[email protected]

Es un profundo y evidente vacío de valores el que estamos experimentando. Estamos aturdidos, entre prisas y ruidos, justificando errados procederes. ¿Por qué hemos llegado a estos niveles? Creo que son muy variados los factores como resultado del desorden que está ocurriendo en nuestro país, ya que, de un modo paulatino, fue todo resquebrajándose, y hoy día somos una total vergüenza como sociedad. 

Las razones hay que buscarlas precisamente en los principios de gobernabilidad, digo yo. Hubo un traspaso de mando en el manejo de las instituciones públicas, y personas de la peor ralea. Con todas las apetencias, ambiciones, y deseos reprimidos pasaron a hacer destinatarios de dineros correspondientes al erario público.

Ejemplo, los maestros los eran por vocación, muchos de ellos pertenecían la clase acomodada, y de verdad tenían cultura y principios didácticos.

Desde hace varios años, Jorge Dimuro es el conductor de La Voz del Jubilado.

Luego esa clase desapareció, y con el gran dinero destinado a ese renglón cualquier persona se fue a estudiar la carrera de maestros, sin vocación, sin cultura, sin haber leído un libro en toda su vida. Hoy esa clase es la que educa al hijo de cualquier vecino en la educación pública. En cuando a la clase gobernante, entonces, total ausencia de principios, de conceptos y de visión y misión social vino a manifestarse mediante una rampante corrupción, no de un partido político, sino de todo un sistema que abarca a todos.

Es que no existe en aquella clase, filosofía o ideología, y por tanto no son capaces de diferenciarse. Semejante a la antigua Roma, bajo el régimen antes mencionado, la ley era dura, pero era la ley, tras la caída del mismo, todo principio que dignificase a nuestra sociedad de pronto parecía estorbar, y era preciso abolirlo, soslayarlo, olvidarse del mismo o hasta llegar a odiarlo. 

De las escuelas se fue la moral y la cívica, y cuánta basura llegase de donde fuese fue bien llegada. Todo este desorden aupado desde arriba, sin duda tenía que reflejarse en los sectores más humildes de la sociedad. De pronto se vino abajo la sociedad, que perdió todo sinónimo de vergüenza, drogas, atracos, total ausencia de respecto. 

Un dato importante, los que migraron hacia Argentina- no todos-, tiempo después comenzaron a retornar exhibiendo los logros obtenidos mediante las peores actividades, encabezadas por la venta de estupefacientes, en el País. Retornan quienes por semejantes causas fueron a prisión, y se convierten en los maestros de una generación pasible a ser corrompida. 

Se ha hecho entender que valemos en función de lo que se posea, y de ahí que todos pudiendo o no, y sin tomar en cuenta lo licito o no de la acción, procuremos con premura hacernos de dinero. Podría escribir mil páginas acerca de esa tan importante inquietud que tenemos todos, pero al menos con esto es una especie de prefacio al tema.