El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó este jueves que "solo Dios" lo sacará del poder y repudió como "criminal" el accionar de la comisión parlamentaria del Senado que investiga al Gobierno por su actuación en la pandemia, convertida en un centro de escándalos sobre el accionar del Ministerio de Salud y la familia presidencial en la adquisición de vacunas y otras medidas sanitarias.

"Si quieren hacer un show para derribarme, no podrán. Solo Dios me saca de mi sillón", afirmó el mandatario en Alagoas, en un mensaje contra el senador Renán Calheiros, relator de la comisión, al que calificó de "canalla".

Bolsonaro participó de una aglomeración con decenas de seguidores en Maceió, estado de Alagoas, antes de un acto público, luego de que se conociera la encuesta de Datafolha que indica que tiene la peor aprobación de gestión, 24 por ciento, y que perdería por 55 a 32 contra el expresidente y líder opositor Luiz Inácio Lula da Silva.


El trabajo de la comisión parlamentaria tuvo este jueves la presencia del presidente de Pfizer para América Latina, el boliviano Carlos Murillo, quien afirmó que el Ministerio de Salud de Brasil, en agosto, no respondió ante la oferta de 70 millones de dosis de la vacuna, 1,5 millón de las cuales iban a ser entregadas en 2020, y señaló que las negociaciones con Brasil se iniciaron en mayo.

Murillo dijo que el 12 de septiembre, ante la falta de respuesta se envió una carta al presidente de Brasil, el vicepresidente Hamilton Mourao y los ministerios de Economía y Salud que nunca fue contestada.

El directivo negó que Pfizer hubiera usado " clausulas leoninas" en el contrato de venta y dijo que en 2020 Brasil carecía de una legislación que le permitiera seguridad jurídica para sus vacunas. " El contrato de Brasil era igual a los otros países", sostuvo.

El Congreso aprobó una ley para permitir la compra de Pfizer el 21 de marzo de 2021, tras lo cual Brasil firmó un contrato para adquirir hasta fin de año 100 millones de vacunas.


Murillo confirmó que de parte del Gobierno hubo negociaciones a espaldas del Ministerio de Salud a cargo en ese momento, en diciembre de 2020, del general Eduardo Pazuello, realizadas por el exsecretario Comunicación del Gobierno Fabio Wajdgarden. El precio de la vacunas era 10 diez dólares por dosis.

En esa reunión participó, según Murillo, Carlos Bolsonaro, el segundo hijo de el presidente, que es concejal en Río de Janeiro.

La comisión investiga si el Gobierno no quiso adquirir la vacuna y según senadores opositores como Humberto Costa, del Partido de los Trabajadores (PT), apostó por la inmunidad de rebaño sin evitar muertes por la pandemia.

El oficialismo en la comisión defendió al presidente y sostuvo que en 2020 no estaban dadas las condiciones legales para comprar las vacunas de Pfizer.


El relator de la comisión, Renán Calheiros, del Movimiento de la Democracia Brasileña (MDB), quien fue un aliado en el gobierno de Lula (2003-2010) es padre de Renan Filho, gobernador de Alagoas, el pequeño estado donde estuvo hoy Bolsonaro inaugurando obras con el jefe del Diputados, Arthur Lira.

Lira anunció que fue creada una comisión específica en Diputados para enmendar la Constitución e intentar incluir el voto impreso en las urnas electrónicas que usa Brasil desde los noventa y nunca hubo denuncias de fraude.

Bolsonaro viene defendiendo que la elección de 2022 no será transparente sin esa forma de verificación, que ya fue rechazada en el pasado por la justicia electoral.

En Brasil el voto es electrónico mediante urnas que no están en red y por ese sistema fue electo el propio Bolsonaro en 2018.


Brasil vacunó a 55 millones de personas, sólo un 8,8 por ciento con dos dosis, pero en las últimas dos semanas el ritmo cayó 57 por ciento en las últimas dos semanas.

El Instituto Butantan de San Pablo entregó 46 millones de vacunas de CoronaVac el miércoles, parte de un primer contrato con el laboratorio chino Sinovac.

El presidente de Butantan, Dimas Covas, afirmó que el envasado y rotulado de CoronaVac se parará este viernes porque China no ha enviado los insumos de materia prima para fabricar las dosis.

El gobernador paulista, Joao Doria, atribuyó el atraso a la falta de diplomacia hacia Beijing por parte del presidente Bolsonaro, quien la semana pasada vinculó al país asiático, principal socio comercial de Brasil, a una "guerra biológica" a partir de la "creación" del coronavirus.