Glosas de famosos tangos: la historia de "Niño bien", una canción que marcó una época
Durante las primeras décadas del siglo XX se destacaron grandes autores e intérpretes del "2x4". El tema "Niño bien" fue grabado por primera vez en 1927 por el cantante Alberto Vila.
Por José Narosky.
El cantor uruguayo Alberto Vila, nacido en 1903, grabó por primera vez en 1927 un tango que se hizo famoso, con letra de Roberto Fontaina y Víctor Soliño. La música la creó Ramón Collazo. Se llamó “Niño Bien”.
Es una caricatura del falso niño bien. Apela a varios elementos característicos de la vida ciudadana de aquel tiempo, en que la gran aldea que era Buenos Aires, se estaba transformando en la ciudad pujante y vigorosa que es hoy.
Y se refiere a un ejemplo pintoresco de aquella época: como fueron los vendedores ambulantes de pizza y fainá. Y agrega, lo que nos da la pauta de su origen barrial, el hecho que el padre del protagonista, ejercía esa tarea, digna sí, pero no de especial distinción.
Y solían llevar tales manjares, en un recipiente metálico y redondo, que se colocaban sobre la cabeza, y portaban en la mano un trípode de madera, para establecerse en ciertas esquinas.
A esto alude la primera estrofa de “Niño Bien”; y en lo humano, le agrega al protagonista, la hipocresía de atribuirse una solvencia material que no poseía, pero de la que se enorgullecía.
En definitiva, se engañaba también a sí mismo, transformándose en un escultor de su propia estatua. Porque al fingir tanto, terminaba olvidando quien era realmente.
Pero vayamos a la letra de la primera estrofa, con esa pintura definida del protagonista, que realizan los letristas Roberto Fontaina y Víctor Soliño:
-“Niño bien, pretencioso y engrupido,
Que tenés, berretín de figurar.
Niño bien, que llevás dos apellidos
Y que usás de escritorio el “Petit Bar”.
Pelandrún, que la vas de distinguido
Y siempre hablás de la estancia de papá,
Mientras tu viejo, pa’ ganarse el puchero
Todos los días sale a vender fainá”.
Y en la segunda estrofa, agregan, como signo de distinción, la frecuentación de un bar y confitería cercano a Santa Fe y Callao, el uso de tabaco importado y el uso de patilla a la manera del astro cinematográfico Rodolfo Valentino, prototipo del amante latino, moreno y sensual, que se impusiera con sus películas “El Sheik” y “Sangre y Arena”.
El Chantecler, fue un cabaret situado en la calle Paraná, entre Corrientes y Lavalle, junto al Teatro Comedia; funcionó entre 1924 y 1960, año en que fue demolido. Animaron sus noches, entre otras orquestas, las de Julio De Caro y Juan D’Arienzo.
“Niño Bien” se creó en 1927, año de enorme creación tanguera; y se impuso igualmente porque es una bofetada a la hipocresía, a la vanidad, a la exaltación de los falsos valores, como el hecho de alardear de lo que no se posee, y al necesitar la valoración de los otros.
Porque prefieren ser esclavos del éxito que dueños de su persona. Dado que la soberbia es, en definitiva, una inferioridad.
Mencioné antes que 1927, fue un año de creatividad como que nacieron “A la Luz de un Candil”, “La Gayola”, “Barrio Reo”, “Adiós Muchachos”, “Amurado” y muchos otros.
Pero los valores de “Niño Bien” le permitieron compartir el escenario, con los grandes tangos mencionados. Este tango lo llevó al disco Juan Sánchez Gorio con la voz de Luis Mendoza; También Hugo del Carril, Mercedes Simone y muchos otros.
Considero que la última estrofa de “Niño Bien” ratifica la difusión que este bonito tango, logró en el panorama de nuestra música popular.
Vayamos a esa estrofa final, repitiendo la letra que Fontaina y Soliño escribieron. Recordemos que Soliño escribió también los versos de “Mocosita” con música de Mattos Rodríguez y también los de “Garufa” con Fontaina y música de Collazo, como en nuestro tango de hoy, cuya estrofa final recordamos:
-“Niño bien que naciste en el suburbio
De un bulín, alumbrado a querosén,
Que tenés pedigrée bastante turbio
Y decís, que sos de familia bien.
No manyás que está mostrando la hilacha
Y al caminar, con aire triunfador
Se ve bien claro que tenés mucha clase…
Para lucir detrás de un mostrador”.
Por J.N.