Llega la segunda ola de frío polar: cómo prevenir intoxicaciones por monóxido de carbono
En la Ciudad de Buenos Aires más del 80% de los envenenamientos son generados por desperfectos en los equipos de gas domésticos. Tomar las precauciones necesarias para es imprescindible para proteger la salud de cara a un nuevo frente helado.
El alivio tras el clima extremo de la semana pasada duró poco. Una segunda ola de frío polar afectará a una gran parte del país desde este viernes, advirtió el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Las bajas temperaturas prometen extenderse por, al menos, cuatro días, lo que obliga a calefaccionar los ambientes. Con el aumento del uso de los artefactos a gas y la poca ventilación del hogar se incrementa el riesgo de intoxicación por monóxido de carbono (CO) que puede resultar letal.
Desde fines de esta semana, las temperaturas mínimas descenderán hasta los 4 grados en las regiones centro y norte del país. La cercanía entre ambas olas polares son el anticipo de un junio más frío que el promedio del mismo mes en años anteriores.
A partir del viernes el termómetro bajará unos cuantos grados, aunque el día más helado de la semana será el sábado, con una mínima de 4 grados y una máxima de 14. En este marco, los hogares deberán recurrir a la calefacción de los ambientes una vez más, tomando las precauciones necesarias para evitar desperfectos en las estufas y proteger la salud.
La mala combustión en aparatos que funcionan a gas, carbón, kerosene, alcohol, gasoil y nafta, provoca cada año la muerte de 200 personas en el país, a partir del mal funcionamiento de cocinas, calefones y estufas.
Según datos oficiales, en la Ciudad de Buenos Aires más del 80% de las intoxicaciones son generadas por desperfectos en los equipos de gas que hay en los hogares. Entre los que más fallan, están los calefones con mal funcionamiento. Por esta razón, la revisión anual de los artefactos, realizada por un gasista matriculado, resulta fundamental.
La mayoría de los casos de este tipo están relacionados con el deficiente funcionamiento de equipos a gas, ubicados en ambientes no aptos, mal ventilados o con las rejillas destinadas a liberar este gas, tapadas.
El monóxido de carbono es altamente venenoso, es un gas imperceptible, no puede olerse, no irrita los ojos ni produce tos. Se produce por la mala combustión del oxígeno y cuando se lo inhala en grandes cantidades, por acumulación en el ambiente, puede llevar a la pérdida de conocimiento, asfixia e incluso provocar un paro cardio-respiratorio.
Service anual
De la misma forma en que un aire acondicionado necesita de un service antes de encarar el verano, las fuentes de calefacción también deben ser provistas con el mantenimiento adecuado para asegurar un funcionamiento correcto y seguro.
Las estufas a gas suelen ser las más utilizadas en los hogares y, aunque su efectividad para calentar los espacios es la más alta, también pueden sufrir desperfectos que ponen en peligro la salud de sus habitantes. Es por ello que se debe realizar al menos un chequeo anual con un gasista matriculado para descartar cualquier problema.
La revisión puede incluir desde una limpieza del quemador principal y el piloto (un paso fundamental ya que las piezas podrían estar tapadas y no ofrecer una llama pareja, chisporrotear o hacer ruidos, lo que no es normal), hasta la inspección del regulador y la manguera, en búsqueda de filtraciones de gas.
Riesgos para la salud
La llegada de las bajas temperaturas hace que se intensifiquen las consultas por patologías respiratorias y lamentablemente crece el número de fallecidos a causa de intoxicación por monóxido de carbono. Por lo cual, se convierte en prioridad estar atentos a los peligros de este enemigo silencioso que pasa desapercibido.
“Al ser tan imperceptible, es necesario tomar medidas preventivas. El monóxido ingresa al cuerpo a través de la respiración y va reemplazando al oxígeno en el torrente sanguíneo, provocando la hipoxia (disminución en la cantidad de oxígeno) de los tejidos, lo que conlleva al sufrimiento de distintos órganos, principalmente el corazón y el cerebro”, comentó la médica Valeria El Haj.
Quienes tienen mayor riesgo de intoxicación son los niños pequeños, los adultos mayores, las personas con enfermedades cardíacas y/o pulmonares, los fumadores, pudiendo provocar alguna sintomatología o la muerte misma. “Los síntomas resultantes dependen directamente de la concentración del monóxido de carbono en el aire respirado, el tiempo de exposición y el grado de actividad de la persona, pudiendo presentar principalmente: dolor de cabeza, debilidad, náuseas o vómitos, mareos, falta de aire, desorientación, visión borrosa y pérdida del conocimiento”, señalo la especialista de OSPEDYC.
Ante la sospecha de intoxicación, lo cual es considerado una emergencia médica, se deben aplicar las siguientes medidas: ventilar el ambiente abriendo puertas y ventanas, apagar todos los artefactos, salir al aire libre y solicitar ayuda médica inmediata. Si ocurre un caso de intoxicación por monóxido de carbono en el hogar, es de suma importancia encontrar y reparar la fuente de fuga antes de regresar.
La consulta anual a un gasista matriculado, la adecuada ventilación de los ambientes en donde se produce la combustión, la precaución de calefaccionar las viviendas solo durante el día y el apagado de los artefactos como estufas a kerosene y salamandras durante la noche, son algunas de las medidas más importantes para prevenir problemas.
A estas recomendaciones se suma el no utilizar el horno para secar ropa o calentar el ambiente, no ubicar el calefón en el baño y vigilar la coloración de las llamas encendidas. El fuego debe ser siempre de color azul. Una llama amarilla o naranja es símbolo de mala combustión.
¿Cómo se detecta?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el monóxido de carbono no genera olor: ni a quemado, ni ninguno de los olores característicos a gas. Por eso, se lo considera el “asesino silencioso”. Las formas de detectarlo más habituales son: si más de uno de los integrantes de la familia siente cefaleas, sensación nauseabunda, vómitos, palpitaciones, caídas, falta de concentración, sensación de confusión, mareos y movimientos involuntarios. Si la situación se agrava, aparecen también temblores, convulsiones y hasta el fallecimiento de la persona que está en el ambiente.
Medidas de prevención
✔Ventilar cada ambiente: es fundamental mantener siempre abierta una ventana o puerta en los ambientes calefaccionados, aunque haga frío.
✔No usar el horno y hornallas de la cocina para calefaccionar el lugar.
✔Revisar y controlar el correcto funcionamiento de las instalaciones de gas, calefones, estufas o cocinas, y los equipos con combustión a leña, salamandras, cocinas o braseros.
✔Verificar el color de la llama de gas, la misma debe ser siempre de color azul; si la llama es amarilla o anaranjada es signo de mala combustión y generación de monóxido.
✔Revisar el lugar regularmente, la aparición de manchas, suciedad o decoloración de los artefactos a gas, sus conductos de evacuación o alrededor de ellos, dan señal de su presencia.
✔ Instalar artefactos en lugares adecuados y con el asesoramiento conforme a Reglamentaciones Técnicas Vigentes (NAG-200 - Disposiciones y Normas Mínimas para la ejecución de instalaciones domiciliarias de gas).
Consultas y emergencias
- Centros de Información, Asesoramiento y Asistencia Toxicológica
- Centro Nacional de Intoxicaciones Hospital Nacional Dr. Alejandro Posadas: 0800-333-0160
- Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez (Gallo 1330): 4962-6666/2247
- Hospital de Niños Pedro Elizalde (Av. Manuel Montes de Oca 40): 4300-2115
- Hospital Gral. de Agudos “Juan A. Fernández” (Cerviño 3356): 4801-7767 y 4808-2655