Alimentación responsable: mitos y verdades sobre las dietas de moda
Los planes nutricionales que son tendencia en las redes sociales no siempre se adaptan a las necesidades de cada persona y hasta pueden suponer un riesgo para la salud.
Hace años que todos los temas relacionados a la nutrición son tendencia, desde el origen de los alimentos y sus ingredientes hasta la presentación de un plato. Con este boom por la cocina también surgieron diferentes tipos de dietas -algunas más saludables que otras- que los influencers de moda, muchos de ellos sin ninguna formación en la materia, defienden o defenestran.
"Veo con preocupación cuando las personas siguen a influencers en las redes sociales que practican alguno de estos patrones alimentarios de moda y se toman como verdad absoluta", advirtió la doctora Juliana Mociulsky, médica endocrinóloga (M.N. 95.300). Con el objetivo de brindar información calificada sobre algunas dietas populares en la actualidad, Mociulsky compartió sus recomendaciones.
La última moda en nutrición es la dieta keto o cetogénica que propone un tipo de alimentación bajo en hidratos de carbono, con una ingesta moderada de proteínas y alta en grasas. Mientras que, en las dietas más tradicionales, la mitad de las calorías proviene de los hidratos de carbono, esta sólo contiene un 5%. El 75% es de grasas y el 20% de proteínas.
El mayor contenido en grasa induce sensación de saciedad y genera menos apetito, lo que puede contribuir a la pérdida de peso. "Algunos estudios han demostrado también una mejoría de la composición corporal con reducción de la grasa visceral y disminución de los niveles de insulina, glucosa y colesterol, pero no hay evidencia a largo plazo, ya que la principal limitación de este tipo de propuesta alimentaria radica en la factibilidad de mantenerla en el tiempo", aclaró Mociulsky.
Cualquier patrón alimentario que restrinja alimentos también puede generar alguna carencia. En este caso, de fibras, vitaminas y minerales. "Es importante considerar el tipo de grasa que se consume, ya que el exceso de grasa saturada (de origen animal) es desfavorable para los niveles de colesterol y la salud cardiovascular", destacó la especialista.
Por otro lado, la dieta paleo imita lo que habría comido el ser humano en el Paleolítico, hace 2,5 millones a 10.000 años A.C. Este plan propone el consumo de carnes magras, pescado, verduras, frutas y nueces y evita la ingesta de cereales, productos lácteos, alimentos procesados y azúcar y sal agregadas.
Asimismo, elimina los hidratos de carbono, pero en este grupo no son todos iguales. "Existe evidencia de que la disminución de hidratos de carbono simples, especialmente aquellos de alto índice glucémico (azúcares) es conveniente para el metabolismo de la glucosa, pero, por otro lado, el consumo de cereales integrales tiene un efecto protector sobre la diabetes, la salud cardiovascular y también la intestinal y estos últimos tampoco se incluyen en esta dieta", explicó Mociulsky.
Por la ausencia de cereales integrales y legumbres, con esta dieta se pierde una buena fuente de fibra, vitaminas y otros nutrientes. Tampoco incluye lácteos, los cuales aportan proteínas y calcio.