La echaron de su trabajo, se fue de Argentina y rehízo su vida en Noruega: "En una semana tuve 3 ofertas laborales"
Trabajó 15 años en el rubro de la aeronáutica, pero, según asegura, la pandemia del Covid hizo estragos y la empresa tuvo que recortar personal. Con la indemnización, apostó a una vida nueva en Europa y, cuenta, tuvo más éxito del que esperaba.
Arrancar de cero sí que se puede y nunca es tarde para intentarlo. No hay mal que por bien no venga y la argentina Florencia Mongelos probó que no es solo una frase trillada. Trabajó 15 años en el rubro aeronáutico, y de un día para el otro fue despedida por recorte de personal. En lugar de pensar que estaba todo perdido, optó por buscar otro rumbo y darle a su vida un giro 180º. Así fue como mandó solicitudes online para trabajar en el exterior, y un día llegó un mail que le cambió la existencia.
Hace tres semanas llegó con su marido, Nicolás, a Noruega para arrancar una vida nueva. El martes pasado tuvo su primer día de trabajo en el Hotel Clarión, al lado de la Opera de Oslo, en pleno centro de la ciudad, al igual que su marido, que tampoco tardó en conseguir trabajo. El país escandinavo abrió abruptamente sus puertas a los extranjeros ofreciendo amplias oportunidades laborales y este matrimonio no se quedó afuera.
Solo tuvieron ganas, un poco de suerte y un pequeño empujón: un hermano de Florencia que vive allá, y la ciudadanía italiana su marido. El resto fue buscar oportunidades laborales por Linkedin y aplicar. Al rato llegó un correo electrónico proveniente de una casilla extranjera que la contactó para una entrevista de trabajo. En poco tiempo, Florencia y su marido ya estaban en Noruega instalados y con un empleo.
“Estoy entusiasmada, porque aun sin saber el idioma tengo oportunidades laborales. No solo en el hotel, sino que uno puede proyectar y elegir. Veníamos con la cabeza puesta en aprender y en aceptar el trabajo que nos dieran”, dice Florencia en diálogo con La Nación.
“Averigüé un par de cosas sobre los permisos para buscar trabajos, empecé a enviar currículums por LinkedI; me confirmaron de tres tres lugares y tuve dos entrevistas. Uno era para trabajar en limpieza del hotel y el otro en una casa de empanadas argentinas”, afirma.
Hoy en día trabaja en el Hotel Clarión en la parte de limpieza, como muchos otros empleados que también son extranjeros. En el Clarión tiene contrato durante la temporada alta que termina a finales de septiembre, donde cada equipo de empleados limpia entre 15 y 18 habitaciones por turno.
Instalarse y trabajar en el continente europeo
Florencia y Nicolás usaron la indemnización para viajar a Europa. Allá vive su hermano desde hace 20 años y fue uno de los motores que los impulsó a ambos a iniciar de cero. Antes de aterrizar en Noruega tuvieron que hacer el reconocimiento de la ciudadanía italiana de Nicolás para acceder a los beneficios que tienen los europeos dentro del continente; ella, en tanto, lo hizo a través de la “reunificación familiar”, porque viajó con el pasaporte argentino.
“No es lo mismo emigrar con pasaporte argentino que hacerlo con el italiano. Es más fácil si tenés pasaporte comunitario. Si fuera solo con el argentino para poder acceder a un empleo en Noruega, primero te tienen que contratar y después hacer los trámites migratorios”, explica.
“El trabajo no calificado está estipulado en un mínimo por hora para que no se cometan abusos; el Estado establece los minutos, por ejemplo, de 15 euros la hora y no hay un máximo de horas, podés hacer más”, agrega.
Pero desde su primer día en las Europas, Florencia quedó asombrada por la flexibilidad de la empresa en cuanto a la oferta laboral. "Me preguntaron por la franja horaria de preferencia, por si tenía que estudiar o hacer otras actividades. Eso está buenísimo porque podés hacer otras cosas. Además, nos cuidan un montón, nos dicen de no levantar cosas pesadas”, señala.
El sueldo de dos personas cuyos trabajos sean considerados “no calificados”, dice, alcanza para vivir en un monoambiente en Oslo y “darse una escapadita” por Europa. Por ejemplo, un camarero tiene un salario estipulado por ley de 2400 euros por mes, sumado a las propinas que suman a la hora de hacer las cuentas a fin de mes.
“La idea es asentarnos acá. A mí como mujer me pasa que no tenés esa sensación de miedo al salir a la calle. Es un país estable para proyectar a futuro y estás tranquilo. Ojalá que en nuestro país pudiésemos tener estas oportunidades, porque no es en contra de la Argentina, pero lamentablemente allá no estamos encontrando cubrir las cosas básicas como la seguridad y la previsibilidad. Nosotros en tres semanas tenemos trabajos”, concluye.