A escasas semanas de la llegada del invierno, el clima frío avanza lentamente, pero en su camino trae diversas enfermedades que causan las bajas temperaturas, y una de ellas es la siempre activa gripe.

Por ello, los especialistas recomiendan la aplicación de la vacuna antigripal para contrarrestar futuras complicaciones en la salud de un mal que no es tan sencillo como parece. Por eso es importante comprender que la gripe es un mal respiratorio contagioso provocado por el virus de la influenza que puede resultar leve, pero a veces presenta complicaciones que derivan en cuadros muy graves, en especial en ciertos grupos de alto riesgo.

Respecto al tema, la doctora Florencia Cahn (M.N. 114.399) sostuvo que “muchas veces se minimiza el impacto de la gripe y con el foco en la pandemia de COVID-19 olvidamos que es una enfermedad muy grave, que causa miles de muertes, internaciones y complicaciones cada año en todo el mundo y que puede prevenirse con la vacunación”.

Gripe: a considerar

Datos aportados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), prepandemia, indican que la gripe cada año era responsable a nivel mundial de entre 290.000 y 650.000 fallecimientos por causas respiratorias, y de 3 a 5 millones de casos graves.

Por eso, aquellas personas comprendidas en los grupos de riesgo tienen que recibir la vacuna antigripal, ya que así se garantiza la prevención de complicaciones y formas graves de una de las enfermedades respiratorias de mayor impacto individual y de salud pública.

Cabe destacar, que la vacuna antigripal se encuentra incluida en el Calendario Nacional de Vacunación y comprende la población más vulnerable, como son: mayores de 65 años, personal de salud, embarazadas (en cualquier trimestre de la gestación, para proteger a la madre y al bebé durante sus primeros meses), puérperas hasta 10 días posteriores al parto (si no la recibieron durante el embarazo), niños de 6 a 24 meses y personas entre 2 y 64 años que presenten patologías crónicas (respiratorias, cardíacas, diabetes, trastorno de la inmunidad, obesidad, entre otras).

En tanto, en nuestro país hay diferentes tipos de vacunas antigripales, por un lado, están las trivalentes que protegen contra 2 cepas de la influenza A (H1N1 y H3N2) y 1 de la influenza B. Están disponibles de forma gratuita para los grupos de riesgo y tiene presentaciones pediátricas, para adultos y adyuvantes para mayores de 65 años, y el adyuvante ayuda a que la respuesta inmune sea mayor.

Por otro lado, están las vacunas cuadrivalentes (o tetravalentes) que protegen contra 2 cepas de virus de la influenza A (H1N1 y H3N2) y los 2 linajes de la influenza B. También hay versiones pediátricas, para adultos y este año hay disponibles 2 tipos diferentes según su tecnología de producción.

Están aquellas desarrolladas con la tecnología tradicional de producción en huevo y este año ya está disponible en el país la primera vacuna antigripal desarrollada con tecnología de cultivo celular. Estas vacunas solo están disponibles en el mercado privado, aunque su costo depende de la cobertura de salud. Para llevar tranquilidad hay que decir que todas estas vacunas son seguras y eficaces, están aprobadas y recomendadas por la Organización Mundial de la Salud y cumplen con los controles de calidad y seguridad exigidos por la ANMAT.

¿Cuáles son sus síntomas?

Volviendo a la gripe en sí, los síntomas que presentan son dolor de cabeza, fiebre, malestar general y dolores musculares y articulares generalizados, y ello se acompaña en mayor o menor medida de síntomas respiratorios, tales como tos, dolor de garganta y destilación nasal.

Los síntomas pueden ser muy variables de unos individuos a otros, así como su intensidad y duración. En algunas ocasiones pueden aparecer también síntomas digestivos, como dolor abdominal, náuseas o diarrea. Generalmente, los síntomas generales mejoran espontáneamente en las primeras 72 horas tras su comienzo, mientras que los síntomas respiratorios pueden empeorar en esos primeros días.

Los síntomas suelen durar entre 2 y 5 días, de modo que la mayor parte de los enfermos están asintomáticos a la semana del comienzo de la enfermedad. En oportunidades, los enfermos pueden presentar, tras el cuadro agudo, un cuadro de cansancio persistente que se ha denominado síndrome de astenia postviral.

Una situación a saber

Una de las complicaciones más comunes es la neumonía gripal, así como las sobre infecciones del tracto respiratorio por otros gérmenes, fundamentalmente bacterias. Estas situaciones son más frecuentes y severas en enfermos con alteraciones crónicas cardíacas, respiratorias, renales y otras.

