Una historia de resiliencia: le mataron un bebé que estaba por nacer y volvió a dar a luz
Mónica Lloret, de 41 años, se recuperó de la peor matanza de la que se tenga registró en Hurlingham, durante la cual uno de los cinco disparos padecidos por ella terminó con la vida de la criatura que estaba a un día de llegar al mundo.
Los psicólogos utilizan la palabra resiliencia para definir a la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas. Y no cabe la menor duda de que sirve para referirse a Mónica Lloret, de 41 años, quien el 16 de diciembre último tuvo a Gabriel, su quinto hijo.
Mónica sobrevivió a la denominada Masacre de Hurlingham: la noche del domingo 5 de febrero de 2017 en la que su pariente Diego Loscalzo llevara adelante la peor matanza de la que se tenga registro en el partido bonaerense: asesinó a tiros a cinco integrantes de su familia.
Ella durante ese hecho perdió a su pareja, asesinada a balazos, y recibió cinco disparos, uno de los cuales mató al bebé que llevaba en la panza y que tenía fecha para nacer al día siguiente del brutal ataque.
"Es importante que sepan que siempre hay un arcoiris después de la tormenta", enfatizó en las últimas horas Mónica en diálogo con PrimerPlanoOnline.com.ar.
Gabriel fue ochomesino, debido a los riesgos que había para llevar un embarazo a término. La mujer de 41 años, quien es técnica en hemoterapia, tiene el útero suturado y peligraba la vida del bebé en gestación.
Con el padre de Gabriel eran amigos hacía años. Ella le planteó sus ganas de ser madre nuevamente y mantuvieron una relación de un tiempo que no funcionó. En el medio fue concebido el bebé.
"Como costó tanto este embarazo, recién cuando llegué el séptimo mes de sentirlo en mi cuerpo, me emocioné y me convencí de que iba a ser una realidad. Hasta que no naciera y no lo escuchara llorar, no lo iba a poder creer", resaltó Mónica.
Por último, expresó: "Esto es para mí un nuevo comienzo y diferente. Extraño todo lo que no está, pero hay que seguir. Se puede vivir con el dolor, que no impilica olvidarlo".
La Masacre de Hurlingham
Diego Loscalzo tenía 38 años y padecía una crisis de relación con su pareja, Romina Maguna (36), policía del Comando de Patrullas del partido bonarense de San Isidro.
Se estaban separando pero él no quería abandonar la casa donde convivían, situada en la calle Cañuelas 2056, en la localidad de William Morris, partido de Hurlingham, en el oeste del Conurbano.
En la noche del domingo 5 de febrero de 2017, discutieron después de la cena y la atacó. Los hijos menores de ella (fruto de una relación anterior) huyeron a sus habitaciones y se escondieron debajo de una cama, mientras escuchaban los disparos de arma de fuego con el que la mató.
En el mismo domicilio, pero en otra vivienda, vivía la hermana de su mujer, Vanesa Maguna (38) y su esposo, Darío Díaz (34), a quienes también asesinó a tiros. Asimismo, le disparó a Cintia López Gotta -amiga de las hermanas ejecutadas-, quien fingió estar muerta para que el asesino la deje allí. Logró sobrevivir.
Loscalzo, de inmediato, recorrió con su auto 25 cuadras hasta la casa donde vivía el resto de la familia de su pareja.
Les dijo que ella había sufrido un accidente doméstico para hacerlos subir a su vehículo, pero a los 150 metros frenó y continuó matando: asesinó a Juana Paiva (55), la madre de Romina, y al hermano de la mujer de 36 años, José Eduardo Maguna (38).
Además, disparó contra la esposa de este último, Mónica Lloret, quien estaba embarazada, y la hija de la técnica en hemoterapia, Camila Maciel.
Mónica recibió un balazo en cada pierna, otro en el tórax, un cuarto al costado del abdomen y el último en la panza, que mató a su bebé en gestación.
Loscalzo escapó pero, al día siguiente, lo detuvieron en la ciudad de Río Segundo, en la provincia de Córdoba.
Fue condenado a prisión perpetua por los integrantes del Tribunal Oral Criminal N°1 del partido bonaerense de Morón: los jueces Juan Carlos Uboldi, Claudio Chaminade y Mariana Maldonado.