A 17 años de la masacre en Carmen de Patagones, el dolor sigue vigente
El 28 de septiembre de 2004, un chico de 15 años disparó contra sus compañeros de aula: mató a tres e hirió a otros cinco. Auxiliares del colegio donde ocurrió el hecho contaron a cronica.com.ar sobre el emotivo homenaje que tuvo lugar en la institución.
Por Francisco Nutti
@FranNutti
El 28 de septiembre de 2004, la localidad bonaerense de Carmen de Patagones se convirtió en noticia por ser el escenario territorial donde se consumó la peor masacre de la historia argentina ocurrida dentro del contexto escolar. Aquella mañana, Rafael Juniors Solich, de por entonces 15 años, disparó contra sus compañeros de aula de la escuela secundaria "Islas Malvinas", provocándole la muerte a tres de ellos e hiriendo a otros cinco.
Crónica.com.ar se comunicó con el colegio donde ocurrió el lamentable hecho y desde allí comentaron que "esta mañana se realizó un pequeño homenaje a las víctimas de la masacre". Además, en esa línea, indicaron que "fue un acto breve, duró unos minutos y participaron todas las autoridades e incluso algunos familiares".
La conmemoración continuó con la plantación de tres ciruelos en la plaza Lacarra por la vida y con diversas banda de música en el monumento ubicado en el Parque Piedrabuena. Sin embargo, el momento más emotivo de la jornada fue en la última actividad, cuando allegados y amigos de Sandra, Evangelina y Federico, los tres fallecidos, soltaron unas velas en el río Negro, que se fueron alejando de la costa maragata, brindando luz a tanta oscuridad.
"Cuando en fechas especiales los recuerdos abundan, siempre es bueno darles luz y alas, para que en su brillo y libertad podamos reconocernos en el tiempo y su importancia, para que en su llama y vuelo nos conozcamos más y logremos contagiarnos de magia”, completaron desde la institución educativa.
El aula del horror
Un día como hoy pero hace diecisiete años, Federico Ponce, Evangelina Miranda y Sandra Núñez perdieron la vida en el aula. Allí también resultaron heridos de gravedad Rodrigo Torres, Pablo Saldías, Nicolás Leonardi, Natalia Salomón y Cintia Casasola.
Desde entonces, el lugar donde se registró la matanza de los alumnos de 1°B se convirtió en una sala de reuniones que actualmente usa el personal docente. En ese sector, se exhibe a través de placas y fotos colgadas en sus paredes el recuerdo de lo que sucedió aquella sangrienta mañana, donde el dolor -a pesar del paso de los años- permanece vigente.