El pueblito de Buenos Aires que tiene el mejor sandwich de milanesa de la provincia y es ideal para una escapada
¿Querés descubrir un lugar único? Este paraje bonaerense parece detenido en el tiempo y sus vecinos lo transformaron en un espacio ideal para compartir las tradiciones mientras se descansa de la rutina.
La mayoría de las personas piensa que se necesita de grandes presupuestos para realizar un viaje, sin embargo, una de las cosas que nos enseñó la pandemia del Covid-19 es que no hace falta gastar un dineral para tener un lindo momento con la familia, amigos o pareja. Además, también se ha demostrado que hay destinos sorprendentes sin necesidad de recorrer muchos kilómetros.
En este sentido, se puede decir que la provincia de Buenos Aires se consagró como uno de los lugares predilectos a la hora de emprender unas mini vacaciones o simplemente una escapada de fin de semana para desconectar de la rutina en las grandes ciudades. Gracias a su diversidad de relieves, ofertas de actividades y fácil acceso, la región recibe cada vez más visitantes sin importar la época del año.
Si bien la Costa y las sierras siguen siendo los lugares que más turismo atrae, la realidad es que hay una inmensa variedad de pueblos "escondidos" que están resurgiendo del olvido con el trabajo de sus vecinos y el recorrido de visitantes hambrientos de historia, gastronomía típica, ganas de descansar o incluso aventura.
Teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente, te presentamos un pequeño paraje que se encuentra a escasos kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y se distingue no solo por ofrecer estancias para conectar con la naturaleza rural campestre, sino que también posee dos clásicas almacenes de campo donde las milanesas son las estrellas principales.
Un paraje "escondido" cerca de CABA
Las Chacras es una pequeñísima localidad que pertenece al Partido bonaerense de Lobos, noreste de la Provincia de Buenos Aires. A pesar de que es un sitio "poco conocido", vale la pena visitarlo porque se ubica a solamente 122 kilómetros de Capital Federal, es decir, casi dos horas de viaje en vehículo, mientras que la cabecera del municipio se sitúa a solamente 20 minutos de distancia.
Llegar a este paraje es muy fácil e incluso rápido porque simplemente se sale de la ciudad por la Riccherri hasta la rotonda del "trébol", donde se empalma con la autopista Ezeiza-Cañuelas. A la altura de la última ciudad mencionada, se toma la Ruta Nacional 205 y en Lobos, continuar por la Ruta Provincial 42. Finalmente, en el kilómetro 12 de dicho camino, se encontrará el acceso al lugar.
Teniendo en cuenta su ubicación, se puede decir que es un destino perfecto tanto para hacer una escapada de fin de semana como para conocer de pasada si estás en dicha región. Asimismo, es importante mencionar que está próximo a otros reconocidos pueblos turísticos como Navarro (23 minutos); Zapiola (22 minutos); General Las Heras (40 minutos); Uribelarrea (45 minutos); entre otros.
Un pueblito rural muy atractivo
Como muchos pueblos de nuestro país, este lugar nació a raíz de la oleada de inmigrantes que llegaron desde Europa para el siglo pasado. En ese entonces, muchas de las tierras del sitio fueron otorgadas, mayoritariamente, a familias italianas que venían a trabajar los suelos y de esa manera, buscaban mejorar su situación social y económica.
Bien indica su nombre, en la zona, se instaló diversas estancias, chacras y fincas rurales que estaban destinadas a la labrar la tierra tanto con agricultura como con pequeños ganados, de hecho, llegó a haber un tambo. En ese entonces, se levantó la estación de tren, la cual servía para comunicar a los vecinos y era la vía para enviar la producción.
Pese a que era un centro de producción importante en la zona y la cantidad de vecinos que tenía, la cancelación del servicio de ferrocarril le afecto mucho tanto en lo económico como en lo social. Muchos de los vecinos de Las Chacras migraron a las grandes ciudades aledañas, motivo por el cual varias propiedades quedaron abandonadas.
Año tras año, los habitantes de la zona fueron decayendo hasta que hoy en día es considerado un paraje con población rural dispersa, es decir, que no hay un centro definido. Si bien el lugar no es lo que antiguamente era, unas cuantas personas siguen apostando a él y se mantienen firmes ante el tiempo.
Actualmente, el principal atractivo del pueblo son las chacras y estancias que permiten que el visitante tenga una estadía llena de relax y aventura, pero en contacto con la hermosa naturaleza de la zona que está compuesta por enorme y añejos árboles y flores silvestres. En este contexto, aún se pueden encontrar e incluso se puede ser parte de la cosecha de frambuesas, cerezas, duraznos, ciruelas, moras, entre muchos otros frutos.
En este sentido, también vale la pena visitar lo que se conoce como el casco antiguo de la localidad que posee la vieja estación de trenes; la pequeña capilla dedicada a Santa Margarita; la acogedora plaza central que aún mantiene los viejos juegos para niños; el antiguo tambo de Estancia "La Elina", entre otros edificios que quedaron detenidos en el tiempo.
La gastronomía como emprendimiento
Las Chacras cuenta con tres almacenes de campo, las cuales dos se encuentran sobre la calle principal del antiguo centro y una en las afueras casi llegando a la Ruta Provincial 41. El primero es "Santa Catalina", que fue la primera panadería del lugar en 1930 y fue sumando diferentes cuestiones hasta convertirse en un comercio rubros generales;
El segundo sitio más conocido es "El boliche de Daniel", el cual fue abierto el siglo pasado y hoy se destaca por tener uno de los mejores sandwiches ruteros de milanesa de la provincia de Buenos Aires según los visitantes que comentaron el Google Reviews del local. Esta distinción se la dieron no solo por hacer el plato con productos caseros y regionales, sino que también destacan que lo hacen con mucha dedicación e incluso amor.
Por último, se encuentra el bodegón de campo "Los Romero". Este emprendimiento familiar se levantó en una antigua chacra que había quedado en el olvido y hoy funciona como lugar de encuentro de vecinos de la zona y turistas que se animan adentrar al paraje. En este caso, los platos fuertes son los clásicos de la cultura gauchesca de nuestro país como los pastelitos de dulce de batata o membrillo, las empanadas, los guisos de arroz, el asado, entre otras exquisiteces.