En niños, especialmente si son tratados con aspirina, puede presentarse el síndrome de Reye, con afectación hepática y cerebral, que puede ser mortal. Por otra parte, el diagnóstico de la gripe se lleva a cabo mediante la historia clínica y la exploración física, aunque no suele ser necesario realizar pruebas adicionales.

¿Qué causa este mal?

La gripe está causada por un grupo de virus llamados virus de la gripe o de influenza, de los que existen tres tipos A, B, y C. La mayor parte de las epidemias de gripe se deben al virus de la gripe tipo A, mientras que el tipo B produce epidemias menos extensas y enfermedad más leve, y el tipo C causa raramente esta enfermedad.

Cabe destacar, que el virus de la gripe se transmite de persona a persona, habitualmente a través de las secreciones respiratorias, por la tos y el estornudo.

¿Cómo se la trata?

En lo que refiere al tratamiento, en la mayor parte de los casos basta con uno sintomático de la fiebre, dolores musculares y dolor de cabeza, utilizando preferentemente paracetamol, además, es aconsejable el reposo relativo y una buena hidratación. En los últimos años, se desarrollaron algunos fármacos antivirales específicos para el virus de la gripe, primero, amantadina y rimantadina, y, más recientemente, el zanamivir y oseltamivir.

Aun cuando son fármacos eficaces en reducir la duración e intensidad de los síntomas, sobre todo si se inicia el tratamiento rápidamente, no se demostró hasta el momento que reduzcan las complicaciones serias de la gripe, por lo que hasta la fecha no se generalizó su uso. Por ahora, su indicación se restringe a casos en los que, por inmunosupresión u otras circunstancias, se prevea una mayor dificultad en la curación de la enfermedad que suele presentarse en épocas donde la baja temperatura está presente.

Gripe: atención a bebés y niños

Como en toda enfermedad, no importa su nombre o raíz de donde provenga, existe siempre un grupo de riesgo, es decir, aquellas personas que suelen estar “en la mira” de las mismas y que están expuestas a complicar su situación.

Uno de esos integrantes son los bebés, quienes deben recibir cuidados especiales, ya que su salud es más frágil en el comienzo de su vida, por eso, la prevención es un factor fundamental para reducir el riesgo de contagio.

Es clave tener en cuenta las siguientes pautas: mantener a los bebés separados de otros bebés o adultos que puedan estar afectados, lavar las manos a los niños, especialmente después de estornudar, comer o estar en contagio con otros, procurar que el bebé esté hidratado, utilizar siempre pañuelos desechables, limpiar juguetes y superficies en las que ha estado, ventilar habitaciones unos minutos al día y no llevarlos a la guardería o colegio si son ellos los que están contagiados para evitar el contacto con otros niños.

Medidas preventivas

Hay una serie de medidas preventivas eficaces para protegerse de la gripe y otras enfermedades respiratorias, tanto a sí mismo como a los demás presentes y que son las siguientes: 1) lavarse las manos con frecuencia y correctamente con agua y jabón o alcohol en gel, 2) cubrirse la boca y la nariz con el brazo al toser o estornudar para evitar la propagación de gérmenes y virus, 3) evitar llevarse las manos a la nariz, los ojos o la boca luego de tocar otras superficies, ya que se trata de las principales vías de contagio, 4) mantener los ambientes limpios y ventilados, abriendo puertas y ventanas para permitir el recambio de aire. Para desinfectar se recomienda utilizar alcohol al 70% o lavandina.

5) evitar el consumo de remedios sin receta, ya que puede ocultar los síntomas de la enfermedad, dificultando un diagnóstico correcto y empeorando el cuadro clínico, 6) aplicarse la vacuna contra la gripe, que forma parte del Calendario Nacional de Vacunación, para prevenir cuadros graves que requieran hospitalización, 7) los mayores de 65 años también deben vacunarse contra el neumococo (denominado streptococcus pneumoniae) y 8) en el caso de presentar síntomas de algunas de estas enfermedades típicas del invierno, evitar concurrir a la guardia y tener en cuenta el uso de la telemedicina en caso de necesitar una consulta médica.

Hay que recordar que llevar adelante estas medidas puede evitar que el virus se propague no solo en su vivienda, sino también en otros ambientes por donde circulamos frecuentemente.

POR G.A.