Escapada: el pueblito "poco conocido" que invita a un viaje por la historia a través de los ricos sabores de la gastronomía nacional
¿Querés salir a pasear y no sabes a donde ir? A pocos kilómetros de la ciudad de Buenos Aires hay un lugar detenido en el tiempo donde las tradiciones están a flor de piel. Los detalles, en la nota.
Cura Malal, también conocida como Curamalal, es una pequeña localidad que pertenece al partido de Coronel Suárez. A pesar de estar "escondida" a pocos kilómetros del sistema serrano de Ventania, la visita de este pintoresco lugar es un viaje en el tiempo debido a que gracias a sus vecinos mantiene la típica estética rural-campestre. Asimismo, aún posee rincones históricos para la región como la Pulpería La Tranca, donde el folclore suena entre los payadores y los riquísimos platos tradicionales que son una fiesta de sabor en la boca.
La provincia de Buenos Aires está repleta de rincones hermosos para disfrutar en familia, ya que tiene una versatilidad importante en cuanto a los relieves y climas.
Otra gran ventaja del turismo local por esta región es que no hace falta recorrer grandes distancias para encontrar un destino diferente donde la tranquilidad y seguridad inviten a desconectarse de la rutina. Además, se destaca que muchas de estas perlitas son completamente desconocidas.
¿Cómo llegar a Cura Malal?
Este acogedor pueblo se encuentra a 565 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y a unos 22 kilómetros de la ciudad cabecera del partido. El viaje hasta allí es fácil y rápido, ya que lleva un poco más de 6 horas.
Desde Capital Federal se toma la Riccheri hasta la Autopita Ezeiza-Cañuelas y luego, continuar por la Ruta Nacional 205 hasta Bolívar, donde se debe salir por la Ruta Provincial 65. Conducir por este camino hasta el cruce con la Ruta Provincial 85 y a la altura de Coronel Suárez, doblar por la Ruta Provincial 67 que conduce a la entrada del lugar.
Cura Malal es una excelente escapada para hacer en cualquier momento del año debido a que la tranquilidad habita las 24 horas del día, tiene a penas cien habitantes y regala a lo largo de sus serenas calles postales típicas de campo.
Asimismo, esta localidad es una buena opción si para conocer el suroeste de la provincia porque posee otros puntos atractivos como Colonia Santa María, Santa Trinidad, Pigüe, entre otros pintorescos destinos.
Un poco de la historia de Curamalal
Como muchas localidades de Argentina, este pequeño pueblo nació de la migración de familias europeas que habían llegado a nuestro país por las guerras desatas en el viejo continente y con el objetivo de mejorar la situación económica. La instalación de grandes estancias como La Curamalan y La Cascada, atrajeron a los primeros inmigrantes que trabajaron las tierras y comenzaron con la producción agropecuaria en la zona.
En 1883 se dio el gran crecimiento habitacional, ya que se habilitó el paso del ferrocarril. Gracias a la consolidación del transporte y el trabajo, surgieron comercios, talleres, una escuela y una capilla. Finalmente, el pueblo como tal fue fundado el 17 de septiembre de 1905, cuando se llevó a cabo una subasta de lotes y se estableció como nombre Curamalal en referencia a la lengua araucana que significa “Corral de Piedra”.
Hermosos paisajes naturales
Para quienes buscan espacios verdes donde respirar el aire fresco y descansar dentro de un entorno rural, a tan solo 5 minutos del pueblo se ubica el balneario que está enclavado a orillas del arroyo Curamalal. Este destino está repleto de hermosa y abundante vegetación, ideal para disfrutar en familia en todos los momentos del año. Asimismo, este sitio cuenta con fogones, mesas, bancos y todo lo necesario para que el turista tenga una buena estadía.
En la zona del tranquilo arroyo, se encuentra el Sendero Natural "El Caminante" donde se podrá recorrer el área protegida para descubrir tanto la flora como la fauna local. Es importante destacar que este camino es perfecto para realizar trekking, paseos fotográficos o salidas en bicicleta.
Un viaje por los sabores nacionales
Si bien el pueblo reúne atractivos de todo tipo, el destino más elegido por los visitantes la Pulpería La Tranca, que se convirtió en el clásico gastronómico de la zona. Aquí no solo se pueden disfrutar de los mejores platos tradicionales, sino que también se puede vivir la magia del turismo rural, ya que se arman guitarreadas, encuentros de payadores de la región y el folklore se vuelve el protagonista.
Por otro lado, se destaca que el local permanece detenido en el tiempo y aún mantiene aquellos elementos típicos de los inmigrantes que poblaron la localidad hace más de cien años. Para hacer el recorrido histórico más completo, los dueños del sitio sorprenden a sus invitados con la muestra de distintas obras de arte que complementan la estética campestre.