Jacob Collier es un joven inglés que comenzó a demostrar su talento musical en 2012 a través de una serie de videos caseros que publicó en las redes sociales. Su capacidad para convertir al público en sus shows en un coro – que suena como uno profesional- captó la atención de millones de usuarios en todo el mundo.

Cuando se hizo conocido, lo catalogaron como un prodigio de la música. Toca varios instrumentos, tiene un oído privilegiado para las armonías y su estilo es difícil de definir porque si bien se acerca a la música clásica, Jacob la reversiona y la combina con otros géneros.

A los 30 años y con más de tres discos, giras internacionales y decenas de shows en su haber, el músico no deja de sorprender, especialmente para aquellos espectadores que ante su presencia logran convertirse en cantantes aunque sea solo por unos minutos.

Jacob Collier, el músico que dirige al público como una orquesta

La música corre por sus venas, su madre, Suzie Collier, es violinista y profesora en la Royal Academy of Music y su abuelo, Derek Collier, fue también un reconocido violinista británico. Apenas dos años de clases de piano en un conservatorio le dieron la pauta de que quería ser autodidacta. A los 7 años compuso su primera canción, de la que todavía se acuerda, que se llamaba "Jazz en 5/4".

Durante la adolescencia, Jacob convirtió su habitación en un centro de guitarras, bajos, cables y consolas de todo tipo. Tímidamente subió sus primeros videos a YouTube hasta que la versión de "Dont You Worry About a Thing" se viralizó y alcanzó más de cuatro millones de vistas. 

Su repententina fama captó la atención del productor Quincy Jones, quien lo invitó para hacerlo tocar en el Festival de Montreux con el gran pianista Herbie Hancock. 

En sus videos, Jacob toca todos los instrumentos, armoniza seis voces distintas y descompone y rearma canciones. El resultado final es increíble. Sin embargo, fue otra de sus habilidades la que deslumbró al público de sus shows.

El música consigue en sus conciertos que el público se convierta en un gran coro. Asigna una nota a cada sector del público y con sus brazos va indicando si el sonido debe subir o bajar, aumentar de volumen o disminuir. Logra hacer de los aficionados un coro en armonía.