Por Marcelo Peralta Martínez

Inglaterra
, como todo el resto del territorio insular del Reino Unido de Gran Bretaña, es la tierra de los castillos más imponentes, como si fuera el sitio del enorme poder de una sociedad diferente que, a pesar del paso del tiempo, ha mantenido sus costumbres monárquicas, aunque desde el siglo XX aggiornadas a estos tiempos, en los que pueden convivir la nobleza con un gobierno parlamentario que no desdeña ese poder, pero que tiene una cultura innovadora que la pone al tope entre las pocas potencias mundiales.

La Torre de Londres

Empero, también, porque esos mismos ámbitos de tanta fastuosidad de castillos y realeza, con modismos y actos clasistas, se conjugan historias de encantos, intrigas, espectros, males, guerras, muertes y espíritus fantasmales que recorren sus famosos sitios. Por eso no es extraño que se den impactantes historias paranormales, donde de generación en generación van relatando mitos, increíbles leyendas y hechos que se lograron atestiguar, tan tremendos como palpables. Y entre todas, la Torre de Londres es el lugar elegido como el emblema de todo eso, ya que allí murieron crudamente miles de personas, por lo que sus muros y paredes parecen esconder escenas siniestras de almas perdidas y un sinfín de relatos que le dan a esa fortaleza una atmósfera tétrica.

Caso emblemático

La historia más conocida de la Torre es la del espectro de una mujer sin cabeza llamada Ana Bolena, quien fue la segunda esposa del rey Enrique VIII. En mayo de 1535, obviamente por desavenencias con su mujer, el rey la mandó encarcelar y posteriormente decapitar, según como se resolvían por entonces, de manera nada civilizada, los problemas conyugales. Lo más increíble fue que una de sus primeras repercusiones fue en el siglo XIX, cuando un guardia de la Torre subió por una escalera de pintor para mirar por la ventana y descubrió algo que lo dejó en situación de pánico indescriptible. Ocurrió que observó una procesión de trajes isabelinos que subían en fila caminando muy despacio. Así lo detallaron las crónicas de entonces, en las que muy bien se citaba que "aquel desfile estaba encabezado por una mujer que parecía ser Ana Bolena".

La mujer Ana Bolena, que protagoniza uno de los relatos más populares de la Torre. 

Cabe destacar que el polémico honor de "derramar" la mayor cantidad de sangre azul, y no tan azul, en el citado edificio lo tiene, o más bien se lo adjudica, la dinastía Tudor, aunque en 1533 nada presagiaba el cruel final de la entonces esposa real. En aquel año el Enrique VIII ordenó construir unos aposentos lujosos para Ana, quizá sin imaginar que su deceso sería inminente. Muchos años después, en 1864, otro custodia de la Torre tuvo que rendir cuentas ante la justicia y confesó que estaba durmiendo en vez de cumplir su función de vigilar cuando "una figura blanca que apareció, no le había hecho el menor caso cuando le dio la voz de alto;. usaba un extraño sombrero, pero debajo de este no había cabeza, solamente el cuerpo de una mujer que se movía".

Al reaccionar y cuando intentó atravesar la extraña figura con su bayoneta, hubo una violenta explosión que le tiró el arma de las manos y lo desmayó. En el juicio al militar en falta, más soldados de la guardia declararon y coincidieron con el citado relato. Todos testimoniaron que habían visto la figura de la mujer sin cabeza, y cómo fue atravesada por varias bayonetas. Debido a las pruebas concluyentes, y a que no hubo siquiera uno que contara algo diferente, los testimonios del guardia fueron considerados válidos y el hombre declarado inocente de ese hecho... pero no de haber estado durmiendo en la guardia.

Asimismo, también se ha corrido un rumor que relacionaba al fantasma sin cabeza de Bolena desplazándose sobre un carruaje espectral, oscuro y tenebroso. Curiosamente sucedió un 19 de mayo, el mismo día de la muerte de la mujer, en Norfolk, sitio donde justo ella pasó su infancia. En otras apariciones la historia cuenta que en 1915 fue vista de madrugada en la torre, casualmente un día antes de un aniversario de su ejecución.

Así lo revelaron el sargento William Nichols y un oficial del que no se conoció su nombre, quienes dijeron que "observaron a una mujer con un largo vestido blanco y un collar, desplazarse rápidamente hacia el río Támesis, y al llegar a un muro de piedra de 2,7 metros de espesor, desaparecía en el aire sin explicación alguna".

Según los relatos de diferentes medios y estudiosos del tema, Ana Bolena fue vista por última vez en 1933, cuando un oficial que hacía la guardia en la torre salió corriendo, aterrorizado de miedo, al ver a la fallecida mujer, quien, al darle la voz de alto, no se detuvo, por lo que él la atravesó con su bayoneta reglamentaria.

Otro capítulo destacado

La Torre de Londres no volvió a ser luego un lugar seguro para la monarquía inglesa, o al menos no para todos sus miembros. La Guerra de las Dos Rosas, que se saldó con Enrique VI preso en el recinto y posteriormente fallecido en extrañas circunstancias, abrió la veda a los encierros y ejecuciones de toda clase de aspirantes al trono real británico. No obstante, antes hubo mucho para contar. El más triste de estos episodios tuvo lugar a finales del siglo XV, cuando desaparecieron los príncipes Eduardo y Ricardo, dos hermanos de 10 y 12 años, respectivamente.

Según los relatos de aquel entonces,su tío, que no tardaría en reinar como Ricardo III, los envió a la Torre con el pretexto de prepararlos para la coronación del primogénito y allí, sin más dilación los mataron, según citan varios escritos. Tras esta situación, los espectros de dos jóvenes fueron vistos paseándose por las afueras de la afamada torre. Especialistas en la materia sospechan que podrían ser los espíritus fantasmales de los principitos, quienes, tras su desaparición, para casi todos terminaron asesinados, aunque nada más se supo sobre ellos ni se encontraron sus cuerpos, que siempre se sospechó que o bien habían sido arrojados al Támesis o bien estaban enterrados en algún lugar desconocido. Prueba de ello y quizá reñido con que toda historia tiene un cierre más allá del destino, en 1933, durante unas obras, fueron hallados dos esqueletos de menores. Años después un examen forense indicó que existía indicio de que los restos podrían corresponder a los desafortunados hermanos.

Los hermanos Eduardo y Ricardo. 

Energía inagotable

La energía de este lugar tenía mucha carga y presencia fantasmal. Así lo vivió el rey Jorge III de Inglaterra, quien durante unas vacaciones se hospedó en una mansión vecina a la torre. Fue durante una noche cuando el monarca dormía y se despertó, sobresaltado por unos extraños ruidos. Al abrir los ojos vio a una señora de "cara gris", con un vestido blanco, desgreñada y casi transparente, trasladándose sin caminar hacia su cama. Este, totalmente aterrorizado, huyó de la habitación gritando desesperado. Al ser asistido por otros ocupantes de la casa juró que no permanecería ni un minuto más ella y se fue para siempre.

Por otra parte, se cuenta que un joven que fue huésped de la torre también enloqueció de terror al vivir algo totalmente paranormal allí. Se cree que este sujeto pudo escuchar una conversación entre dos personas, a muy pocos metros suyos y sin embargo el no veía a nadie. Otro relato habla sobre un valiente hombre que dijo que todos estos cuentos "eran falsos" y se atrevió a pasar una noche allí. Triste y misteriosamente apareció muerto. Por último, una empleada de la familia real tuvo que ser llevada de urgencia al hospital tras ser hallada temblorosa y moribunda, repitiendo la frase: "Por favor, no dejen que me toque".