Por Francisco Nutti
@FranNutti

Brasil transita por un verdadero caos, mientras su presidente anticuarentena mueve todas las piezas posibles para ganar respaldo en su lucha contra los gobernadores. Allí, los hospitales están al borde del colapso y una nueva cepa comienza a amenazar.

En las últimas horas, autoridades sanitarias detallaron que fueron registrados 3.869 nuevos fallecidos por Covid-19, superando la marca máxima anterior, que era del martes, con 3.780. De esta manera, el total de decesos en el vecino país llegó a 321.515.

Parte de la población le exige más vacunas al presidente Jair Bolsonaro.

Tras difundirse esas terribles cifras, el director del Instituto Butantan, de San Pablo, Dimas Covas, advirtió que la nueva variante hallada en un paciente de la ciudad paulista de Sorocaba puede ser una mutación de las de Manaos y Sudáfrica. Por lo tanto, el siguiente paso que darán las autoridades científicas será hacer un seguimiento para determinar si esta posible mutación está presente en otros pacientes de coronavirus o si se trata de un caso aislado.

"Un presidente errante y sin timón"

Ante el complicado contexto, Brasil cumplió otro aniversario del golpe de Estado de 1964 en medio de turbulencias políticas, pero con garantías oficiales de que el reciente relevo en la cúpula militar no implica riesgos para la democracia. "Nada cambia", aseguró el vicepresidente y general retirado Hamilton Mourao. Sin embargo, para algunos especialistas, las modificaciones influirán en el futuro del mandato de Jair Bolsonaro.

Consultado por "Crónica", el analista internacional Juan Francisco Venturino señaló que "hay una división del gobierno con los militares y con todos los poderes, porque empiezan a tratar de despegarse los unos de los otros. No creo que se les haya pedido la renuncia (a los jefes militares), sino que el malestar, sobre todo de las Fuerzas Armadas, llevó a la conclusión de que convenía renunciar antes que sostener un gobierno sin ninguna dirección". En ese sentido, afirmó que "la pérdida de apoyo es total y la dirección de Bolsonaro es errante, no tiene timón y obviamente empiezan a bajarse de este barco que tiene un solo capitán".

En algunos cementerios hay hasta cuatro horas de espera.

Con respecto al futuro, el especialista precisó que nadie sabe qué puede llegar a pasar. "Esto ya empezó muy mal y va a terminar peor, porque, más allá de que estamos frente a una pandemia y de hechos que no podían predecirse, es cierto que se hizo todo mal para que la gripezinha, como le decía Bolsonaro, hiciera verdaderos estragos en Brasil", remarcó.

La crisis con los militares se da en el marco del aniversario del golpe militar del 31 de marzo de 1964, que instauró una dictadura que se prologó por 21 años. "Bolsonaro fue un gran reivindicador de las dictaduras en Brasil, no sólo como militar, sino como creyente de que corresponde una intervención activa por parte de las fuerzas del orden en la vida política de ese país. Eso reafirma la hipótesis de la debilidad institucional que atraviesa Brasil en todos sus aspectos, es una situación muy precaria y de gravedad institucional multidimensional", dijo.

Por otro lado, Venturino evaluó que no están las condiciones dadas para que haya un autogolpe. "A lo sumo, habrá alguna intervención, como ya ocurrió cuando se la desplazó a Dilma Rousseff", expresó, tras reconocer que "las instituciones democráticas brasileñas están en una situación de muchísima complejidad y de altísima debilidad".

Los tubos de oxígeno escasean en el país vecino.

"Lamentablemente, por Brasil no solo sobrevuela la capa negra de la muerte, sino también los fantasmas de las dictaduras. Están ahí, latentes, con la idea de que el poder militar puede usurpar las instituciones y que va a gestionar mejor esta pandemia. La historia ha demostrado en la región que ninguna es buena ni mejor situación. Pero Brasil pareciera que quiere volver atrás", concluyó.

Mientras la comunidad científica está en alerta ante estos peligros, el presidente va por todo. Jair Bolsonaro parece haber recobrado fuerzas con todos los cambios de gabinete y de las fuerzas armadas que impulsó y reiteró su pedido de que los gobernadores terminen las cuarentenas, porque "la gente tiene que volver a trabajar".

Al participar del lanzamiento de un programa de subsidios en el Palacio del Planalto, el ultraderechista expresó que "la vuelta del derecho a trabajar es esencial".

Las fiestas clandestinas son frecuentes en Brasil

"Les digo a los gobernadores: revisen estas políticas y permitan que el pueblo pueda trabajar. Los empleados públicos tenemos a fin de mes nuestro sueldo, pero hay 40 millones que dependen de salir. Con las restricciones, los gobernadores e intendentes están haciendo un estado de sitio, algo que yo no puedo hacer sin autorización del Congreso", se quejó. Luego, indicó que "teóricamente" las cuarentenas eran para preservar el sistema hospitalario, que actualmente está en una situación crítica.

En este marco, argumentó que las restricciones agravan la situación de "hambre" que hay en la población. "Tenemos dos enemigos, el virus y el desempleo. Es una realidad. No es quedándonos en casa que vamos a solucionar el problema. Sólo tenemos un camino: dejar al pueblo trabajar", insistió, antes de resaltar que teme "problemas gravísimos en Brasil", porque "el hambre mata más que el propio virus". "Si la pobreza sigue avanzando no sé dónde vamos a llegar", cerró.

No dan más

Recientemente, los estados advirtieron que la capacidad hospitalaria ya es superior al 90%. "El colapso se profundizó en la última semana en Brasilia y 17 estados", confirmó la oficial Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), vinculada al Ministerio de Salud. En tanto, otros siete estados se encuentran con 80% de ocupación de las camas de terapia intensiva.

Según el organismo, la ausencia de camas no es el único problema que enfrentan, ya que además de existir pacientes de Covid-19 que fallecieron a la espera de atención, también existe el riesgo de desabastecimiento de insumos necesarios para intubaciones.

Para revertir el contexto actual, los investigadores reafirman la necesidad de combinar acciones, como la cuarentena por 14 días, ajustar la oferta de camas y la ampliación de las acciones de salud en atención primaria, con un enfoque territorial y comunitario.