Escapada: el pueblito "poco conocido" que esconde una hermosa cascada e isla en medio del campo
A pocos kilómetros de Ciudad de Buenos Aires se encuentra un oasis natural donde la tranquilidad habita las 24 horas y que sus vecinos bautizaron como "La gran familia". Los detalles, en la nota.
Irene es una pequeña localidad que se encuentra "escondida" dentro del partido de Coronel Dorrego, es decir, al oeste de la provincia de Buenos Aires. A pesar de que no supera las 20 viviendas y habitantes, el lugar es sumamente atractivo porque reúne diferentes maravillas naturales que son únicas en la región como una hermosa cascada, una isla solitaria, una tranquila costanera de río e inmensos campos donde la flora y fauna siguen siendo los actores principales. Más allá de las características de la zona, también se destaca el ambiente familiar que hay en sus pintorescas callecitas.
Muchos piensen que es necesario recorrer varios kilómetros para encontrar un destino diferente que no solo invite a un merecido descanso, sino que también regale vistas únicas que te hagan viaje a través de los cinco sentidos, sin embargo, a poquita distancia de Capital Federal se pueden encontrar perlitas que son completamente desconocidas y que vale la pena visitar aunque sea una vez en la vida. Si querés conocer un sitio que te "vuele la cabeza", no podés dejar de disfrutar este acogedor pueblito.
¿Cómo se llega a Irene?
La localidad se encuentra al oeste de Buenos Aires, pero se la reconoce por estar "perdida" en medio de la llanura bonaerense a unos 549 kilómetros de CABA y 63 de la ciudad cabecera del municipio. Llegar hasta allí es fácil y directo, ya que simplemente se sale de Capital por la Riccheri para tomar la Autopista Ezeiza-Cañuelas. Donde finaliza este camino, se toma la Ruta Nacional 3 y se conduce hasta el kilómetro 539 donde se encuentra la calle de acceso al sitio. Cabe destacar que si bien el último trayecto es de tierra, se encuentra en buen estado para transitar.
Si sos de esas personas que disfrutan conocer pequeños parajes o estancias rurales donde se producen productos regionales, Irene es una buena opción porque posee otros puntos atractivos alrededor entre los que se pueden destacar: San Román, Aparicio y Micaela Cascallares.
Un pueblo que es una gran familia
Como muchos otros sitios de Argentina, Irene surgió por la expansión del servicio de transporte público de pasajeros. En diciembre de 1891 se instaló la estación del Ferrocarril Sud en la zona donde hoy se encuentra el pueblo. Fue en ese entonces que comenzó la construcción de las primeras viviendas para las familias que llegaron para la explotación agropecuaria y el comercio. Tiempo después, también se levantó la Escuela N.º 5 "José Manuel Estrada".
Dado el crecimiento habitacional, un estanciero que había donado parte de sus tierras para la formación del pueblo y que se llamaba Miguel Villanueva, solicitó ponerle el nombre de Irene en memoria de su esposa. Si bien tuvo una etapa muy próspera, la salida del servicio del tren afecto rotundamente el desarrollo de la localidad. Actualmente, posee solamente 18 viviendas y unos 20 habitantes que se dedican a las tareas rurales en los alrededores del lugar. Si bien hace más de cinco décadas dejó de funcionar la estación, los vecinos añoran que vuelva la conexión directa con las principales ciudades y aseguran que son una verdadera gran familia.
Un pueblo con maravillas escondidas
A unos pocos kilómetros del casco urbano de Irene, se encuentra la Cascada Escondida. Este salto de casi cuatro metros es productos de la naturaleza de la zona que se destaca por el curso del Río Salado. Son pocas las personas que pudieron deleitarse con este paradisiaco paisaje, ya que se encuentra escondido en medio de la llanura y su característica diferencial es la particular forma escalonada. Es importante mencionar que es un lugar más que nada para acercarse con el auto y pasar un rato rodeado de naturaleza, agua y la tranquilidad.
Continuando el viaje por esta hermosa región, se puede conocer el Molino Las Rosas, un antiguo edificio que quedo detenido en el tiempo en medio de la natural. Además, se encontraba donde la pulpería local que se llamaba “La Rosa del Sud” y que también fue abandonada, pero quedo como monumento de la época dorada de Irene. Por último, vale pena visitar el Puente Nuevo, que tienen una forma arquitectónica única y original. Bajo la estructura, el río vierte sus aguas que llegan a la Cascada Cifuentes y dan espacio a La Isla del Quequen.