Por Mariano Cerrato
@MarianoDCerrato

La pandemia puso a los adultos mayores frente a un panorama complejo desde lo emocional, por no poder disfrutar como antes de aspectos de la vida muy importantes como lo son las reuniones familiares, los encuentros en los centros de jubilados o los viajes para conocer otros lugares, en una edad en la cual los horarios laborales ya no son un condicionante. 

Sin embargo, estas dificultades representaron también, en muchos casos, la oportunidad de profundizar sus conocimientos en el mundo de la informática y la tecnología, para así continuar conectados a pesar de la distancia con sus seres queridos y afrontar con otro espíritu la cuarentena. “Crónica” dialogó con varios abuelos, quienes contaron su experiencia personal y cómo lograron sobrellevar los tiempos de enclaustramiento comunicados. 

Conservar una rutina   

Margarita Cosentino (81 años) pasaba sus días, hasta antes de marzo del 2020, entre su casa y el centro de jubilados "20 de septiembre", ubicado a pocos metros de su vivienda, en la localidad de Llavallol. Pero, a partir del comienzo de la cuarentena obligatoria, su tiempo compartido junto a su grupo cercano de personas se vio interrumpida de forma repentina y pasó los primeros meses de pandemia con muy pocas salidas a la calle y su amado centro cerrado, por lo que la conexión virtual se volvió una herramienta indispensable. 

Margarita, de Llavallol, realiza actividad física en su casa.

“Empecé a usar zoom en medio de la pandemia. Tengo clases de yoga y también gimnasia localizada por videollamada grupal todas las semanas. Nos ayuda a estar conectados. También tenemos el grupo de WhatsApp, donde siempre nos saludamos todas las mañanas y nos mandamos fotos”, resaltó Margarita. 

Aunque a la hora de comparar las clases virtuales con las presenciales, siente que antes era “más divertido” al estar cara a cara, aunque remarca que hay que seguir tomando todos los cuidados y que cuando ve a sus hijas, lo hace “con barbijo y distancia entre los días de cada visita” por precaución. 

Sobre esta línea, un caso con bastantes similitudes es el de Mauricio Cymerman (80 años), quien asegura tener un “gran uso” de las herramientas tecnológicas y de su celular, lo que sirve en varios aspectos de su vida. “Sé usar Zoom para hacer videollamadas, pero también me gusta leer diarios online. Ya desde antes que empiece la pandemia me comunicaba a distancia con mis hijos porque viajaban y tengo amigos de distintos países, con quienes me comunico por WhatsApp con facilidad”, explicó. 

Mauricio aprovecha su tiempo libre para practicar teatro de forma virtual. 

En tanto que, en la actualidad, Mauricio aprovecha su tiempo para poder hacer “teatro de forma virtual con un grupo de compañeros”, con quienes, a pesar de no poder verse personalmente, valora que puede mantener “el vínculo y se proyectan cosas para hacer por videollamada, como la de hacer radioteatro”. 

La distancia no es un obstáculo

“Estuve un año y medio sin poder encontrarme con mi hija y con mi nieto. Si no hubiera sido porque los podía ver por videollamada hubiese sido aún más difícil, eso nos permitió poder seguir comunicados, no aislarme ni sentirme tan solo”, explica Luis Correa (75 años). 

Referente del centro de jubilados Juan Manuel de Rosas de la localidad de San Francisco Solano, Correa argumenta que, a pesar de las dificultades del aprendizaje, el poder comunicarse a distancia le permitió “seguir hablando con compañeros del centro y con parientes que viven en Chaco y en España”. 

Nos vemos la cara por videollamada y cuando uno le pregunta al otro ‘cómo estás’, podés verle la cara y saber si está diciendo la verdad o está mintiendo”, señala como ventaja el jubilado de Solano. 

Joelina y su abuelo, sonrientes para la foto. 

Si de recortar distancias se trata, este el caso de Joelina Rodríguez, una joven dominicana residente en Estados Unidos que decidió regalarle un celular nuevo a su abuelo Miguel, de 80 años, quien reside en un centro de cuidados de adultos mayores en República Dominicana. 

“Él tenía conocimiento de cómo usar whatsapp para mandar mensajes  de voz antes de la pandemia, pero solo como entrar a la aplicación, buscar las personas y mandar los mensajes de voz. Su celular no funcionaba bien ya y no se podía hacer videollamada, entonces decidí regalarle uno más moderno”, relata Joelina. En ese sentido, expresa que a través de un audio le dijo como realizar la videollamada y que cuando lo llamó solo le indicó cómo hacer para aceptarla.  

“Su reacción fue muy única y feliz pues nunca lo había hecho y ahora solo llama así. Él ha aprendido a usar YouTube y WhatsApp pues son las dos aplicaciones que lo entretienen. Según él me ha dicho se siente más acompañado y más cerca de nosotros porque puede vernos y podemos interactuar más de nuestra vida aquí y de él allá”, remarca la joven. 

Para Joelina, que Miguel haya podido empezar a realizar videollamadas fue la manera que encontraron de no perder contacto con su abuelo y que se sintiera solo, frente a la imposibilidad de trasladarlo a Estados Unidos y de visitarlo con frecuencia. 

Como el de ella, muchas más son las historias de adultos mayores que, a pesar de las dificultades, hicieron un gran esfuerzo por sobreponerse a la situación y aprender nuevas cosas, para de esa manera, seguir cerca de sus seres queridos, a pesar de todos los contratiempos. 

La aceleración del aprendizaje 

En relación a la forma de comunicarse a distancia de los abuelos en tiempos de coronavirus, el defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, precisó en diálogo con este diario que “la pandemia aceleró abruptamente todos los procesos” de aprendizaje. 

“Los actuales adultos mayores de 70 años son una generación muy de transición con la tecnología y a diferencia de las generaciones más jóvenes, que son nativos a la informática, ellos son inmigrantes, lo que implica muchas veces resistencia a los cambios”, señaló Semino. 

Sin embargo, el defensor de la Tercera Edad indicó que hubo quienes en los últimos 10 años “fueron aprendiendo” a usar estos dispositivos, algo que se profundizó en los últimos meses. 

“Quienes viven en los geriátricos, que no pueden salir a ningún lado para comunicarse, incorporaron más rápido todavía el conocimiento de la videollamada”, consideró el referente de adultos mayores, que resaltó “la necesidad de no quedar aislados de la familia y generar nuevas relaciones”

Un esfuerzo de adaptación 

La psicóloga Adriana Murcia (M.P. 72794) sostuvo a “Crónica” que la posibilidad de manejar dispositivos para comunicarse a distancia permitió que “muchos adultos mayores no cayeran en depresión”. 

“Gracias a todas estas herramientas pudieron pasarla un poco mejor. Estar comunicados, al tanto de cómo estaban los nietos, la familia”, señaló Murcia, quien además agregó que “muchos abuelos se pusieron a aprender durante la pandemia y hubo otros que cambiaron sus celulares a versiones nuevas”

“Tuvieron que aprender a hacer las videollamadas. A veces meter un técnico en la casa para arreglar un modem con el miedo que eso les generaba. Hicieron todo un esfuerzo de adaptación, lo cual no fue sin estrés. Vivieron momentos de escepticismo y de incertidumbre”, consideró la psicóloga. 

No obstante, Murcia resaltó que para ellos fue “un alivio” poder tener estas herramientas, a la espera de que, con la vacunación a ese sector de riesgo, comience a quedar atrás todas estas dificultades.