En octubre, una familia tipo en la ciudad de Buenos Aires (CABA) necesitó percibir ingresos de por lo menos $537.400 para ser considerada de clase media, y de $350.579 para no quedar bajo la línea de pobreza. Para no ser indigente ya son necesarios ingresos de por lo menos $199.129, de acuerdo a datos difundidos por la Dirección General de Estadística y Censos porteña.

De esta manera, los gastos de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que marcan el límite de la indigencia tuvieron un aumento del 7,61% respecto del mes pasado, por debajo de la inflación del período que en la ciudad alcanzó el 9,4%. El acumulado en doce meses, en tanto, llegó al 160,55%, superior por 14,15 puntos porcentuales al 146,4% de la medición de inflación interanual. La canasta se encareció en $14.085 de septiembre a octubre.

En lo que respecta a la Canasta Básica Total (CBT), la cual establece el tope de la pobreza, el incremento mensual fue del 8,78% (respecto de septiembre), unas décimas por debajo de la inflación general de CABA y el interanual del 152,84%, al igual que la CBA por encima del índice general, en este caso en 6,44 puntos porcentuales.

Este 152,84% interanual, llevado a pesos, puede traducirse en que -para no ser pobre- en la ciudad de Buenos Aires se necesita ganar $211.922 más que en octubre de 2022.

La Canasta Total (CT) que, en diferentes proporciones delimita al sector medio frágil, la clase media y los sectores acomodados, según la estratificación que hace el organismo estadístico porteño, está en $429.920 y subió 9,4% en el mes y 152,83% con relación a octubre del 2022.

El análisis que lleva a cabo el organismo estadístico de la ciudad de Buenos Aires hace un gran supuesto que es que la familia tipo que define el informe es propietaria del inmueble en el que vive, con lo cual tiene cubiertas las necesidades de alquiler.

En el informe se indica que esa estratificación brinda, por un lado, la posibilidad de identificar a los sectores más desprotegidos de la sociedad en términos de situaciones de indigencia y de pobreza y, por el otro, da cuenta de la heterogeneidad de los sectores no pobres de manera de facilitar un análisis más integral de la situación social de la ciudad de Buenos Aires, la de cada uno de los estratos definidos y su evolución en el tiempo.