El papa Francisco inició este lunes con una reducción de sus actividades diarias, que incluye la mudanza de parte de sus audiencias desde el Palacio Apostólico a la residencia Casa Santa Marta, para cumplir con la recomendación médica de limitar los desplazamientos a causa del dolor que sufre en la rodilla derecha.

El pontífice, de 85 años, recibió en el complejo de Santa Marta, el pequeño hotel en el que vive dentro del Vaticano, a una delegación de farmacéuticos católicos italianos a los que debía encontrar en el Palacio Apostólico, pero a los que cambió la sede del encuentro para cumplir con la prescripción médica.

"Se suponía que esta audiencia sería en el Palacio Apostólico, pero debido a mi rodilla es aquí", les dijo el Papa durante el encuentro de este lunes.

Francisco recibió a una delegación de farmacéuticos católicos italianos, pero tuvo que cambiar la sede del encuentro para cumplir con la prescripción médica (Gentileza: Vatican News).

En la reunión con la Federación Internacional de Farmacéuticos Católicos, afirmó la importancia de los servicios de salud para todas las personas y resaltó el rol de los farmacéuticos en la pandemia: 

“Sabemos que nuestras asociaciones eclesiásticas están siempre abiertas a todos y al servicio de todos, naturalmente según los principios de la moral cristiana, basada en la dignidad de la persona humana”.

Además, agregó que “la pandemia de Covid-19 ha puesto a los farmacéuticos, por así decirlo, en primera línea”.

Desde inicios de enero, cuando comenzó con los dolores, el Papa debió cancelar varias audiencias o reducir su participación en celebraciones a causa de un dolor en la rodilla derecha, para el que inició a fines de abril un nuevo tratamiento.

El papa Francisco dijo que “sufre y llora por los más débiles” en Ucrania

El pontífice manifestó su pesar por "los sufrimientos de la población ucraniana, en particular de los más débiles" en referencia a la invasión de Rusia. Al mismo tiempo, pidió "corredores humanitarios" para evacuar civiles atrapados junto a combatientes ucranianos en una planta siderúrgica de la ciudad de Mariúpol.

"Sufro y lloro pensando en los sufrimientos de la población ucraniana, en particular los más débiles, los ancianos, los niños. Llegan noticias terribles de niños expulsados y deportados", denunció el Santo Padre en una súplica para que se detenga la guerra.

En la oración del Regina Coeli, frente a miles de fieles en la Plaza San Pedro, agregó: "Pienso en Mariupol, ciudad de María, bárbaramente bombardeada y destruida".