Dora Barrancos, en exclusiva: "La desigualdad humana comienza con la desigualdad de géneros"
La socióloga, historiadora y educadora reivindicó al feminismo desde muy joven y militó incasablemente para visibilizar sus ideas. En diálogo con Crónica, relató su historia de vida, su exilio en Brasil por la última dictadura, su llegada al feminismo y las luchas que se siguen dando en el presente.
Militante feminista y activa desde muy joven en la defensa de sus ideas, Dora Barrancos (81 años) se define como una mujer apasionada por “el conocimiento y el saber” dispuesta a luchar por las causas que cree justas.
Causas que la empujaron a tener que exiliarse del país durante la última dictadura militar y después regresar, para convertirse a largo de los años en una referente indiscutible cuando se habla de feminismos.
La académica, con una larga trayectoria como socióloga, investigadora, historiadora y escritora de varios libros cumple en la actualidad un rol activo como asesora ad honorem del presidente Alberto Fernández y como una de las instructoras de la Ley Micaela, para dictar capacitación de género.
En diálogo con Crónica, Barrancos repasó su acercamiento a la militancia política, desde cuándo comenzó a sentirse feminista, sus años fuera del país por la dictadura y su mirada sobre los movimientos feministas en el presente.
Su infancia
Oriunda de La Pampa, Dora pasó sus días de la niñez en la localidad de Arauz, en donde vivía junto a su padre, quien era director de una escuela rural y su madre, a quien definió como una ama de casa “muy lectora”.
“Mis padres me inculcaron la pasión por leer tanto que mi juego preferido cuando era muy chica y tenía solo dos años era el de agarrar los libros, aun cuando no sabía cómo leerlos”, resalta la investigadora.
Barrancos recuerda que creció en un ambiente “muy politizado”, en donde hablar sobre “tratar de ayudar a quienes lo necesitan” era un tema recurrente en su hogar, lo que le despertó su primer interés hacia lo que en un futuro transformaría en militancia política y social.
Pese a que su familia era “antiperonista”, con un padre que era “liberal socialista”, rememora la gran “consternación” que le generó la caída de Juan Domingo Perón en 1955 a manos del golpe militar efectuado por la autodenominada “Revolución Libertadora”.
En ese sentido, relató como por primera vez la atravesó siendo adolescente “un sentimiento de identificación” con el peronismo y como el libro “Operación Masacre” de Rodolfo Walsh marcó “un antes y un después” en su vida.
“Tuve un acercamiento empírico a la situación de oscuridad que atravesaba el país. Pero en un principio, cuando estudiaba sociología en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA empecé a militar con el socialismo y a ir a las villas. Cuando yo les contaba mis ideas, me respondían ´eso lo dice Perón´. Ahí me di cuenta que era peronista”, explica.
Su acercamiento al feminismo
Barrancos considera que durante la década del 70 había una juventud “muy radicalizada” en donde el feminismo le parecía por aquel entonces algo “individualista”, por lo que realidad su búsqueda de igualdad llegaría “con la justicia social”, aunque remarca que ya poseía un germen feminista desde chica.
“Desde chica era de cuestionar y discutir con los varones, apoyada en mis conocimientos y en todo lo que leía. Parte del deber ser era saber, leer y ganar discusiones. Era una joven curiosa, letrada, media ´Mafaldita´”, confiesa la investigadora.
Por su profesión de socióloga trabajó en PAMI, en donde realizó junto a sus compañeros un piquete en pleno gobierno de facto, lo que la llevó a quedar “marcada” por la dictadura, lo que la empujó en mayo de 1977 a tener que exiliarse en Brasil.
“Fue una situación muy difícil porque solo pude irme con mi hija más chica de un año. El padre de las niñas no autorizó en un principio llevarme a otras dos hijas y estuve seis meses sin verlas. Pero siempre digo que me sentí una privilegiada por poder conservar mi vida en medio de ese contexto”, destaca.
En Brasil tomaría contacto con amigas feministas que la harían acercarse al feminismo, pero Dora subraya que “el asesinato de una mujer de la alta sociedad” en ese país fue lo que la llevó a abrirle “la cabeza y el corazón”.
“En ese caso, el femicida había dicho que mató por ´defensa del honor´, un concepto aberrante que estaba dentro del código civil hasta la década del 20 en Argentina y en otros países de Latinoamérica”, afirma la socióloga, quien a partir de este momento comenzó sus investigaciones desde una mirada feminista.
Al respecto, Barrancos remarca que desde este momento comprendió que “la desigualdad humana comienza con la desigualdad de géneros, luego la siguen las desigualdades subsiguientes”. Luego de 7 años de exilio, en 1984 la socióloga volvió a la Argentina, en comenzó a estudiar la historia política de la Argentina, al tiempo que publicó varios estudios sobre los movimientos socialistas y anarquistas.
Militancia política
Por su parte, en 1986 obtuvo el puesto de investigadora en el CONICET, mientras que en la década del 90 se colocaría en una posición disidente al gobierno de Carlos Menem, por lo que empezaría a militar en el Frente Grande y desde allí conseguiría un lugar en la Legislatura porteña en 1997.
“Volví de nuevo al llano como precursora militante de base, porque no me identificaba con el Partido Justicialista con Menem. Pero volvimos después a la identidad del peronismo desde el kirchnerismo”, apunta Barrancos.
Desde su lugar como legisladora, Dora enfatiza que tuvo la posibilidad de militar “por las mujeres, las personas disidentes y las proto organizaciones de travestis”, en una lucha por darle visibilidad a los distintos colectivos.
A su vez, Barrancos continuó en la década del 2000 con la publicación de libros en los que se refería a temas como la lucha de las mujeres a lo largo de la historia en la sociedad argentina.
En mayo de 2010 fue elegida directora del CONICET en representación de las Ciencias Sociales y Humanas, cargo que ocuparía durante 9 años, del cual hace hincapié en que trabajaron desde ese lugar en “la identidad de género”.
Dora subraya que la necesidad pasa por trabajar en nuestra sociedad “en la paridad de género”, ya que si se ve “en los puestos de trabajo jerárquicos” solo “el 25% de las mujeres están en lo más alto de la pirámide”.
Las luchas actuales
Con la vista puesta sobre las conquistas conseguidas durante los últimos años, como la aprobación de la ley que permite la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), y los distintos movimientos de mujeres y disidencias, Barrancos ve con optimismo el futuro.
“Estoy viendo con optimismo la renovación de las subjetividades y las conmociones que está viendo en torno a los varones. Se está produciendo un derrame de feminismo populares y vislumbro un futuro más cercano a la paridad de géneros”, sostiene la socióloga.
Además, Barrancos valora el curso que están tomando las jóvenes feministas, a quienes “no podrán pararlas más y van a ir por más derechos”, en tanto que considera importante la manera en que se han integrado dentro de las peleas que dan los feminismos a las disidencias, como las luchas de los trans y travestis.
“Valoro el modo empático en que hemos abrazado a las identidades disidentes. Ya puedo percibir el crepúsculo y me parece interesante lo que viene con el nuevo día”, cerró Dora, con la esperanza de un futuro con más conquistas ganadas.