En momentos críticos de la vida, la familia cumple un rol fundamental en cuanto al apoyo, contención y cuidado de un ser querido. En situaciones particulares relacionadas con enfermedades, como es el caso del Alzheimer, donde la afección neurodegenerativa perjudica el comportamiento y la rutina habitual de la persona, es indispensable el contacto cercano de un pariente. Según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), este síndrome implica el deterioro de la memoria, el intelecto y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria de una persona.

"El paciente nunca debe concurrir solo a la consulta, sino con algún familiar. Si bien la noticia es dura, con el apoyo familiar al lado se lo toma un poco mejor", explicó el médico neurólogo Gastón Borruel (M.P 54924) a cronica.com.ar . Respecto a la enfermedad que no tiene cura, siendo que las víctimas "van perdiendo su independencia e involucionan", es el motivo clave para que la familia no pierda la paciencia y pueda brindar una contención necesaria e irremediable.

A modo explicativo, la enfermedad del Alzheimer se trata de una afección neurodegenerativa, "donde las neuronas del cerebro se van lesionando y destruyendo, y eso va avanzando inexorablemente", explicó el licenciado. Además, detalló que lo que ocurre en el interior de las neuronas es que se acumulan unas proteínas anormales que no deberían existir, las cuales terminan lesionando y finalmente matando las células nerviosas.

Este es el momento bisagra donde los trastornos en la memoria del afectado comienzan siendo leves y continúan avanzando. La rutina cambia por completo y es acá donde la familia juega un rol fundamental, según Borruel: "Son pacientes que de a poco van necesitando ayuda, supervisión y cuidados en cuestiones más básicas. Es una enfermedad que comienza siendo de un paciente pero que, en algún momento, pasa a ser una enfermedad de un grupo familiar".

La persona que sufre Alzheimer ya no depende de si mismo. El médico explicó que en su trayectoria, y con los casos que pudo experimentar en primera persona, trata de reunir a los familiares y abrirles un panorama de lo que se pueden encontrar a futuro. "Es importante, de alguna manera, ir preparando a los familiares para cada etapa de la enfermedad de su ser querido. Decirles un poco con lo que se pueden encontrar, y sobre cuestiones que deberán ir teniendo en cuenta. Lamentablemente la enfermedad va a evolucionar y el paciente va a ser cada vez más dependiente", explicó el médico a este medio.

En esa sintonía, el licenciado justificó la presencia indispensable de la familia que "tiene que estar detrás y ayudar con la angustia que esto genera, además de la dedicación, el tiempo y el esfuerzo también económico".

La "ejercitación del cerebro" , el punto más importante de apaciguar el panorama

Ingresando en el plano psicológico del paciente diagnosticado con Alzheimer, Borruel acompaña a la persona basándose en los puntos "positivos" para no caer en una futura depresión. "Trato de explicarle que cuánto más use su cabeza y más contacto social tenga, esto va a evolucionar más lento. Entonces, como para estimular al paciente, trato de indicarle que no es que no puede hacer absolutamente nada", aseguró.

El médico neurólogo explicó que en más del 90% de los casos, la primera señal son trastornos de memoria que no se corresponden con la edad del paciente. Cuando las alteraciones comienzan siendo leves, la rutina de vida del paciente debe tomar un cambio indispensable.

"Básicamente lo más importante son dos cosas: el uso y 'ejercitación' del cerebro", detalló Borruel respecto a las nuevas tareas que el paciente debe adaptar a su rutina. En primera instancia, aprender "nuevas cosas" y poner en funcionamiento al cerebro "para generar un desafío" es lo que ayudaría a estabilizar el panorama y hacer que el declive sea más lento. Por otra parte, "el contacto social es la otra cuestión muy importante", donde se pone en juego la estimulación cognitiva y el poco roce con la gente, provocaría un deterioro del cerebro mucho más rápido.

Aunque lleva su tiempo realizar un diagnóstico más certero con algunas pruebas complementarias, los ejercicios cognitivos y la compañía fundamental de la familia animan indiscutiblemente a la persona con Alzheimer, en un contexto delicado donde la evolución de un enfermedad irreversible y sin cura, cambia por completo su vida y la de su entorno cercano.