Hebe de Bonafini murió sin encontrar a sus hijos desaparecidos: la dura historia de la titular de Madres de Plaza de Mayo
Gracias a su lucha se posicionó como una de las referentes más importantes de nuestro país, sin embargo, en sus espaldas llevó una vida muy compleja y dolorosa.
Hace pocas horas se confirmó la muerte de Hebe de Bonafini, quien se desarrolló como presidenta y fundadora de Madres de Plaza de Mayo desde 1977. Su fallecimiento significa una gran perdida para el país, ya que a lo largo de sus 93 años fue imagen viva de la lucha por los desaparecidos durante la última dictadura militar. Asimismo, fue una ardua defensora y activista de los derechos humanos y minorías sociales. Hoy su figura entra al gran legado de figuras de Argentina que son orgullo nacional no solo dentro de nuestra región, sino también al rededor del mundo.
"Kika" (sobrenombre que le dieron sus seres queridos) nació el 4 de diciembre de 1928, en el barrio El Dique de la localidad bonaerense de Ensenada. Desde que era muy chica aprendió el valor del esfuerzo debido a que su familia era de clase media-trabajadora, de hecho, vivía en una casa muy humilde junto con su papá Paco, la mamá Pepa y su abuela Catita. Con solo 14 años se enamoró perdidamente de Humberto Alfredo Bonafini, con quien tiempo después se casaron y construyeron su propio hogar de chapa y madera en el fondo del terreno de los padres de ella. Según la biografía publicada por la referente, los primeros meses de matrimonio los puso a prueba porque su vivienda daba al río y en más de una oportunidad sufrieron las consecuencias de los vientos y crecidas. Asimismo, el marido ganaba muy poco en su trabajo y por este motivo vivían con lo justo y necesario.
Una madre que dio todo por sus hijos
Pese a las adversidades que pasaron Hebe y Humberto, poco a poco fueron mejorando su situación económica gracias a que él consiguió empleo en una destilería. Fue así que lograron construir su primera casa de material y pudieron comenzar a planear un futuro familia. El 12 de diciembre de 1950 nació Jorge Omar, el primogénito de la pareja, que significo una gran alegría y esperanza de construir un hogar. Luego, en 1953, llegó Raúl Alfredo quien confirmó el amor que se tenía el matrimonio y finalmente, algunos años después, llegó la nena de la casa que llamaron María Alejandra.
La activista fue ama de casa gran parte de su vida y se dedicó exclusivamente al cuidado sus hijos. Gracias al esfuerzo de ambos padres, los tres chicos tuvieron la posibilidad de estudiar y profesionalizarse. El mayo, estudio matemáticas y física en la facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata. Además, se desempeñaba como ayudante en dos cátedras y profesor en el establecimiento educativo y el hijo del medio estudio zoología. Hasta ese entonces, Bonafini, era una mujer común que se preocupaba por la economía familiar y la política era un terreno que prefería mantener al margen, sin embargo, en 1977 todo cambio.
El nacimiento de una activista
Hebe era feliz con la familia que había creado junto con Huberto, pero el 8 de febrero de 1977 algo en ellos murió. Ese día su hijo mayor, Jorge Omar, fue secuestrado y desaparecido de su domicilio en manos de violento operativo policial. Desde ese momento, se comprometió por completo por la defensa de los derechos humanos y la reivindicación de los desaparecidos durante el autoproclamado Proceso de Reorganización Nacional. En medio de su desesperada búsqueda, su segundo hijo Raúl Alfredo, también fue privado de su libertad en Florencio Varela por una patota de civiles.
Como consecuencia de las reiteradas desapariciones de jóvenes, surgió la agrupación Madres de la Plaza de Mayo que tenía como principal objetivo reunirse en los principales punto del país para poder peticionar a las autoridades por sus hijos desaparecidos. Al principio permanecían frente a la Casa Rosada, pero debido a que se declaró el estado de sitio, el grupo comenzó a caminar los alrededores de la instalación pública. Además, se identificaron como seguidores de la Virgen de Luján en octubre y desde ese momento el pañuelo blanco en la cabeza se convirtió en símbolo de lucha. Bonafini fue una de las primeras mujeres en iniciar las juntadas, por este motivo se la considera como unas fundadoras y precursoras de la fundación que año tras año ha adquirido más importancia.
El dolor de una madre que se hizo eco en el mundo
Más allá del dolor de perder a dos de sus hijos, también debió superar el fallecimiento del amor de su vida, Humberto Bonafini, quien se fue de este mundo en 1982. Además, desde 1977, fue víctima de distintos ataques. Uno de los momentos públicos más complejos que vivió fue durante el gobierno de Carlos Saúl Menem. En una de las visitas a Plaza de Mayo, Hebe, sufrió graves heridas y laceraciones como consecuencia de la represión por parte de los cuerpos policiales, quienes intentaron frenar una protesta por la reforma de la Ley de Educación Superior. "La sangre del pañuelo es la amenaza más fuerte de este gobierno para decir que paremos ¡Ni un paso atrás! ¡No nos van a parar!", dijo la activista social ante los medios nacionales.
Pese a los largos y arduos años de lucha, Bonafini, nunca pudo encontrar a sus hijos. Gracias al testimonio de distintos conocidos que fueron secuestrados junto con ellos, la madre pudo reconstruir los últimos días de ambos, pero es importante destacar que jamás perdió la esperanza de reencontrarse con ellos. Su trabajo social fue reconocido no solo en Argentina, sino que a lo largo del mundo fue destacada por su esfuerzo y defensa de la democracia. Además, a lo largo del tiempo, fue parte de distintas defensas de derechos humanos y minorías sociales.
El adiós de una referente nacional
La presidenta de Madres de Plaza de Mayo fue dada de alta el 13 de octubre después de haber estado internada durante tres días en el Hospital Italiano de la ciudad de La Plata. En ese momento se había informado que solamente se le habían realizado distintos controles médicos, pero el triste final se dio este domingo por la mañana. La vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, confirmó la inesperada noticia sobre el fallecimiento de la activista y además, le dedicó unas gratas palabras en agradecimiento. "Queridísima Hebe, Madre de Plaza de Mayo, símbolo mundial de la lucha por los Derechos Humanos, orgullo de la Argentina. Dios te llamó el día de la Soberanía Nacional… no debe ser casualidad. Simplemente, gracias y hasta siempre", escribió la política en su cuenta de Twitter.
No hay dudas que Hebe Bonafini fue una de las mujeres más importantes que marco la historia de nuestro país. Hoy su lucha pasa a ser parte del gran legado de personalidades de Argentina que han demostrado que los derechos humanos son un pilar fundamenta no solo para la democracia, sino que también para la sociedad en general. Por último, es importante decir que su muerte refleja el fin de una época en donde miles de madres de toda la región dejaron parte de su vida para defender la memoria de sus hijos que fueron secuestrados y asesinados por la última dictadura militar. Desde este momento, queda en la conciencia social continuar con este largo camino de búsqueda de la verdad y justicia que iniciaron mujeres "comunes" como Kika.