Por Prof. Antonio Las Heras
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En estos días se está cumpliendo medio siglo de la primera experiencia parapsicológica, y única, hasta donde conocemos, realizada en pleno espacio exterior desde la cápsula Apolo XIV. El protagonista fue el astronauta estadounidense Edgar Dean Mitchell, sexto hombre en pisar la Luna. El comandante de aquella misión, la octava tripulada del programa Apolo de la agencia aeroespacial estadounidense, NASA, fue Alan B. Sheppard, un pionero de los viajes al Cosmos. Stuart A. Roosa y el citado Mitchell completaban la tripulación, que inició el viaje que duró nueve días el domingo 31 de enero de 1971.

La expedición

Durante aquella expedición al satélite natural de la Tierra, Shepard y Mitchell caminaron sobre la superficie selenita el 5 de febrero en la región conocida como Fra Mauro que fuera, originalmente, el objetivo de la fracasada misión Apolo 13. Ambos astronautas recolectaron 42,80 Kg. de rocas lunares y realizaron varios experimentos científicos. La misión, a diferencia de su antecesora, concluyó con total éxito. Esto es lo que usualmente se conoce y difundió de lo ocurrido durante aquella travesía. Pero no fue todo.

Mitchell, junto al afiche del Apolo XIV, y en la Luna.

La otra misión

Sucedió que uno de los tres protagonistas del Apolo XIV llevó adelante una serie de experimentos de los que en Parapsicología se conocen con la denominación de "percepción extrasensorial general" que combinan telepatía con clarividencia.

En efecto, Edgard Mitchell, encontrándose a aproximadamente unos 300.000 kilómetros de distancia del planeta Tierra, tenía previsto concretar seis experimentos extrasensoriales concentrándose en las láminas. Sólo pudieron hacerse cuatro de los planeados; dos durante el trayecto de ida a la Luna y otros dos durante el regreso a casa.

El astronauta debía concentrar su mente en la observación de una cantidad de láminas, de una a la vez, y buscar transmitir el dato a cuatro personas que habían sido previamente elegidas, que no se conocían entre sí y estaban en la superficie terrestre, aguardando los momentos que también habían sido coordinados con suficiente antelación.

Ninguna variable interviniente fue dejada al azar. Empero, las cosas no pudieron hacerse con la exacta coordinación temporal, debido primordialmente a las actividades y responsabilidades propias del astronauta para con la NASA, y que obligaron a que algunos de los ejercicios se hicieran en períodos diferentes de lo acordado.

Aún con todos esos contratiempos, cuando los resultados fueron investigados se determinó que había existido comunicación extrasensorial. Al respecto, Mitchell afirmó que el experimento había constatado hechos precognitivos.

Varios fueron los libros que escribió el astronauta Mitchell, quien contó sus experiencias. 

Pruebas concretas

Quedó demostrado, entonces, algo que los parapsicólogos ya conocían. Lo extrasensorial prescinde del tiempo, de la distancia y la materia. Ninguna de estas variables limita o impide la acción parapsicológica. Experimentos que permitieron ratificar que el tiempo y la materia no afectan la ESP ya había suficientes. Pero, en relación a la distancia, ninguno que incluyera atravesar la atmósfera, el espacio exterior y semejante distancia, se había producido hasta entonces.

Los resultados

El análisis realizado por la Foundation for Research on the Nature of Man, institución fundada por el Doctor Joseph Banks Rhine, padre de la moderna Parapsicología científica, demostró que, efectivamente, los resultados de aquellos experimentos resultaron positivos. El trabajo de Mitchell mostró que estas facultades extrasensoriales se mantienen activas incluso bajo las condiciones más extraordinarias. Cabe destacar al respecto que los resultados de estos experimentos están publicados en la reconocida publicación "Journal of Parapsychology", edición de junio de 1971 con el título "An ESP Test from Apollo 14".

Fue el mismo Mitchell quien, poco después, confirmó que la experiencia había obtenido resultados que "superaban por mucho las expectativas de cualquiera", ya que de los doscientos símbolos en los que pensó, sus contactos lograron acertar 51. Uno cada cuatro implica el 25% de respuestas correctas, lo que supera en mucho lo esperable por mero azar.

El astronauta estadounidense Edgar Dean Mitchell, sexto hombre en pisar la Luna.

Repercusión

El 26 de febrero de 1971, la revista Life sorprendió al público incluyendo la noticia de que había tenido lugar en el espacio exterior un sensacional experimento. La comunicación telepática entre el astronauta Edgar Mitchell, desde la Apolo 14, y el paragnosta Olof Jonsson. La noticia hizo mundialmente famosa la figura de este ingeniero sueco, afincado en Chicago desde 1953. Lo concreto es que en los ámbitos de la investigación extrasensorial Olof Jonsson hacía tiempo que estaba reconocido como uno de los más notables paragnostas (persona dotada de la capacidad para manifestar hechos parapsíquicos con frecuencia) de aquellos tiempos. Este fue uno de los cuatro que participaron, desde la Tierra, en estos estudios. Los otros tres permanecieron en el anonimato.

Poco después, fue uno de los medios nacionales más importante del mundo, aun hoy, como es el diario The New York Time, confirmó la especie. El capitán Mitchell dijo luego en una rueda de prensa que había elegido a los cuatro en una conversación de "mesa para cenar", pero no los identificó. Sin embargo, un psíquico del área de Chicago, el hijo de Olof Jonsson, ha dicho que participó."

En efecto, los experimentos se hicieron por decisión propia del astronauta, sin que la NASA tuviera el más mínimo conocimiento ni le fuera otorgado permiso para ello. Hasta hoy no hay noticias, ni tan siquiera rumores, de que otros viajeros al espacio hayan intentado experiencias parapsicológicas.