El tiempo pasa y nos vamos poniendo... "tecnos"
Tito Ortiz maneja el teléfono celular como un pibe. El hombre, nacido en enero de 1928, de profesión telegrafista, estuvo 96 años adaptándose a las nuevas tecnologías.
En la memorable letra del tema “Años” del gran cantautor cubano Pablo Milanés, se escucha: “El tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos...”, poetizando ese trayecto desde la niñez, pasando por el amor, hasta llegar a l. adultez. Sin embargo, esta frase tan emblemática sufrió una modificación que resume magistralmente nuestro presente. Allá por la década de los 80, un músico, atrevido y visionario, llamado Luca Prodan, prefirió cambiar la palabra “viejos” por “tecnos”, anticipando increíblemente lo que vivimos hoy.
La tecnología digital, la telefonía celular, WhatsApp, las videollamadas son sólo algunas de las tantas formas de conectarnos simplemente “tocando” una pantalla. Aquí surge el disparador de esta historia: el simple acto de “tocar” (touch) o dar uno o varios “clicks” que nos permite relacionarnos. Pero, esta acción de habilitar un diálogo tecnológico con nuestras manos o dedos, ¿nace realmente en este siglo? Parece que no.
Hoy tenemos ante nosotros a la persona que nos va a contar el verdadero origen de esta acción de comunicarnos “digitalmente”, y que ya lo hacía hace 70 años. Sí, como lo leyeron, hace más de medio siglo usaba sus dedos para hablar e intercambiar información con otros. Él es Tito Ortiz, nacido el 6 de enero de 1928 en Berón de Astrada, provincia de Corrientes, en el noreste de la Argentina.
Su infancia está pintada con paisajes de naturaleza pura, donde los días de trabajo en el campo comenzaban temprano para evitar el fuerte calor que caracteriza la región, y las mañanas de invierno se reflejaban en las manos de su madre, Petrona, que con ternura preparaba el pan para el desayuno. Su padre, don Antonio, un hombre de visión y convicción, siempre lo alentó a buscar nuevos horizontes, inspirándolo a tener el coraje de dejar su tierra natal y explorar otros caminos.
Acompañado por el apoyo incondicional de su humilde familia, incluidos sus siete hermanos (cinco varones y dos mujeres), Tito encontró la fuerza para dejar atrás su hogar y apostar por un futuro en la ciudad. Eran los años 50 cuando, ya establecido en la Capital Federal, Tito se encontró con un aparato revolucionario para su época: el telégrafo. Aunque la conexión de Buenos Aires con otras ciudades del país se estableció en 1869.
Para poner en perspectiva la importancia de este invento, basta con decir que así como hablamos de cómo Internet provocó una gran revolución en la transmisión de datos, el telégrafo fue la primera tecnología que permitió la transmisión de información a larga distancia, usando señales eléctricas por primera vez con este propósito.
Después de esta introducción sobre este aparato magnífico, probablemente nos preguntemos: ¿Qué similitud tiene el telégrafo de aquella época con los celulares o la tecnología actual? Aquí es donde don Tito hace su entrada y nos cuenta que ya usaba sus dedos en esos años para dar varios clicks sobre ese aparato, con el simple fin de comunicar e informar.
Con una voz clara y sabia que ha ganado a sus 96 años, nos cuenta: “Yo fui un telegrafista muy requerido allá por los años 40 y 50, porque adquirí mucha velocidad para recibir y mandar mensajes. La función de un telegrafista era transmitir y recibir telegramas y radiogramas a través del Código Morse Internacional. Usaba las manos, mejor dicho, los dedos para dar pequeños golpes secos y rápidos sobre ese aparato, de la misma manera que hoy lo hago con mi celular”.
Ahora, en 2024, cada mañana, a primera hora del día, lo primero que hace Tito desde su habitación es encender su celular, poner su clave de ingreso y navegar por los principales portales de noticias, entendiendo claramente los íconos tecnológicos actuales.
Con un diálogo más que actual y hasta a veces canchero, suele enviar mensajes, arrobando a otros y compartiendo memes, que al pasar comenta que son sus favoritos. “Me gusta estar informado, la política global, los avances científicos y el deporte son mis preferidos”. Solo con ver sus manos pausadas y precisas al seleccionar un sitio web, se nota el gran manejo táctil que ha adquirido a lo largo de estos años.
La tecnología, en este caso, no lo ha sorprendido; hasta se da el lujo de evaluar y rezongar por el servicio y la velocidad que brindan las empresas de internet. Sus ojos se maravillan ante el fascinante mundo de la navegación virtual, y seguramente don Tito recuerda con cierta melancolía aquellos años de telegrafista, en los que se encargaba de transmitir información que debía llegar lo más clara e inmediatamente posible.
Hoy, Tito Ortiz permanece atento a lo que el futuro le depara, decidido a seguir adaptándose a este mundo que avanza con la misma rapidez que un doble “click”.