¡Qué no decaiga la cosa! La pandemia del coronavirus potenció la disfunción eréctil
Coronavirus en Argentina La enfermedad no sólo trajo muchos males sanitarios, económicos o de conducta social en el mundo, sino que además impactó en la salud de las personas. Sin embargo, existen soluciones y tratamientos para esta patología.
La pandemia de coronavirus en el mundo no sólo trajo muchos males sanitarios, económicos o de conducta social, sino que además se potenciaron problemas de salud de las personas, no importa la patología (previa o no) que posean. Entre aquellas aparece la disfunción eréctil, un mal que de por sí es difícil para muchos hombres tratarla por vergüenza en tiempos comunes, y por estos días es aún más complicado hacer un tratamiento, dado el generalizado temor de la gente a asistir a consultorios.
A nivel sociocultural y para el género masculino, la erección de un miembro viril es una "cuestión de Estado" y cuando esa cuestión falla o no funciona como antaño, comienzan el desánimo, las preguntas y hasta la impotencia (valga la redundancia) de no saber qué hacer, sobre todo, si esa persona está en pareja.
¿Qué es la disfunción eréctil?
Lo que ese hombre, cualquiera sea su edad, a veces no comprende es que el miembro es un órgano y, como todo lo que constituye su cuerpo, puede sufrir inconvenientes. Lo importante es entender que existen soluciones y tratamientos. Es cierto también que cuando alguien padece un dolor en una extremidad, cabeza o el estómago es más simple ir a consultar al médico por dicha patología. Y que no es lo mismo una disfunción eréctil, que es algo más engorroso de contar, aun entre varones.
La disfunción eréctil o impotencia sexual masculina se define como "la incapacidad persistente para conseguir o mantener una erección que permita una relación sexual satisfactoria, aunque debe diferenciarse de otros problemas sexuales, como son la falta de deseo, las alteraciones de la eyaculación (eyaculación prematura, eyaculación retrasada y ausencia de eyaculación) o los trastornos del orgasmo". Otro punto a considerar es que, a diferencia de otros órganos que realizan movimientos voluntarios, en el caso del pene no lo es así, ya que su respuesta fisiológica requiere de, necesariamente, ciertos estímulos físicos y mentales que a ese hombre le causen placer.
Procesos y causales
Hay que entender que tanto las erecciones fisiológicas como aquellas que cuentan con un estímulo erótico implican un intenso flujo sanguíneo por ciertos cuerpos a través de una red de varias pequeñas arterias. Estos son procesos naturales que oxigenan tejidos y ayudan a preservar la función eréctil. Cuando no ocurre esto, las células se deterioran y es imperioso una visita a algún profesional. En cuanto a las causales de este tipo de disfunción, existen varios tipos: psicológicas, vasculares, hormonales, neurológicas y farmacológicas, son las principales que destacan los especialistas en la materia.
El principal síntoma de esta incapacidad es un cambio en la calidad de la erección, tanto en términos de rigidez como en la capacidad de mantener una erección, con todo lo que ello acarrea, Finalmente, la disfunción eréctil se clasifica como leve, moderada y grave, y cada cual tiene su respectivo tratamiento. Pero entonces, lo más importante, y que no puede faltar, es la visita a un médico, que podrá hacer un diagnóstico adecuado cuando el afectado se abra a contar el problema, para que entonces le puedan dar un tratamiento efectivo.
Tipos de tratamientos:
Muchos médicos sugieren que la elección de los tratamientos para la impotencia o disfunción eréctil que han de seguirse deberían ir de menos a más invasivo. Entre otras cosas, se recomienda ir empezando por llevar un estilo de vida saludable, continuando con ayuda psicológica y tratamiento farmacológico y/o dispositivos de vacío y, por último y si es necesario, llegar a la cirugía.
Por otra parte, los números manejados, por los profesionales de esta materia indican que la disfunción eréctil generalmente aparece con mayor frecuencia en hombres de más de 40 años. Otro punto resalta que entre los 40 y los 70 años se ha comprobado que 30 de cada 100 hombres sufren algún tipo de disfunción eréctil, que puede ser más o menos severa, según la situación que presente el paciente a la hora de la consulta con el médico.