Una madrugada de julio, hace sesenta años, la calle escuchó un nombre que luego quedó grabado toda la vida en los oídos de la gente: “Crónica”. Había nacido el diario más popular de la Argentina a través de la sapiencia de un joven fotógrafo y periodista que tuvo la valentía de ofrecerle al pueblo un medio directamente ligado al quehacer nacional desde sus propias raíces. Allí entré yo, pocos días después, con la anuencia de su dueño y avezado director, Héctor Ricardo García, que supo concentrar en los tiempos siguientes a una clientela que fue aumentando día a día a través de algo que no surgía en otros medios: la tarea febril de la persona. Es decir, el trabajo.

Sus páginas eran engalanadas por noticias directamente ligadas al quehacer nacional, pero con la suficiente claridad y potencia que sumaron con los tiempos multitudes de seguidores que muchas veces motivaron récords de venta. Ya tenía previsto las tres ediciones: matutina, quinta (a la tarde) y nocturna (después de las 19). Bien completo.

Ingresé a este gigantesco conocedor de la sensibilidad humana porque Héctor Ricardo García había trabajado con mi padre, Carmelo, en algunos medios y mi viejo, veterano él, tenía una gran amistad con el joven periodista a quien la historia convirtió con el tiempo en uno de los hombres más codiciados en los diferentes sectores del quehacer nacional.

Roberto Di Sandro con su histórica máquina de escribir que utiliza hasta el día de hoy.

Verdaderos íconos del periodismo desfilaron a partir de ese momento en el nuevo diario. Día a día nacían no sólo las noticias cotidianas con signos de una popularidad notable, sino también notas exclusivas y primicias absolutas.

Los “manzanitas”, llamados así porque tenían el color de una verdadera manzana, llamaban desde muy temprano a nuestros domicilios para indicarnos cuáles eran los lugares activos de la noticia, teniendo como coordinador directo al propio Héctor Ricardo García, quien había consolidado su prestigio de periodista “completo”.

Muchas veces Crónica obtuvo premios por la publicación de primicias y una de ellas sucedió allá por los años en que la República Argentina sufrió cambios drásticos en sus gobiernos y en este caso cuando hubo en el país, si no lo sabe aquí se lo decimos, cinco presidentes “en una semana”. Ocurrió a fines del año 2001. En ese punto de la historia aparecieron sucesivamente en el sillón de Rivadavia, luego de Fernando de la Rúa, Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Duhalde, y algún otro que pudo acomodarse un traje para salir en la fotografía habitual como presidente de la Nación. Estuve allí, como lo estoy hoy, representando a Crónica.

Firme junto al pueblo

Quiero destacar que al inicio de nuestra actividad en este diario don Héctor Ricardo García no sólo indicaba con solvencia cómo se movilizaba el diario a través de una noticia sino también en qué forma podía hacerlo. Con rapidez y claridad, sin titubeos, con conocimiento de causa en el caso del que escribe, sólo dijo una vez: “Mirá, dedicate a hacer una sección que se llama 'Intimidades'”.

Así comenzó la labor de este escriba buscando novedades que no sólo se convirtieron en primicias, sino también en conocimiento de pequeños bocadillos donde se podrían ver -y lo seguimos haciendo- momentos insólitos dentro de la Casa de Gobierno. Así se fueron sucediendo los hechos con el correr del tiempo. En esta presencia en la Casa de Gobierno de mis casi 76 años, han sucedido y siguen sucediendo cosas increíbles que muchas veces cuando se conocen son difíciles de explicar, pero las conocemos y estamos obligados a publicarlas de forma precisa.

En Crónica la verdad es uno de sus fundamentos. Este diario enseñó a muchos de nosotros, ya veteranos, a seguir una línea informativa que sea solidaria y a la vez clara y concreta. En la lectura de sus notas usted puede encontrar, en definitiva, la verdadera sintonía de lo que sucede en todos los sectores del mundo. En Crónica todo tiene su contenido y su ritmo. El periodista de este diario ya lo sabe. Tiene que llegar al hombre que trabaja, darle la información sin tanto floreo.

Crónica cumple sesenta años. Estamos recibiendo ya el saludo de gente que conoce nuestro trabajo. Nosotros en la Casa Rosada por decisión de los directivos seguimos hurgando la noticia para las notas que publicamos todos los lunes acerca de Intimidades. Nunca cambiamos nuestra forma de difundir porque sabemos que la única verdad es la realidad y eso no se puede modificar. Es una enseñanza que día a día encaran los que manejan Crónica. Aprendí mucho aquí y sigo aprendiendo por colegas que no sólo saben mandar, sino también acompañar. Así nos enseñan en Crónica.

Siempre junto al pueblo. Felicidades a todos quienes hacen el esfuerzo cotidiano de darnos un diario lleno de verdades. Felicidades a todos.

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