Héroe de Malvinas recuperó el casco que le salvó la vida y que fue subastado en Londres: "Está bien cuidado y lo veo todo el tiempo"
El excombatiente se reencontró con el objeto que le salvó la vida en 2019. En la actualidad lo tiene "bien guardado" en la cocina de su casa.
Por Francisco Nutti
@franNutti
La historia de Jorge "Beto" Altieri, el excombatiente que en 2019 recuperó el casco que le salvó la vida en medio de un combate en Monte Longdon mientras se desarrollaba la Guerra de Malvinas, dio que hablar al mundo entero. Hoy, a 40 años del conflicto bélico, asegura que tener consigo ese objeto tan preciado es motivo para levantarse todas las mañanas.
"El casco está bien cuidado y lo veo todo el tiempo", sostiene en diálogo con "Crónica" el hombre, que cada vez que un estudiante lo visita para hacer un trabajo práctico sobre su vida no tiene problemas en contar una y otra vez cada anécdota de Malvinas. "Muchas veces vienen a visitarme chicos que tienen que hacer algo para la escuela, entonces lo saco de donde está guardado, lo pongo sobre la mesa y les relato su historia", afirma.
Para Altieri, a pesar de que pasaron cuatro décadas, "la guerra para nosotros no ha terminado", porque vive presente en cada uno de los excombatientes. "La mayoría de nosotros fuimos mutilados. Yo perdí un ojo y tengo una parálisis que no me permite afeitarme, peinarme ni bañarme solo", asegura, sin embargo, destaca que "la sociedad no es culpable de eso. Al contrario, nos ayudaron con la terapia psicológica que no tuvimos".
El reencuentro con su casco, que le salvó la vida en la Guerra de Malvinas
Todo comenzó a principios de 2019, cuando se dio a conocer la noticia que un usuario londinense estaba subastando su casco en el sitio eBay a un valor cercano a los U$$13.000. "Casco argentino, guerra de las Malvinas. Batalla de Monte Longdon", decía el anuncio de la tienda virtual, junto a la foto del casco perforado por las esquirlas de un mortero. Extrañamente, varios días después la publicación fue borrada y no se supo más nada de él.
Tiempo más tarde, Altieri recibió un llamado donde le informaban que un empresario argentino, de forma anónima, lo había comprado y que este le llegaría pronto.
Una tarde, golpearon su puerta y allí estaba el casco, que no había llegado solo. En su interior tenía un parche del Regimiento de Paracaidistas III británico, cuerpo que peleó en Monte Longdon, su batalla más importante. Además, contenía dos cartas, ambas en inglés. Desde entonces, nunca más se despegó del objeto que le salvó la vida.
Su experiencia en las Islas Malvinas
El 9 de abril de 1982 llegó a casa de los Altieri en Lanús la citación del Regimiento 7 de La Plata. Estuvo solo seis días en el cuartel y el 13 de abril partió. Dos días después pisó por primera vez las Islas Malvinas y con sólo 20 años se topó de lleno con la guerra.
"Beto" estuvo en primera línea de combate en la Batalla de Monte Longdon, uno de los lugares más crudos de la guerra. Pero fue el 1º de mayo de 1982 cuando él y sus compañeros tuvieron el "bautismo de fuego", luego de que varios aviones enemigos los bombardeara.
El combate más duro
Fue el 11 de junio de 1982 a las 10 y media de la noche. "Un soldado inglés pisó una de las minas que estaba delante de nosotros y empezó el combate hasta que no pudimos resistir más, porque la diferencia era de tres o cuatro ingleses contra uno argentino", indica.
Los soldados argentinos retrocedieron. Junto a otro compañero se ofreció como voluntario para ir en busca de un grupo de prisioneros. Asumieron la misión hasta que las bombas de mortero enemigas empezaron a caer. Una cayó cerca y mató a un sargento. Las esquirlas impactaron sobre las piernas de su compañero y perforaron la cabeza de Altieri.
Tuvo un último recuerdo antes de caer por el impacto. "Mientras estaba en combate, me metí en una carpa para robar latitas de raciones frías de comida. Me puse muchas latas dentro de la campera. En parte fue lo que me ayudó a que no me perforaran el cuerpo las esquirlas. Desde entonces me dicen Latita", cuenta. Luego, explica que desde que esas esquirlas lo impactaron, una nueva historia comenzó en su vida: "Le agradezco a mis compañeros, quienes me bajaron de la montaña y me llevaron varios kilómetros al pueblo", comentó.
Marcas para toda la vida
Por las esquirlas que impactaron en su cabeza, Altieri sufrió pérdida de masa encefálica, parálisis del lado derecho y la pérdida de un ojo. Estuvo internado hasta abril de 1983 en Comodoro Rivadavia y fue trasladado en el último avión que salió de Malvinas al continente.