Hay personas que no tienen límites, vergüenza ni respeto por los demás, y que con sus actitudes maltratan, denigran y desmoralizan a otras personas por el solo placer de hacerlo. De otro modo, no se entiende cómo son capaces de hacer cosas como las que se describen en esta historia viral de Twitter, muy alejadas a lo que dictaría el sentido común (en muchas ocasiones, el menos común de los sentidos).

Los trabajos que consisten en la atención al público deben tener cosas lindas, sin dudas. Pero si hay una constante en este menester es la de los clientes groseros, prepotentes y nada empáticos. En el caso de los mozos, estos deben lidiar con comensales que reúnen esas características y otras más, como la de ser increíblemente desagradables.

La cuenta de Twitter @soycamarero se dedica a publicar contenido relacionado con el negocio de la gastronomía y, en especial, a denunciar la precarización de los trabajadores de este sector y el maltrato que reciben no solo por parte los empleadores, sino de los clientes de bares y restaurantes que se sienten con "derecho" a humillarlos y hacerles pasar un mal rato.

"Gracias por la propina, señores clientes", dice el texto que acompaña la imagen en el tuit en cuestión. ¿Cuál fue la propina? Ni euros, ni dólares. Tampoco monedas. Al mozo le dejaron, entre los restos de comida, de sobrecitos de azúcar abiertos y servilletas estrujadas... un pañal de bebé usado.

La situación desagradable y escatológica, ocurrida en una de las sucursales de "La mafia se sienta en la mesa", en Madrid, España, indignó a los usuarios en las redes sociales.

¿Por qué? ¿Por qué la gente hace cosas así, si este local, como en la mayoría en esa ciudad, cuenta con baños perfectamente acondicionados para cambiar a las criaturas en la más absoluta intimidad y con la mejor higiene posible? Una pregunta que se responde sola y de manera sencilla con todo lo expuesto anteriormente.

Un usuario que vio la publicación recordó que, en su trabajo de mozo, le tocó pasar dos veces por una situación similar y que en una de las oportunidades le dijo a la clienta "me parece que te dejas algo", a lo que ella respondió "¡Ay! Sí, sí...", haciéndose la... distraída. "Ya se iba con toda la pachorra. Gente cerda", remató el hombre.

Otro empleado gastronómico contó su experiencia, que incluyó una pequeña venganza personal. "Siempre recordaré el día en el que pillé a una clienta dejar un pañal de su hijo debajo de la mesa y yo, con la sangre en ebullición, ponérselo ABIERTO en el bolso...".

"Una vez tuve un evento de 30 personas, al empezar a recoger todo me encontré con un pañal debajo de la mesa y lo primero que hice fue llamar a los clientes, quienes subieron y recogieron su pañal. No hay derecho a aguantar esa mierda", relató otro mesero.

Hubo personas que, como clientes, contaron cómo se manejan en esas situaciones para no incomodar a los mozos ni a los demás comensales. "Si no te lo puedes llevar hablas con los del restaurante y pides una bolsa, o si son amables y quieren, lo tiran ellos a su basura. Pero dejarlo ahí es de puercos", ejemplificó un hombre. "Yo llevo un rollo de bolsas de las cacas del perro para meter los pañales cuando estamos en un bar y que, de esa manera, no apeste la papelera. Me parece horrible dejarlo en una mesa", señaló una mujer.

Un mensaje entre tantos otros sobresalió porque explicó a la perfección y de manera resumida todo el espíritu de la historia: "Cuando se trabaja de cara al público, y más en hostelería, terminás conociendo el lado más oscuro, cerdo, incivilizado, poco humano, poco grato (y podría seguir) del ser humano".

Un pañal como propina: ya pasó otras veces

No es la primera vez que la cuenta @soycamarero publica este tipo de historias escatológicas para ilustrar una de las tantas formas de maltrato que sufren los meseros en su trabajo.

"Por favor, si tenés niños pequeños no hagas esto", escribió en una oportunidad, al acompañar una foto en la cual se observa una mesa de restaurante con restos de pan, comida, servilletas... y tres pañales usados.

En los comentarios, una usuaria reflexionó: "Eso es un local, imaginá cómo deben tener la casa. Falta de civismo y buenas maneras". Otro agregó que "eso sólo lo hacen afuera por joder" porque "como lo va a levantar otro, que se joda".

En otra ocasión, la misma cuenta subió una imagen de un pañal "bien cargado" que un cliente había "olvidado" sobre la mesa de un bar. "Muchas gracias por su propina, vuelva pronto",  escribió, en tono burlón.

Una mujer respondió a la publicación e ideó un curioso y desagradable escenario: "Yo guardaría el paquete y a la primera oportunidad (si la hubiere) se lo aplastaría en la cara al autor o autora de tan desagradable hecho".

Otra vez, en modo irónico, la cuenta escribió "muchas gracias, vuelva pronto", junto a un emoji de una carita vomitando, al acompañar la foto de un pañal usado dentro de una taza de café.

"Nunca entiendo cómo nos pueden dejar una mier... encima de la mesa y marcharse con una sonrisa en la cara", lamentó un trabajador, mientras que una usuaria se horrorizó: "No deja de sorprenderme las cosas que muchas personas ven como normales".