Después del feriado por el 4 de julio (día de la independencia norteamericana) en Wall Street, los bonos argentinos comenzaron a operar con pérdidas de hasta el 11%. Las miradas estaban puestas en cómo reaccionaría el mercado tras la abrupta salida de Martín Guzmán del ministerio de Economía y el posterior reemplazo de Silvina Batakis tras una reunión clave en Olivos. 

Cabe destacar que ayer, los bonos soberanos se habían desplomado hasta 13% en el día, en lo que fue la primera rueda de operaciones tras el cambio en Economía. Pero el movimiento no había contado con el volumen que aportan las operaciones en Nueva York, debido a que el lunes fue feriado en Estados Unidos.

En medio de la crisis, el dólar blue, que subió $21, y los dólares financieros que escalaron, en el caso del CLL hasta los $282,62, y el MEP a $270,52, dieron la primera señal de lo que iba a pasar hoy. 

Por lo tanto, los movimientos de los bonos, aunque recién sean en la apertura, le ponen precio a la crisis por la que transita el país. La tendencia claramente negativa para la deuda soberana no es tan transparente en la suerte de las acciones de empresas argentinas que cotizan en Wall Street. Aunque la mayoría son bajas.

El mercado, según coinciden los operadores y economistas, espera una señal clara de Batakis y el anuncio de medidas. 

Los papeles de YPF bajaron un 3,92%, los de Edenor retrocedieron un 1,38%, los de Mercado Libre un 2,26% y los del Banco Galicia un 2,65%.

Sorpresa y decepción

La decisión del exministro de Economía causó sorpresa y decepción en el círculo íntimo del Presidente. Durante el transcurso de la semana, el funcionario le había pedido al jefe de Estado más control sobre el tablero de decisiones. Finalmente, le informó el sábado por la tarde que se iba, como un hecho consumado

Ahora, en el mercado, según coinciden los operadores y economistas, se espera una señal clara de Batakis y el anuncio de medidas

El "efecto Batakis" también se sintió sobre la economía real. En particular, los mayoristas dejaron de vender y prefirieron cuidar el stock ante la falta de certezas acerca de cuál será el dólar al que podrán reponer sus productos. Por eso la frase "no hay precio" se repitió entre los comerciantes que prefierieron esperar.