En la búsqueda por proyectar una imagen como la que devuelven los filtros de Instagram y TikTok, los rellenos faciales son cada vez más populares y ya representan más de la mitad de los procedimientos en la medicina estética. Los jóvenes están en el centro del debate, ya que la edad promedio de las pacientes es de 20 años, pese a los riesgos que pueden acarrear las inyecciones a largo plazo y/o con productos peligrosos.

Acceder a estos tratamientos demasiado temprano puede tener consecuencias para la salud que la ciencia recién puede comenzar a estudiar. A la precocidad de las pacientes que eligen inyectarse, también se le suma el intrusismo médico, es decir el negocio de personas y centros que ofrecen estos servicios sin ser profesionales, con productos que no están habilitados.

En los últimos días, se viralizó un video de la influencer Júlia Salander que mostró la resonancia magnética de una mujer que se aplicó ácido hialurónico en el rostro durante años para demostrar que el producto no se reabsorbe por completo y puede quedar encapsulado, pese a lo que indican la mayoría de los médicos. Este caso, reabrió el debate por los beneficios y las contras que acarrean las inyecciones estéticas.

“Lo que vemos en verde es el ácido que se ha encapsulado generando inflamación crónica y deformando la cara”, explicó la mujer sobre la imagen en la que se ven los residuos del producto. “A nosotras no nos habían vendido esto, las clínicas nos prometen que en unos meses el ácido se va” dijo la influencer.

Al respecto, la dra. Eugenia Castello, cirujana oculoplástica y especialista en medicina estética explica a cronica.com.ar: “Lo que estamos viendo en ecografías o resonancias nucleares magnéticas en las pacientes que tienen demasiada distorsión de los rasgos, es que no tienen aplicados productos de calidad o reabsorbibles. En su mayoría tienen colocados productos permanentes que hoy por están prohibidos”.

Ante el aumento de demanda entre los más jóvenes y la aparición de centros no habilitados que empiezan a ofertar estos procedimientos pero no cuentan con profesionales idóneos para hacerlo, existe una mayor exposición a mala praxis.

La experta aclara que “los productos de calidad aplicados por profesionales entrenados, son procedimientos caros, pero seguros”. Las ofertas a precios llamativamente bajos para el valor de mercado es un motivo para sospechar.

La utilización de productos no habilitados incrementa el riesgo de que queden encapsulados en el cuerpo o la zona tratada a largo plazo. “Si son productos de calidad, son aplicados en los planos adecuados y en las cantidades indicadas, se reabsorben progresivamente con el paso del tiempo”, advierte Castello.

Labios voluminosos, la principal demanda y una puerta a la adicción

Si bien al tratarse de procedimientos “novedosos” no existen todavía estudios de sus efectos a largo plazo, informes recientes sobre los excesos en la colocación de rellenos con ácido hialurónico indican que pueden causar problemas. Por eso, los especialistas recomiendan además de recurrir a profesionales, no abusar del uso de estos productos.

“Es difícil que se pueda llegar a excesos que desfiguren la imagen, pero sí se puede volver adictivo, especialmente entre las chicas jóvenes”, afirma la especialista consultada.

La edad promedio de estos tratamientos con ácido hialurónico bajó de los 35 a los 20 años. El furor por el relleno entre las adolescentes fue impulsado, en gran medida, por las redes sociales y los filtros que ofrecen, al igual que las famosas e influencers que muestran bocas carnosas, mentones nuevos y pequeñas arrugas “borradas”.

La resonancia magnética de una paciente que se aplicó durante años ácido hialurónico en el rostro.

En los últimos años fue en ascenso el número de chicas que llegan a las consultas con profesionales con la foto de alguna famosa en las redes sociales pidiéndoles la misma boca o nariz. Es habitual también que muestren una captura de ellas mismas bajo un filtro de Instagram, Snapchat o TikTok que modifica partes de su rostro.

Pero en el afán de querer darle volumen a los labios, muchas veces se termina rellenando el labio cutáneo en forma incontrolada, lo que termina deformando las formas naturales de la cara ya desde una edad temprana.

El profesional es quien debe determinar si lo que pide la paciente es seguro para su salud a mediano, corto y largo plazo. “En pacientes mayores de 18 años están aconsejados los tratamientos, sobre todo cuando tienen algún defecto que les genera problemas en su desarrollo social, como puede llegar a ser una nariz prominente o algún defecto que nosotros podemos solucionar en nuestro consultorio”, sugiere Castello.

“Lo que hay que cuidar con las jóvenes es que se vuelven un poco adictas a las inyecciones en los labios y quieren demasiado volumen con el objetivo de ser más atractivas por presión social. Entonces ahí aplica el criterio del médico en saber asesorar y cuidar la salud de los pacientes, saber cuándo decir que no, concluye la cirujana especialista en medicina estética.