Escapada: el pequeño paraje que tiene una de las últimas pulperías de Buenos Aires y se come como en pocos lugares
¿Querés conocer un lugar con buena comida y lindos paisajes? Entonces no des más vueltas y no te pierdas este excelente plan que seguro te va a encantar. Conocé todos los detalles del sitio, en la nota.
¿Escuchaste hablar de Miramar? Seguramente pensaste en la conocida ciudad costera, pero ¿Sabías que hay un pequeño pueblito que se llama igual y es mucho más antiguo? Este pintoresco paraje rural pertenece al partido bonaerense de Bolívar. Geográficamente, se encuentra a 339 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y a unos 30 de la ciudad cabecera del municipio. A pesar de que es poco conocido, pertenece a los sitios de la provincia que hay que conocer por su valor cultural e histórico, ya que tiene una de las pulperías más antiguas de Argentina.
Se acerca el fin de semana y no hay mejor plan que hacer una escapada relámpago para desconectarse de la rutina y tener unas horas de descanso, por eso este sitio es perfecto. Llegar desde CABA lleva poco más de 4 horas en vehículo, pero el viaje es directo y muy facil. Se sale de la Capital Federal por la Riccheri y se empalma con la Autopista Ezeiza-Cañuelas, que luego se llama Ruta Nacional 205. Conducir por dicho camino hasta el kilómetro 314, allí doblar por el Camino provincial 011-02, que pasa por la entrada del lugar.
Un poco de historia de Miramar
El origen de este sitio data de 1882 cuando Mariano Urrutia inicia la construcción de pequeñas construcciones teniendo en cuenta su importancia geográfica, debido a que por ahí pasaba el viejo Camino Real, que unía el interior del país con el puerto el Buenos Aires durante la época de la colonia. El principal deseo del fundador fue hacer como una pequeña colonia inspirada en los pueblos del país vasco donde habitaba antes de inmigrar. Asimismo, para recordar sus orígenes, eligió el particular nombre Miramar que proviene de una localidad ubicada a orillas del mar Cantábrico, España.
Tiempo después de la llegada de este hombre, se edificó la pulpería que tenía como objetivo ser un lugar de descanso y disfrute de las personas que utilizaban diariamente la tuta mencionada. Además, se edificaron un puñado de casas y una escuela rural. Actualmente, el paraje tiene 20 habitantes de los cuales en su mayoría son herederos directos del fundador del lugar. Cabe destacar un dato curioso, todos los hombres que nacieron en este parador fueron llamados Mariano en honor al creador.
La gastronomía es el personaje principal
El atractivo más importante de Miramar es la pulpería que lleva el mismo nombre que el lugar. Esta fue una de las primeras construcciones comerciales del siglo XIX y su fachada se caracteriza por su estilo colonial de ladrillos a la vista. Actualmente, es uno de los últimos locales de este tipo que quedan en pie en Argentina y de allí radica su importancia cultural no solo para la provincia de Buenos Aires sino también para el país. Dentro y fuera de este sitio se puede conocer a profundidad de la historia del paraje y es un viaje a las viejas costumbre rurales.
Pese a los altibajos de la economía social, los cambios de ruta y los pocos habitantes que viven en la zona, todos los vecinos lograron sacar adelante el punto y hoy allí se realizan jornadas de campo que constan en conocer la tranquilidad y los bellos paisajes de las inmediaciones y también el visitante es parte y protagonista de una gran oferta gastronómica que se destaca por ser 100% casera, muy sabrosa y realizada con productos regionales.
Las especialidades de la pulpería son muy variadas. Por un lado, está la venta de productos de campo y almacén, pero también hay una sección que funciona como restaurante tipo bodegón. La familia de Juan Carlos Urrutia, bisnieto del fundador, cocina cada uno de los platos que se sirven en las mesas del lugar de los que se destacan: las tablas de picadas, el típico asado criollo, logro, entre otros.
Por último, es importante mencionar la tranquilidad y seguridad que son dos puntos muy llamativos para los turistas que llegan de la locura de la ciudad. Disfrutar de los campos, los pequeños animales de la zona, el canto de los pájaros y los paisajes de Miramar, son una gran actividad para salir de la agitada rutina que se vive cotidianamente.