Una mujer de 35 años que era efectivo de la Policía de la Ciudad fue condenada este lunes a prisión perpetua por el crimen de un joven que habría sido víctima de un caso de gatillo fácil ocurrido en diciembre del 2020 en Capital Federal. 

Se trata de Flavia Beatriz Juárez (35), quien en el momento del hecho trabajaba en la comisaría vecinal 1C del barrio de Constitución, cuando bajó a tiros de su auto tras el robo de su teléfono celular y mató a un cartonero inocente.

Fuentes judiciales informaron que el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 16 de la Capital Federal determinó el fallo de manera unanime por el asesinato de la víctima, Pablo Ricardo Pereya, al ser considerada autora del delito de “homicidio agravado por haber sido cometido en abuso de su condición de miembro de una fuerza de seguridad y mediante el empleo de un arma de fuego".

Sin embargo, según informaron a Telám, los jueces Inés Cantesani, Liliana Barrionuevo y Gustavo Javier González Ferrari condenaron a Juárez también por "tentativa de homicidio agravada" del arrebatador del celular, quien logró escapar de los disparos pero luego fue detenido.

Además, en la causa se demostró que, una vez apresado, el ladrón del celular fue acusado en el primer sumario policial armado por la comisaría porteña, de ser el autor del homicidio del cartonero, lo que derivó en una nueva causa penal que tiene bajo investigación a personal de la seccional 1C por el intento de encubrimiento de su compañera de la fuerza.

El fallecido era un reciclador urbano que se encontraba en plenas tareas de recolección de cartones en un contenedor de basura cuando encontró la muerte el 31 de diciembre del 2020 al ser alcanzado por un disparo en el abdomen efectuado por la policía condenada.

No obstante, pese a la gravedad de la herida, Pereyra no murió en el acto, sino que sobrevivió al ataque y agonizó varios días, hasta que murió el 12 de enero del 2021 en el Hospital Ramos Mejía.

El magistrado avaló la hipótesis del fiscal de juicio, Fernando Fiszer, quien en su alegato afirmó que "la señora Juárez disparó hacia un grupo de personas con el fin de causar una muerte" cuando "no había causa de justificación" y que la motivación pudo ser "vengarse" de quien le había quitado el teléfono.

El hecho ocurrió el 31 de diciembre de 2020, minutos antes de las 13, cuando la oficial Juárez conducía su automóvil particular marca Chevrolet Onix por la calle Luis Sáenz Peña y Constitución y al detenerse en un semáforo con la ventanilla abierta fue abordada por un ladrón que le arrebató su teléfono celular.


Juárez, quien estaba vestida de uniforme, descendió de su automóvil comenzó a perseguir a pie al asaltante que había huido por la calle Constitución, apuntó con su brazo extendido y efectuó tres disparos con su pistola reglamentaria calibre 9 milímetros, a una distancia que según los peritajes, varió entre los 31,9 y los 54,4 metros.

Uno de los disparos dio en el abdomen de Pereyra, padre de cuatro hijos, quien se encontraba recolectando cartones en la esquina de Constitución y San José, tras lo cual la mujer policía volvió a subir a su auto y se retiró sin asistir al inocente que había baleado.

El ladrón del celular se refugió en un hotel de la zona, pero luego fue detenido junto a otros dos inocentes (otro joven y una mujer), que fueron los primeros imputados en la causa.


A ellos los acusaban no solo de arrebato del celular sino también del crimen de Pereyra, aunque más tarde fueron sobreseídos del homicidio al descubrir el juez de la causa, Martín Yadarola, que no tenían nada que ver.

Los videos de las cámaras de seguridad del Centro de Monitoreo Urbano de la ciudad fueron clave para esclarecer el caso.

"Las imágenes son contundentes en tanto se observa, con claridad, no sólo la forma en que Flavia Juárez inició la persecución, sino también el modo en que empuñó su armamento reglamentario con el brazo derecho extendido a la altura del hombro y disparó continuamente, así como también el fatídico momento en el que uno de esos disparos impactó contra Pablo Ricardo Pereyra", afirmó la jueza Cantisani en los fundamentos del fallo.


Al declarar en el juicio y decir sus últimas palabras, J uárez dijo lamentar "con el alma" la pérdida de la vida de Pereyra, dijo que ella realizó los disparos "hacia arriba" y de manera intimidatoria y negó haber actuado por "venganza".

Por su parte, su abogado defensor pidió la absolución y subsidiariamente una pena menor por "homicidio culposo" al considerar que no tiró apuntando a matar a nadie sino que las balas habían tenido un rebote -algo descartado en el juicio-, pero el TOC 16 rechazó el descargo.

" El análisis de las pruebas rendidas durante el debate permiten sostener con el grado de certeza que reclama esta etapa definitiva del proceso, que la imputada efectivamente disparó contra la humanidad de L.E.H.J. (el arrebatador) con el propósito de darle muerte, así como también que uno de esos disparos impactó en el abdomen de Pablo Ricardo Pereyra, lo que días después ocasionó su fallecimiento", señala el fallo.

Al abordar la calificación de homicidio agravado, la sentencia señala: "Flavia Beatriz Juárez ejerció abusivamente su función de policía; en lugar de brindar el servicio de seguridad que se espera de su determinante rol para la comunidad, decidió emprender una conducta que justamente estuvo dirigida a generar un inconmensurable riesgo para todas las personas que se hallaban en la zona".

Al fundamentar que actuó con dolo directo para intentar matar al arrebatador del celular pero con dolo eventual cuando disparó y mató a un inocente, el fallo sostiene: "Evidente resulta que la forma indiscriminada en la que se condujo Flavia Juárez, efectuando disparos de arma de fuego en una zona urbana, transitada por una gran cantidad de vehículos y transeúntes como se aprecia en las imágenes captadas en ese momento, tornan altamente probable el desenlace fatal que aquí se concretó".