Participar de un reality show suele dejar huellas, recuerdos, fama parcial o permanente y una imagen que con el paso de los años suele hacerse cada vez más vaga en el imaginario colectivo. Todo esto, se magnifica un poco más si el programa en cuestión es Gran Hermano.

Pasaron más de 20 años desde el nacimiento de un formato televisivo que luego de su primera aparición en el año 1999 en los Países Bajos (ex Holanda) tuvo un éxito rotundo que provocó su rápida extensión por varias partes del planeta. Naturalmente, la Argentina no fue una excepción a esa regla.

Apenas llegó a nuestro país, el reality golpeó fuertemente los números del rating con un año 2001 en el que tuvo sus primeras dos ediciones y donde Soledad Silveira llevaba las riendas de la conducción, siendo el único nexo con un grupo de personas que desconocía totalmente la realidad, frenético cada vez más complicada, del afuera.

Nombres como los de Silvina Luna, Tamara Paganini, Gastón Trezeguet y Andrea Rincón, entre muchísimos otros, lograron, luego de su paso por "la casa más famosa del país", cierta notoriedad en los medios y hasta la construcción de una carrera en algunas de muchas aristas que ofrece el mundo del espectáculo.

Otros tantos, por olvido o por elección, se alejaron de las cámaras e hicieron su vida. Es el caso de Loreley Donate, más conocida como "la sargento", que luego de su participación en la edición de 2011 quedó marcada para siempre por esa experiencia.

Con el correr de los programas, Loreley se fue haciendo una de las favoritas del público por una personalidad y un carácter que fue forjando en su infancia y adolescencia. Sin embargo, nunca se le escapó la idea de que al final se trataba de un juego.

"Empecé a trabajar desde muy chiquita, desde los once años, y me gustó estar un par de meses sin hacer nada más que divertirme o pasarla bien. Si bien, había momentos picantes, era parte del programa", recuerda "la sargento" luego de once años.

Loreley participó de Gran Hermano en 2011.

Su apodo no solo fue puesto por su pasado como militar, sino también por como se comportaba dentro de la casa. "Dentro del reality era increíble con mis compañeros. Yo les decía que hacer, cómo, cuándo y dónde y me seguían". Sin embargo, tuvo también fuertes enfrentamientos con varios integrantes, incluyendo al ganador de esa edición, Cristian U.

Lo curioso para ella, fue la salida y el reconocimiento. Encontrarse con tanta fama repentina para los cercanos y para el resto, suele ser difícil de llevar cuando uno no toma la dimensión adecuada.

"Salir y que tanta gente te hable, que te miren o que hay filas de gente para sacarse fotos me parecía loquísimo y fue muy chocante. No sabes por qué la gente llora cuando te ve o cuando te abraza, no entendés por qué", explicó en diálogo con La Nación.

La de 2011 es una de las ediciones más recordadas del reality.

Además, contó que cuando regresó a su casa en Pilar, la localidad vivió una revolución. "Yo vivía en el centro, no podía entrar a mi casa. Había policías, el mismo intendente esperándome y mis amigos, familia, cientos de personas. Parecía una estrella de rock. No se podía creer".

Luego de varios años, Loreley recuerda con cariño aquellos días y no se arrepiente de haber ingresado a Gran Hermano. "Todo lo que viví y lo que hice, lo hice porque quise y lo que soy hoy es el reflejo de mi pasado, de lo que me forjó en la vida", aseguró. Asimismo, señaló que el reality le dejó grandes amigos y que hasta el día de hoy sigue hablando y viéndose con varios de ellos.

En la actualidad, Loreley está casada, tiene una hija y su propio local de estética. Luego de haber participado en el programa, abrió centros de recreación infantil y continuó con el modelaje. Todavía muchos la reconocen en la calle y la recuerdan con la frase "¿Vos sos la de Gran Hermano?".

Luego de salir del reality, retomó su carrera como modelo.

Luego de conocerse en los últimos meses que Telefe está preparando la vuelta del formato, "la sargento" aprovechó también para aconsejar a quienes tengan intenciones de participar. "Todo lo que hagan y dejen de hacer, después tiene consecuencias. Buenas o malas. Cada uno se tiene que hacer cargo de lo que dice y cómo. Uno es como es y es lo que expone. En algún momento uno siempre demuestra siempre como es. No pueden pasar las semanas y los meses y ser siempre un personaje".