A lo largo de nuestro país hay un sinfín de rincones maravillosos donde se puede disfrutar tanto de la naturaleza autóctona como de la rica cultura tradicional, sin embargo, aún son muchos los sitios que se mantienen "ocultos" de las grandes masas turísticas e incluso parecen detenidos en el tipo porque la seguridad es una admirable virtud

Para que más personas se animen a adentrarse en el interior de Argentina y otras naciones, la Organización Mundial del Turismo, que depende directamente de las Naciones Unidas, creó el programa, "The Best Tourism Villages by UNWTO", él cuál, todos los años, selecciona los mejores pueblos auténticos del mundo y los premia con una importante distinción. 

Dentro de los reconocimientos argentinos, hay un pueblito norteño de 200 habitantes que fue elegido por su enorme valor histórico, dado que fue parte de las Guerras por la Independencia, y sorprendes postales naturales donde las montañas se llevan todas las miradas porque se funden en bonitos valles que son bañados por un tranquilo río cristalino

Un paraje de calles adoquinadas que parece salido de un cuento. 

Un pueblito "oculto" que tenés que conocer: 

El pueblo distinguido por la Organización Mundial del Turismo se llama Yavi y está ubicado en el norte del territorio jujeño, de hecho, limita con el país de Bolivia. A pesar de que no es el destino más popular de la región, se encuentra de camino a La Quiaca (20 minutos de distancia en vehículo) y unos 300 kilómetros de la capital provincial, es decir, poco más de 3 horas de viaje. 

Más allá de su buena ubicación geográfica, vale la pena destacar que es un sitio único porque está a unos 3516 metros sobre el nivel del mar. Asimismo, si querés conocer este bonito destino, vas a tener que adentrarte en el Cerro Negro a través de la Ruta Provincial 5, la cual recorre el famoso trayecto "Camino al Alto Perú" y se encuentra pavimentada y en perfectas condiciones. 

Por otro lado, el también conocido como "El oasis de la puna", recolectó diversas distinciones a lo largo de su historia. Entre ellas, ganó fama por su fisonomía de calles anchas y casas de adobe, material de construcción a base de barro típico en la zona y con cualidades térmicas que resultan clave por las características del clima en la región.

Un lugar colorido que es ideal para los amantes de la fotografía (Img: Diario Panorama). 

Un pueblo con mucha historia 

Este pueblo comenzó siendo parte de una de las haciendas que integraban el Marquesado del Valle de Tojo. Dado que era un paso obligado para el tránsito entre el Río de la Plata y las minas del Potosí, su importancia creció a la par del tráfico comercial y los viajeros. Fue en ese contexto que, para 1680, se consagró la actual Iglesia de San Francisco, cuya construcción fue iniciada por los herederos del primer Marqués del Valle del Tojo.

El momento más importante del pueblo fue durante las Guerras por la Independencia, donde era escenario de numerosos combates, de hecho, el marqués de Yavi, se sumó a la causa de liberación en 1813 como Comandante de la Puna junto al general Martín Miguel de Güemes. En ese contexto, fue tomado como prisionero y murió en mano de los realistas cuando era trasladado a España. 

Luego, hacia 1874, la finca de Yavi, que había continuado bajo el dominio de la familia del líder mencionado, fue el teatro de una rebelión de los pueblos originarios de la región que se levantaron contra el gobierno que les exigía la entrega de parcelas porque las declararon fiscales. Finalmente, las tierras fueron vendidas en la década de 1920.

Recorre los rincones históricos de Yavi. 

Naturaleza que enamora  

En la tranquila aridez, Yavi se encuentra surcada por el río del mismo nombre y en sus orillas crecen sauces que dan un verde intenso que contrasta con el paisaje desértico. Por otro lado, recibe el aporte de manantiales en las quebradas que se ubican al este, en la Sierra Oriental de Santa Victoria. Cordón que marca el límite entre la provincia de Salta y la de Jujuy. Este cordón montañoso tiene su pico más alto en el Cerro Negro.

Hay que destacar que este sitio se pueden visitar en cualquier época del año, pero es bueno tener en cuenta que las mejores estaciones son el otoño, la primavera y el invierno, pese al frío, porque en verano puede llover bastante. Asimismo, se debe mencionar que es un lugar ideal para desconectar de todo, de hecho, el servicio de telefonía celular es limitado, por lo cual se recomienda disfrutar de la naturaleza. 

Un pueblo con postales soñadas.