Por Marcelo Peralta Martínez
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En la ciudad de Asunción, Paraguay, leyendas urbanas hablan de fenómenos paranormales ocurridos dentro del jardín de paz guaraní, tanto de día como de noche. Tal como sucede en nuestro país, y en muchísimos cementerios del mundo, en la capital paraguaya el aire se espesó cuando los rumores dejaron de serlo, y las pruebas contundentes mostraron que allí la cosa no es puro cuento o simples leyendas.

Espíritus y entidades fantasmales, son algunos de los casos más resonantes, al igual que gritos, ruidos, presencias oscuras y el llanto desgarrador de un potencial recién nacido. Se cree que son almas en pena que no pudieron atravesar al otro plano, tras dejar su vida mundana como mortales, y aún no encuentran el pacífico descanso correspondiente.

Detalles y pormenores de raros sucesos que sacuden no solo a la comunidad paraguaya, sino al mundo entero y por sobre todo para aquellos expertos e interesados en fenómenos paranormales.

Secuencias

Extraños hechos ocurren hace añares en el cementerio de La Recoleta, ubicado en la mencionada capital guaraní, donde trabajadores y visitantes manifestaron ser testigos de situaciones fuera de lo normal, no sólo inexplicables sino también escalofriantes.

Se habla de sombras, espectros, una nena fantasma que aparece y desaparece como por arte de magia, además de presencias, fríos y ruidos fuera de lo habitual. No es casualidad que quienes van a visitar y recordar a uno o varios de sus seres queridos padecen la experiencia haber vivido un hecho esotérico.

Y lo mismo ocurre con aquellos empleados que recorren diariamente las calles internas, dando cuenta de percibir “pasos a sus espaldas; gente murmurando, como hablando entre ellos”, explican, y hay hasta quienes aseguran que gritan nombres, como “buscando a alguien”. Y curiosamente, son decenas de personas quienes coinciden en estos testimonios, siendo muchas veces que entre estas nunca hubo diálogo alguno.

Más historias

En diferentes medios locales, un ex trabajador de la necrópolis, Alberto Cardozo, reveló que se desempaña como guardia de seguridad desde hace 20 años, y siempre le tocó “cubrir turnos en diferentes cementerios”. Y por supuesto, la Recoleta fue uno de ellos. Según indicó, “allí hay una planta de mango debajo del cual generalmente nos sentábamos los guardias. Hasta ahora parece que es así. A eso de las doce y media de la madrugada me empezaban a tirar piedras. Al principio pensaba que era alguien que quería molestar, pero después me iba a buscarle y no encontraba nada, era siempre a la misma hora”.

Además, indicó que la peor experiencia fue cuando se dirigía al baño y vio como la cadena del inodoro funcionaba por sí sola, una y otra vez.

“Muchos compañeros veían a una mujer de blanco que incluso de repente desaparecía, muchas cosas pasan en ese cementerio porque todo tipo de personas están enterradas ahí. Más aún porque hay como 14 portones que el guardia que se queda de turno tiene que cerrar”, concluyó.

En paralelo, otros guardias coinciden en que pareciera “como que los fantasmas hablan entre sí”, mientras, otras almas parecen girar sin descanso por la vieja necrópolis paraguaya, donde la florista Gladys Mir, quien desde hace años tiene un puesto en una de las puertas, reveló que “una vez, cuando era niña, jugaba con mi hermano en un árbol de moras, ubicado en el límite del cementerio, cuando aparecieron dos monjas vestidas de blanco y estas pidieron que no hiciéramos ruido porque querían descansar”, pero ambos como travesura les arrojaron algunas moras, pero a pesar de impactarles, no ensuciaron sus hábitos.

“Eso nos asustó mucho y nos fuimos corriendo”, contó la mujer y recordó que apenas segundos después de emprender la huida, “cuando miramos para atrás, ya ambas monjas se habían esfumado.

Luego, con el tiempo, y ya grandes, “nos enteramos de que allí cerca había un panteón donde estaban enterradas algunas monjas, y creemos que algunas de estas podrían ser aquellas que se nos aparecieron. Lo tengo marcado patente, fue una experiencia increíble que hasta hoy me acuerdo bien” subrayó Gladys.

Por último, Francisco Solano López (figura destacada de la historia de Paraguay) y su esposa, Elisa Lynch fallecieron en París, Francia, en julio de 1886 y poco tiempo después, sus restos fueron repatriados y sepultados en La Recoleta.

No tardó mucho en oírse la primera versión de la aparición de ambos, que así se cree debido a las estremecedoras coincidencias en características físicas descriptas por decenas de descripciones de cómo eran el prócer y su esposa en sus años de esplendor.

TEMOR ABSOLUTO: LA NIÑA DE BLANCO

Muchas son las personas que visitaron esta necrópolis y aseguraron haber visto paseando entre las lápidas de las tumbas, la imagen de una presunta nena vestida toda de blanco que luego desaparece de la nada. “Yo fui testigo de eso. Hace mucho que está con nosotros”, manifestó Ramón Porfirio Ortiz a la prensa local, quien trabaja como limpiador en el cementerio para luego agregar: “Hace muchísimos años que estoy trabajando aquí y en otros cementerios, pero en este lugar siempre se habló de la niña que aparece entre los pasillos y luego desaparece. Incluso hay personas que le llaman por su nombre”.

Al parecer, según cuenta la historia, la menor que allí aparece se trata de una nena que murió en un accidente automovilístico hace ya muchos años.