El deshielo del permafrost en el Mar Ártico está liberando microbios, muchos conocidos, que pueden ser una nueva amenaza imprevisible para la humanidad.

En los últimos años, el calentamiento en el Ártico superó las proyecciones iniciales y los investigadores sugieren ahora que los polos se están calentando hasta cuatro veces más rápido que en el resto del planeta. Esto genera que los glaciares se derritan a niveles de deshielo del permafrost que no se esperaban hasta 2050.

El permafrost cubre el 24% de la superficie terrestre y los componentes del suelo varían con la geología local. Así, en Siberia, Alaska y Canadá, este deshielo abrupto ya creó accidentes geográficos profundos, los termokarst, donde el permafrost más antiguo se expone al aire caliente por primera vez en miles de años.

Es que las tierras árticas ofrecen una biodiversidad microbiana inexplorada, incluida la liberación de carbono a la atmósfera. En algunos sitios están enterrados miles de millones de años de carbono. Las capas aún pueden contener antiquísimos microbios congelados y megafauna del Pleistoceno.

A medida que el permafrost se derrite rápido, el desafío para los científicos es descubrir e identificar microbios, bacterias y virus, probablemente letales para la fauna e incluso para los humanos.