en el aire hasta cinco horas, poniendo a las personas expuestas al riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias crónicas y reducción de la función pulmonar.

Los niños, en la mira del humo

Otro dato relevante es que en el mundo se calcula que unos 165.000 niños mueren antes de cumplir 5 años por infecciones de las vías respiratorias inferiores (fumadores pasivos), causadas por el humo de tabaco ajeno, es decir que suelen ser víctimas de esta adicción más que nada por ser “fumadores pasivos”. En tanto, los que viven hasta la adultez siguen sufriendo las consecuencias para la salud de la exposición al humo de tabaco ajeno, ya que las infecciones frecuentes de las vías respiratorias inferiores en la primera infancia aumentan significativamente el riesgo de desarrollar EPOC en la edad adulta.

“Aquellos bebés expuestos en el útero a las toxinas del humo de tabaco, a través del tabaquismo materno o de la exposición materna al humo ajeno, experimentan con frecuencia una disminución del crecimiento de los pulmones y de la función pulmonar”, argumentó la directora médica nacional de OSPEDYC.

“Los niños pequeños expuestos al humo de tabaco ajeno corren el riesgo de agravamiento del asma, la neumonía y la bronquitis, así como infecciones frecuentes de las vías respiratorias inferiores”, agregó la especialista con suma preocupación por este tema.

Más inconvenientes a padecer

Además de los peligros que causa el tabaquismo mencionados anteriormente, existen también otras consecuencias como diversos y numerosos tumores: pulmón, boca, laringe, páncreas, riñón, vejiga y otros, enfermedades cardiovasculares: infartos, ACV, aneurismas, partos prematuros con trastornos de la placenta, recién nacidos con bajo peso, trastornos de la fertilidad, dolores de cabeza, sensación de embotamiento y cansancio por intoxicación crónica con monóxido de carbono, trastorno de las encías, mayor número de caries y pérdida de dientes y alteración del olfato y el gusto, entre otros problemas que ocasiona el humo del cigarrillo.

En cuanto a la prevención en sí, las medidas más efectivas desde el punto de vista epidemiológico que proponen los especialistas de la salud, son las dirigidas a evitar el inicio del consumo (aumento del valor de venta, restricciones de venta a menores de edad, etc.), y en nuestros hogares y trabajos, la implementación de los ambientes cerrados 100% libres de humo que ayudan a desnaturalizar el consumo.

En tanto, el fomentar las actividades físicas y mejorar los hábitos saludables pueden ayudar a dejar el cigarrillo u otro elemento que contenga la sustancia del tabaco.

Imposición propia para dejar de fumar

Lo cierto, es que otra pieza importante en la lucha contra el tabaquismo tiene que ver con el interior de uno mismo, ya que existe un bajo número de fumadores que logró dejar de fumar por sus propios medios, cuando ha tomado la decisión. Si esto no es posible, la consulta con un profesional de la salud mejora ampliamente la probabilidad de dejar de fumar, ya que un especialista puede ofrecer asesoramiento, apoyo y consejo para “largar el pucho”.

Por otra parte y con el transcurso del tiempo que atravesamos por la pandemia de Covid, un sondeo nacional confirmó que 4 de cada 10 fumadores aumentó su dosis de tabaco durante la cuarentena y el aislamiento atravesado, esto debido en muchos casos a la ansiedad, encierro, mucho trabajo de manera casera y sobre todo, a la falta de ejercicio físico y esparcimiento mental.

Es por eso, que algo que suelen remarcar a menudo los profesionales de la salud es que toda la carga de enfermedad, invalidez y muerte que puede producir el tabaco, solo se detiene al dejar definitiva y completamente de fumar, es decir que no alcanza con fumar menos, aunque es una decisión difícil que no todos están preparados para llevar adelante.

Tabaco y Coronavirus

La gravedad del consumo de tabaco es tan importante, que los sanitaristas sostuvieron que aquellos que consumen tabaco, tienen un mayor riesgo de desarrollar un caso severo y morir por COVID-19.

Por eso, algunos fumadores dejaron la adicción en el marco de la pandemia y para seguir fomentando este fenómeno, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva a cabo desde diciembre de 2020 un programa para ayudar a 100 millones de personas en el esfuerzo por abandonar el cigarrillo.

En tanto, la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC) registró una caída del 80% en estudios realizados para el diagnóstico temprano de cáncer, y un descenso en sesiones de quimioterapia y terapia radiante.

Argentina da pelea

En la lucha instalada contra el tabaquismo que se lleva adelante desde hace tiempo, el Centro de Investigaciones de Enfermedades No Transmisibles (CIENTA), invitó a trabajar para tener una “Argentina libre de humo de tabaco en el año 2040”, lo que implica que menos del 5% de la población sea fumadora.

Cabe destacar, que esta iniciativa que ya fue propuesta en Inglaterra, Nueva Zelanda, Islandia y Taiwán que promueve el fortalecimiento de las legislaciones de control del tabaco y ambientes libres de humo, acompañadas de una estrategia de reducción de daños por tabaquismo.

Por tal motivo, surge la necesidad de avanzar en lo que se conoce como “reducción del daño del tabaquismo”, una estrategia de salud pública respetada para controlar las consecuencias de los comportamientos adictivos que plantean riesgo grande para la salud. La introducción de productos alternativos al cigarrillo a combustión, como por ejemplo el cigarrillo electrónico o sustitutos farmacológicos, demostró ser una estrategia para aquellas personas que no pueden dejar de fumar, o quieren disminuir su consumo.

Por ejemplo, a partir de la iniciativa “Libre de humo para 2040” el descenso del tabaquismo en Inglaterra fue más rápido de lo proyectado, por lo que se podría alcanzar la meta para el 2030. Esto implicaría un cambio de paradigma para las enfermedades crónicas no transmisibles, ya que la eliminación del tabaquismo contribuiría a mejorar la salud de la población.