Por Mariano Cerrato 
@MarianoDCerrato 

Una vida dedicada al trabajo y el deporte, que tiene en el amor por su familia y la escritura su motivación para poder llegar a una vida centenaria. Juan Carlos Gonzalía cumplirá el próximo 15 de abril 100 años, pero aún se mantiene activo, como lo ha hecho siempre. 

“Cuando tengo alguna idea, agarro una hoja y una lapicera para ponerme a escribir, porque la inspiración puede venir en cualquier momento”, confiesa Juan Carlos, quien comenzó a escribir con más de 80 años sus primeros versos y ya lleva publicados tres libros de poesías

Desde hace más de una década que es fiel lector del diario Crónica.

Como si esto fuera poco, además terminó la secundaria a los 86 años y con casi 90 años se inscribió en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora para poder estudiar Historia Argentina. En diálogo con “Crónica”, Gonzalía cuenta sus motivaciones para comenzar a escribir y a estudiar a tan avanzada edad, sus pasiones y la importancia que ocupa la familia en su vida

Mudarse para sobrevivir 

Nacido en 1921 en la localidad bonaerense de Chascomús, desde chico le tocó trabajar en el campo y ayudar a su padre, por lo que tuvo que dejar la escuela cuando se encontraba recién en tercer grado. 

Sin embargo, resalta que su objetivo pasaba por poder progresar porque “no tenía nada de plata”, por lo que decidió a los 18 años venir a vivir a la ciudad de Buenos Aires, luego de realizar el Servicio Militar Obligatorio en San Nicolás. 

Para él, lo más importante es la familia.

Por otra parte, su esposa Teresa, quien falleció hace algunos años, era española y también llegó a Buenos Aires en búsqueda de un cambio, aunque en su caso por un motivo completamente distinto, que era el de escapar de la guerra civil en su país. 

Fue en una casa de familia, en donde Juan Carlos trabajaba de cocinero y Teresa consiguió empleo como modista, que se conocieron y se enamoraron para formar una familia, en la que tuvieron dos hijas, con quienes se fueron a vivir a Banfield. 

Hasta los 60 años, Juan Carlos trabajaría en un banco, y tras su jubilación, comenzaría “otra etapa” de su vida, en la cual según explica su hija Liliana “tendría más tiempo para dedicarse al pensamiento, porque en lo que hacía no tenía demasiado tiempo para él mismo”. 

El empuje para empezar a escribir 

Tras la muerte de su esposa, Juan Carlos conocería a una formoseña, con quien terminaría teniendo un fuerte desamor, lo que lo empujó a escribir tras cumplir los 90 años unos versos para esa mujer. 

Con la ayuda de un profesor de la facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ lograría tras juntar varias poesías finalmente publicar su primer libro “Mi amor a una formoseña”, que después serían seguidos por “Los poemas de Gonzalía” y “Temas y versos populares”. 

Antes del coroanvirus las reuniones eran frecuentes en su vida. 

“Los temas a los que me refiero son también mis vivencias, como las cosas del campo”, sostiene Juan Carlos, quien también señaló que “cuando nació mi bisnieta, le hice unos versos para ella que se lo regalé a mi nieta”, así como también tienen lugar en sus escritos “dedicatorias a Juan Domingo Perón, por su pasión por el peronismo". 

En relación a su proceso de escritura, resalta que solo se sienta a escribir cuando siente que “viene la inspiración para hablar sobre algo”, pero no se exige, mientras espera a sus 100 años poder escribir algo especial que refiera a su vida centenaria. 

El estudio y la historia, sus otras dos grandes pasiones 

Con más de 80 años, Juan Carlos se decidió a estudiar historia en la universidad, pero como aún no tenía terminado el secundario no podía, por lo cual decidió inscribirse en el plan FINES para finalizar sus estudios. 

“Tengo compañeras y compañeros con los que seguimos en contacto y reuniéndonos”, afirma el hombre de 99 años, quien hizo de ese espacio también un buen lugar para generar grandes vínculos con otras personas más jóvenes. 

En la UNLZ, también conformaría un gran grupo de personas con quienes pudo seguir reuniéndose, aunque lamenta que tuvo que dejar de cursar por “las complicaciones de tener que viajar tanto”. 

Junto al amor de su vida el día de su casamiento. 

“Le gusta mucho leer historia. Tiene un estante lleno con libros de Felipe Pigna, Feliz Luna, también tiene Sinceramente de Cristina (Fernández de Kirchner), indica Liliana. 

El de (Mauricio) Macri no lo tengo porque no me interesa”, confiesa entre risas Juan Carlos, quien agrega, con orgullo, que lleva puesto un reloj que tiene impreso la cara de la actual vicepresidenta. 

Por último, se refirió a lo que será su cumpleaños 100 y lamentó que este año no podrá ser “una fiesta con mucha gente como cada año” por la pandemia del coronavirus. 

Con siete hermanos vivos y una gran descendencia, los cumpleaños de Juan Carlos suelen llevar varias decenas de personas, aunque se esperanza con poder a fin de año viajar a Chascomús para celebrar. 

“No salgo a ningún lado casi y cuando salgo lo hago con todas las precauciones. Me cuido muchísimo y ya recibí la primera vacuna. No creo que esto pase pronto porque la gente no cumple con los cuidados y eso es lo que tenemos que mejorar”, remarca Juan Carlos, quien de todas formas es optimista con que el panorama va a cambiar