Habitar un hogar libre de polvo es uno de los requisitos básicos para mantener la higiene y la salud de la familia, pero esta necesidad se vuelve más relevante en un contexto de pandemia. Conservar el espacio en el que se pasa la mayor cantidad de horas del día aireado y limpio hoy cumple una función preventiva tanto para evitar contagios de Covid-19 como para eludir toda clase de enfermedades respiratorias.

Se trata de uno de los grandes enemigos en la lucha por una vivienda pulcra. Además de la suciedad que genera el polvo, puede ser también un foco de problemas para la salud de todos sus habitantes, debido a que puede acumular microorganismos y ácaros, y ser una fuente de alergias.

El polvo está compuesto por partículas de piel muerta, suciedad y diminutas bacterias que están en el aire. Su presencia en las casas puede provocar problemas respiratorios, especialmente en personas asmática, y en el caso de despertar algún tipo de alergia, su evolución puede dejar secuelas en los pulmones.

Las complicaciones respiratorias que derivan del polvo en las casas no hacen más que debilitar el sistema inmune, algo que en medio de un pandemia por coronavirus puede añadir complicaciones innecesarias. Por este motivo, resulta fundamental mantener el hogar limpio, aunque no siempre sea sencillo. Te ofrecemos algunos consejos para eliminar el polvo de forma rápida y eficiente.

Ventilar es una tarea muy importante para prevenir los contagios de Covid-19 pero también es imprescindible para garantizar una limpieza efectiva. Abrir las ventanas antes de empezar la limpieza ayuda a remover partículas nocivas del aire interior. Aunque es suficiente con ventilar 15 minutos, si hay algún alérgico a los ácaros en la casa lo mejor es dejar las ventanas abiertas durante 30 minutos como mínimo. Eso sí, no hay que hacerlo después de limpiar, o el polvo volverá a asentarse sobre los muebles y superficies.

Para que la suciedad de un mueble u objeto no llegue a otros, es conveniente realizar las tareas de limpieza comenzando de arriba hacia abajo. De esta forma, se ahorra tiempo de trabajo y no será necesario repasar superficies. Entonces, es mejor primero remover el polvo del ventilador de techo, las repisas superiores de una biblioteca y lámparas de pie para luego pasar a mesas, muebles de guardado y sillas.

Comenzar a desempolvar desde las superficies superiores para luego limpiar las que están más cerca del piso.

En la guerra contra el polvo existen aliados: la escoba y la aspiradora. Barrer el piso cada pocos días puede ser una de las soluciones más simples para reducir su presencia en el hogar. Es recomendable hacer hincapié en las áreas que tienden a acumular mucho polvo, como las entradas, los pasillos y el piso de la cocina.

La aspiradora ha sido uno de los grandes inventos para mantener las viviendas libres de polvo. Desde el modelo más básico hasta las modernas versiones robotizadas, disponer de estos electrodomésticos es tener la mitad de la batalla ganada.

En viviendas donde la suciedad y los gérmenes tienden a acumularse es aconsejable pasar la aspiradora al menos una vez al día, centrándose en las áreas de alto tránsito, alfombras y cortinas.

Para optimizar su función, es importante lavar estos artefactos con agua caliente cada dos meses (para matar bacterias y ácaros que puedan permanecer), cambiar el filtro con frecuencia y chequear el estado de la bolsa interna. Una aspiradora defectuosa regresará el polvo al aire, empeorando el problema.

Desde el modelo más básico de aspiradoras hasta las modernas versiones robotizadas, disponer de estos electrodomésticos es tener la mitad de la batalla ganada.

Trapear los pisos a menudo también es necesario. Pasar una mopa húmeda por los suelos es una manera efectiva de remover el polvo que pueda haber quedado tras una barrida. De la frecuencia con que se haga dependerá tener la suciedad bajo control.

El filtro del aire acondicionado también puede concentrar grandes cantidades de polvo, algo que dificulta su función y que contribuye a la proliferación de ácaros y bacterias del polvo. Limpiarlo a fondo es una tarea básica en verano y en invierno, ya que hará que el ambiente sea mucho más saludable y que el aparato se mantenga en buen estado. En muchos casos, los filtros son desechables y pueden sustituirse, por lo que solo es cuestión de comprar unos nuevos.

Textiles

Las cortinas, sábanas, toallas, alfombras, frazadas y la ropa son de los elementos que más polvo suelen acumular y atraer. Para que esto no suceda se pueden aplicar las siguientes medidas: lavar la ropa de cama a menudo, en especial si hay mascotas que duermen allí. Lavar las sábanas y las fundas de almohada una vez a la semana y el resto cada tres o cuatro semanas. Sacudir almohadones y alfombras una vez al mes. Mantener la ropa de la familia limpia y aspirar el suelo de los guardarropas regularmente para reducir la cantidad de polvo presente.

Los textiles que no se usan de manera habitual deben guardarse en cajas o bolsas cerradas. La ropa fuera de temporada debe almacenarse hasta el próximo año. Mantener las prendas y las telas en contenedores reduce el desorden, produciendo menos partículas de polvo. Por último, es imprescindible deshacerse de pilas de revistas, diarios y libros en desuso, ya que generan mucho polvo. Separar los artículos de papel que son importantes y guardarlos en bolsas plásticas para que no llenen la casa de polvo.

Limpieza focalizada por ambientes

En la entrada a una casa suele aparecer una alfombra a modo de recibidor, la cual probablemente esté invadida por suciedad de la calle y ácaros, por eso es conveniente sacudirla al menos una vez a la semana para mantenerla limpia.

Los dormitorios son las zonas más difíciles, cada espacio puede ser un cúmulo de partículas polvorientas. Debajo de la cama se concentra una gran cantidad de polvo y suciedad, allí es necesario pasar la aspiradora cada 15 días, además se debe dar la vuelta al colchón y limpiar las sábanas. Asimismo, los almohadones y almohadas que se encuentran en la cama y que obviamente están en contacto con la piel, tienen que ser sacudidos con regularidad y lavados en profundidad.

La cocina es el ambiente en que la presencia de polvo puede interferir gravemente con la salud de la familia, dado que en este espacio se manipulan alimentos y bebidas. Es sumamente importante mantener limpia la mesada y todos los utensilios y vajilla que se utiliza para cocinar y comer.

El polvo más peligroso se acumula en espacios que no se ven a simple vista.

El baño es el cuarto del hogar que más exigencia demanda en términos de limpieza. Además, suele acumular humedad, responsable por los hongos y el moho. En estos espacios se debe prestar especial atención a las esquinas menos accesibles, detrás del inodoro, el bidet y la bacha, así como limpiar mamparas y/o cortinas de ducha.

Por último, en el cuarto de niños es fundamental no acumular juguetes y objetos que no se usan. Contar con un baúl de guardado para peluches y otros objetos ayuda a resguardarlos del polvo y mantener el orden de la habitación.

Microfibra milagrosa

Un trapo de microfibra es un buen remedio para eliminar el polvo de manera más efectiva que un paño de un material convencional. Esta tela está diseñada para atraparlo y encerrarlo, se queda en el propio trapo sin que las partículas de polvo queden dispersas en el aire, que es algo bastante común cuando se limpia con otros textiles.

A diferencia de otros textiles, la microfibra está diseñada para atrapar el polvo. 

La microfibra sirve para todo tipo de superficies, desde los pisos hasta el techo. Para mantener su efectividad es necesario lavar los paños de microfibra inmediatamente después de quitar el polvo. Aunque es importante evitar el uso de suavizante en el lavado ya que puede interferir con la acción del material sobre las superficies.