Escapada con mucho color: el pueblito fotogénico que espera a los visitantes con hermosos paisajes rurales y sabrosos asados
A solo una hora de la Ciudad de Buenos Aires se esconde un bonito paraje donde la tranquilidad y seguridad invitan a descubrir el pasado bonaerense. Todos los detalles, en la nota.
¿Necesitas tomarte un día para descansar lejos del bullicio de la ciudad, pero sin gastar mucha plata? Entonces la provincia de Buenos Aires es tu plan ideal para cualquier fin de semana del año, ya que no solo tienen la clásica Costa Atlántica y las sierras bonaerenses, sino que está llena de pueblitos sumamente pintorescos que son ideales para pasar el día rodeado de naturaleza, comer bien rico y sobre todo desconectarse del estrés del laburo.
En esta oportunidad te traemos una escapada diferente que tiene su principal atractivo en su colorida arquitectura y que aseguran que es el sitio perfecto para los amantes a la fotografía. Además, aquí se podrá disfrutar de hermosos paisajes rurales que mantienen vivas las raíces gauchescas y ofrecen degustar las mejores carnes asadas de la zona.
Un pueblo rural cerca de la ciudad
Goldney es una de las pequeñas localidades que componen el partido bonaerense de Mercedes, conocido por ser uno de los destinos más elegidos a la hora de realizar una escapada cercana. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encuentra a solamente 92 kilómetros, lo que representa a penas dos horas de viaje en vehículo.
Otra de las ventajas de este pueblo es que su acceso es muy fácil e incluso directo, ya que se encuentra a pocos metros de la Ruta Nacional 5. Desde Capital Federal se sale por el Acceso Oeste o Ruta Nacional 7. Se conduce por dicho camino hasta la intersección de la Autopista Lujan- Bragado, donde se continúa hasta la localidad de Olivera. Finalmente, se toma la Avenida Juan XXIII que conduce hasta el lugar.
Por otro lado, vale la pena mencionar que Goldney es un sitio perfecto para pasar de paso debido a que se encuentra en la cercanía de otros lugares turísticos como las ciudades de Luján y Mercedes. Además, está rodeada de otros pueblos muy reconocidos como Gowland, Tomás Jofre, Cortínez, Villa Espil, entre otros.
Una localidad fotogénica
Pese a que Goldney es un sitio "poco conocido", se ha ganado la fama de ser uno de los pueblitos más pintorescos de la provincia de Buenos Aires porque es sumamente colorido y aún mantiene las edificaciones del siglo pasado que le dan un aire de estar "detenido en el tiempo", de hecho, muchos espacios fueron recuperados por la naturaleza y regalan imágenes espectaculares.
En este poblado abundan las típicas esquinas antiguas, las casas estilo colonial con ladrillo a la vista, las calles de tierra bien prolijas, objetos vintage con carteles, ruedas de carretas, ente otros. El recorrido incluye la visita de la estación de trenes que quedo intacta y refleja la época dorada del sitio; y la Plaza Goldney llena de juegos para los más chiquitos de la familia y recreos para disfrutar de unos ricos mates.
Por otro lado, se destaca la tranquilidad absoluta y el silencio envidiable que abunda en cada rincón del pueblo y que es acompañado por largas galerías de añejos árboles que también regalan postales espectaculares durante la época de otoño o también resguardan de los días calurosos de verano.
Actividades para la familia y gastronomía de lujo
Este pueble cuenta con una población de 300 habitantes, pero cada fin de semana atrae una oleada de turistas que quedan encantados con su belleza y ofertas de actividades. A lo largo de Goldney se podrán encontrar estancias y chacras tanto para pasar el día como para vivir una estadía de fin de semana. En este sentido, también se puede visitar la Granja Champs Élysées o el Complejo Recreativo Rural Goldney, ambos invitan a conectar con la naturaleza y olvidar el estrés de la ciudad.
Por otro lado, el pueblo se destaca por tener dos importantes restaurantes de estilo campo donde el principal atractivo se encuentra en las carnes asadas. Además, se destacan las papas fritas rústicas, las tortillas, las empanadas de carne fritas, las picadas con fiambres regionales y los postres caseros como el fan, la tarta de manzana, entre otros.
Además de los platos típicos que enamoran a los paladares de sus visitantes, los dos establecimientos cuentan con múltiples servicios y comodidades para disfrutar del aire libre con amigos o familia ya sea desde la mañana hasta la tarde o incluso la noche.