"En las rocas": el mundo celebra el Día del whisky
¿Qué variedades existen ?, ¿cómo se sirve ?, ¿de qué depende su calidad ?. Crónica presenta una guía básica para quienes deseen iniciarse en el universo de esta bebida ancestral.
El whisky celebra su día internacional el tercer sábado de mayo de cada año, justo cuando las bajas temperaturas comienzan a asomarse por estas latitudes. El cuerpo pide calor, algo que la alta graduación alcohólica de esta bebida puede aportar en tan solo una medida.
El consumidor argentino suele volcarse por sus favoritos: la cerveza , el fernet y el vino . Sin embargo, en los últimos años, el whisky viene ganando terreno y conquistando a los paladares que más se le resisten. Su elevado grado de pureza y sabor robusto lo han convertido en uno de los brebajes más respetados por el público experimentado y también por los primerizos.
La preparación del whisky tiene siglos de antigüedad, esta histórica bebida se obtiene de la destilación de cereales como la cebada, el centeno, el maíz, la malta o el trigo . Como indica la tradición, se deja envejecer en barriles de roble (responsables de su sabor distintivo) durante un período de tiempo determinado hasta su posterior embotellado.
La procedencia, el proceso de producción y el nivel de pureza determinan el tipo y variedad del whisky aunque la regla general es: los más jóvenes tienen más carácter de destilería y los más añejos tienen más influencia de la barrica.
Para convertirse en un verdadero experto en la materia, lo primero que hay que saber es que existen dos categorías básicas de whisky: el de malta única -conocido además como sin mezcla-, elaborado a partir de un único grano o de una única combinación de granos, siempre y cuando uno de ellos represente al menos el 51% del total. Este sabor se caracteriza por su identidad y carácter, en el que influye el secreto de su creador. La segunda variante es el whisky combinado que puede tener como origen distintas destilerías o diferentes tipos de grano y métodos de destilación. Su sabor es más suave y sedoso al paladar.
El otro factor fundamental para definir a un whisky es su origen. El escocés, denominado scotch, se encuentra entre los más reconocidos del mundo. Su prestigio es consecuencia de las estrictas normativas para su elaboración, no puede incorporar sustancias artificiales y demanda un destilado en barricas de roble por un período no menor a los tres años. A su vez, los escoceses se dividen en tres grupos: el de grano (cuatro años o más), de malta (entre tres y doce años) y el blend (el más consumido en todo el mundo).
El whisky irlandés, cuyo nombre original es whiskey, se elabora con cebada (malteada y no malteada), a la que se le aplica un triple proceso de destilación. Su período de envejecimiento demora un mínimo de siete años y el sabor del cereal se mantiene en el producto final.
Los de origen canadiense se ven influenciados por la tradición irlandesa. El whisky de este país es reconocido por la suavidad de su cuerpo y de su sabor. En su fabricación se utilizan mezclas de cebada, maíz y trigo, y a veces centeno. Al igual que el escocés, se fermenta al menos tres años aunque no necesariamente en barriles de roble.
El whisky americano también recibe influencias irlandesas, esta variedad se prepara con maíz fermentado durante dos años en barricas de roble. Alrededor de un tercio de los productos americanos son bourbons, elaborados con maíz, cebada, malteada y centeno. Su proceso de fermentación consiste en mezclar levaduras de una fermentación anterior con levaduras nuevas y se envejece durante al menos dos años en barricas de roble americano, previamente quemadas para que el whisky adquiera un sabor acaramelado.
Estilo y gusto
La forma en que se bebe un whisky depende del estilo y gusto personal. Algunos prefieren tomarlo con hielo ( "on the rocks" ), otros eligen disfrutarlo solo y puro, a temperatura ambiente y están quienes optan por agregarle unas gotitas de agua para destacar las propiedades más intensas de esta bebida.
Lo cierto es que el whisky está conquistando, poco a poco, a nuevos consumidores, paladares novatos que buscan opciones más económicas como el " single malt" (una sola destilería, sin mezclas) o aquellos con pocos años de añejamiento. Y qué mejor época para incursionar en el mundo del whisky que el otoño-inivierno.