Embarazo: ¿Qué alimentos promueven la fertilidad?
A la hora de planear una concepción, la alimentación de los padres y sobre todo de la persona gestante no solo influye en su fertilidad y desarrollo de la gestación, sino también en la salud del futuro bebé.
Concebir un bebé no es tan simple como parece. Mientras que la fertilidad de una persona depende de múltiples variantes, como la edad o la predisposición genética, una buena dieta puede dar el empujón necesario para predisponer al cuerpo a formar una vida.
Modificar ciertos hábitos como el sedentarismo y la falta de actividad física son algunos de los esfuerzos más frecuentes cuando se persigue el sueño de ser padres, pero no se debe dejar de lado la influencia de los hábitos alimenticios. Si bien comer determinados alimentos no va a transformar el cuerpo instantáneamente, o consumir ciertas comidas no va a dejarnos infértiles, mantener una dieta consciente es un paso que no está de mas si se busca un bebé.
Qué alimentos consumir para aumentar la fertilidad
Omega-3
Una dieta saludable no significa nada de grasas; en el caso de la fertilidad es más conveniente apostar por la calidad. Las grasas insaturadas, ricas en ácidos grasos como omega-3 y omega-6, contribuyen a mantener la ovulación y favorecen la implantación del embrión. Los alimentos más recomendados son los frutos secos, las semillas, el aceite de oliva y ciertos pescados frescos, como la sardina o la caballa.
Ácido fólico
Encontrado en abundancia en verduras de hoja verde, legumbres, huevos y cereales integrales, este componente contribuye al crecimiento celular, la formación de glóbulos rojos e incluso para la prevenir la hipertensión. Estas capacidades ayudarán a evitar defectos del tubo neural, los cuales acontecen en el primer mes de embarazo y pueden causar malformaciones fetales.
Es un componente recomendado para la dieta de la persona gestante, que debería consumir cantidades que estén entre los 400 y los 800 microgramos diarios desde el día uno, según recomienda la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia.
Selenio y zinc
Este par de minerales tienen mucho que decir en la salud pregestante de ambas partes. Por un lado, el selenio es un antioxidante que juega un importante papel en el desarrollo testicular, lo que afecta a la espermatogénesis y también a la motilidad y función de los propios espermatozoides. En el cuerpo femenino, el selenio es esencial para favorecer la función tiroidea normal, algo especialmente importante mujeres propensas a disfunciones tiroideas tras el parto.
El zinc, por su parte, contribuye a que los flagelos espermáticos sean más móviles y puedan cumplir con su misión de fecundar el óvulo. Podemos encontrar estos nutrientes en huevos, pescados, frutos secos, cereales integrales y también carnes.
Antioxidantes y vitaminas
Allí donde haya una fruta o una hortaliza, habrá antioxidantes, vitaminas y, por tanto, aliados de un embarazo saludable. Podemos hablar así de la vitamina D, que mejora las condiciones del endometrio, un lugar clave para la implantación del embrión, siendo los pescados azules muy ricos en este tipo de vitaminas. También la encontrarás en lácteos y huevos, aunque es recomendable no excederse con los primeros puesto que suelen ser muy ricos en grasas saturadas.
Hierro
Este nutriente es relevante tanto antes como después de la concepción, y deberá ser prioridad en la dieta de las personas gestantes. Al ayudar a la formación de glóbulos rojos y a su transporte por todo el organismo, durante el embarazo su presencia es vital ya que el corazón debe bombear para dos. Aunque es habitual recurrir a suplementos, podemos también encontrar hierro en nuestra dieta de forma sencilla.
Legumbres, huevos y mariscos son buenos aliados del hierro, siendo preferible apostar por las primeras y, si es el caso de los huevos, que sea en preparaciones no demasiado grasas. En el caso de los mariscos, la mejor opción es consumirlos cocinados, evitando así los crudos que puedan comprometer la salud del embrión.
Qué alimentos no ayudan a promover la fertilidad
Como es imaginable, los sospechosos habituales que se buscan desterrar en cualquier dieta sana no son amigos de la salud reproductiva. Grasas saturadas, abuso de productos precocinados, sobreabundancia de carnes rojas y poca presencia de vegetales, frutas y hortalizas; todas las recomendaciones del nutricionista aplican a la hora de buscar un embarazo.
Despedirse de los fritos, de las facturas y de los azúcares añadidos en exceso (el consumo en escueta moderación no arruinará las chances de concebir), además de abandonar malos hábitos como fumar, consumir alcohol o tomar otro tipo de estupefacientes son parte de las claves para perseguir la concepción.
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