@franNutti

El próximo domingo es el Día de la Madre y la celebración pone una vez más en evidencia la puja entre aquellos que hacen foco en lo sanitario, en lo mental y/o en el consumo en plena pandemia del coronavirus. Es la antesala de otra gran celebración familiar como lo es la Navidad y el Año Nuevo en tiempos en que la prevención más eficaz es el distanciamiento social. Mientras avanza el tercer trimestre, representantes de cada sector dialogaron con Crónica sobre cómo buscar una armonía entre los tres ejes hasta que llegue la vacuna que, algunos sueñan, podría ser antes de fin de año.

La salud, la mente y el bolsillo estuvieron en permanente tensión desde marzo a la hora de regular los encuentros sociales. No sólo dentro del Gobierno nacional, los provinciales y municipales, sino también en el hogar. La pérdida de ciertos vínculos que los argentinos acostumbran a fomentar con un cafecito o un rico asado ya acumula varios meses de frustraciones entre los que dan su máximo esfuerzo evitando estas reuniones para evitar la circulación del virus. En este marco, se vienen los últimos meses del año que son los de mayor reunión y consumo. Pues suele ser el momento de reencuentros que no se concretaron a lo largo del año y, por lo tanto, una etapa que los comercios de toda índole esperan con ansias.

Al próximo domingo de celebración en la que algunos brindarán juntos y otros virtualmente, se le agregó la habilitación de reuniones sociales al aire libre en la ciudad de Buenos Aires que se suma como opción para las familias no convivientes (la norma establece grupos de hasta diez personas). En la Provincia regirá desde el lunes 19.

Consultada por los riesgos que genera en medio de la pandemia el juntarse con familiares y amigos, la infectóloga e integrante del comité de expertos del Gobierno nacional Gabriela Piovano señaló a Crónica"La gente tiene que tener claro que en las juntadas en lugares cerrados están los momentos de mayor peligro. Entonces, si se pudiera sostener la restricción, la distancia, hacerlo al aire libre, sin compartir elementos de la mesa, sin tener cercanía física, es una posibilidad. Lo que pasa es que uno puede diseñar el mejor protocolo pero después hay que ver la aplicación que tiene. En algunos casos ha concurrido gente a las fiestas con fiebre".

Para Piovano, la peligrosidad del virus todavía "no se entiende o no se dimensiona". En ese sentido, la profesional del Hospital Muñiz resaltó que un protocolo posible puede ser "tratar de juntarse gente que tuvo infección y gente que no la tuvo. Usar mesas separadas con elementos separados, colocarse caretas, tomar distancia, brindar desde lejos". Al respecto, manifestó su disconformidad por las reuniones sociales sin precauciones. "No sé en qué punto la gente tiene tanta necesidad de juntarse si hay riesgo de vida. En un sentido de proyección todas las actividades que se hagan en ambientes cerrados son potencial de transmisibilidad del virus, aumento de casos y colapso de los sistemas", aclaró.

Con respecto a las vacunas, precisó: "Están bastante avanzadas, hay como cinco o seis proyectos que ya están en fase 3 y algunas van a terminar en diciembre. Probablemente para fin de año o principios de enero tengamos las conclusiones y se empiece a operativizar la vacunación. Para el 2021 ya vamos a tener claros los resultados y estando en un inicio de vacunación".


¿Cómo juega la mente ante el aislamiento por coronavirus?

La psicóloga Adriana Murcia (MP 72.794) opinó sobre la importancia del aspecto anímico a la hora de analizar los encuentros y aseguró: "No estoy recomendando las reuniones virtuales por razones psicológicas y emocionales. Se entiende que las reuniones familiares son entre quienes viven cerca, en los que viven lejos no queda otra que hacerlo virtual. Pero escucho muchos casos de gente ya muy deprimida, esto se hizo demasiado largo y el temor a los contagios está, pero la depresión es muy grande".

"La gente está muy cansada y con mucha ansiedad de ver a sus familiares. Si bien el temor a los contagios está al igual que la preocupación por llevarles el virus a los más mayores, la gente de la tercera edad dice que no les importa. Si el precio es contagiarse, prefieren ver a los nietos y no estar los últimos días de vida así, porque esto no se sabe cuándo va a terminar", indicó, y agregó: "Conozco gente mayor que piensa: ¿Voy a estar viviendo los últimos días sin calidad de vida, sin ver a mis hijos, sin ver a mis nietos? Prefiero arriesgarme".

Lo que plantea Murcia no es ajeno a lo que le pasa a gran parte de la sociedad. Muchos prefieren verse personalmente igual, por más que exista circulación comunitaria y el riesgo de contagiarse sea alto. Pero otros, en tanto, piden que sean respetuosos por el esfuerzo de los que no se exponen tanto y, en especial, de los profesionales de la salud.

"Es importantísimo reunirse con los afectos. Cuando se está en otro país o en otra provincia, estas son las fechas donde la gente más se deprime. La depresión afectiva o emocional baja las defensas, deprime el sistema inmunológico y eso hace que la gente esté más indefensa ante el virus y se pueda contagiar más fácilmente. ¿Hasta qué punto vamos a prohibirnos cosas que nos levanten el ánimo? Tenemos que mantener nuestras defensas altas no sólo con vitamina C, también con ciertas alegrías. Mi apuesta es los encuentros cara a cara respetando los cuidados y sin negar la existencia del virus", argumentó la psicóloga.

Por último, reconoció que existen alternativas para paliar la situación. "Hay gente que se ha construido trajes con bolsas de residuos y cinta de embalar para poder darse abrazos. Otros se juntan al aire libre, con tapaboca, manteniendo la distancia y con el sanitizante. Así se mantienen las reuniones y planean las próximas, como el Día de la Madre, Navidad y Año Nuevo", cerró.