Militantes de diversas organizaciones sociales, políticas y estudiantiles mantenían este jueves, por undécimo día consecutivo, una vigilia frente al domicilio que la vicepresidenta Cristina Kirchner tiene en el barrio porteño de Recoleta.

La manifestación de apoyo a la ex presidenta proseguía en la calle Juncal, casi esquina Uruguay, sin interrupción del tránsito vehicular, ya que los simpatizantes se mantenían sobre la vereda, a la espera de la salida de la titular del Senado de su domicilio rumbo al Congreso nacional, algo que en los últimos días se viene dando en horas del mediodía.

Con una gran presencia de manifestantes, Cristina Kirchner arribó a su casa el miércoles a las 20.25 rodeada de sus custodios y de muchos teléfonos celulares que intentaban una foto y brazos que buscaban un saludo

La vicepresidenta se acercó a quienes a ellos para firmar ejemplares de su libro "Sinceramente", mientras la multitud cantaba y alentaba con los brazos en alto. Dentro de su recorrido, la líder del peronismo recibió una pechera roja con una letra Q en el centro que pertenece a un grupo de jóvenes riojanos --identificados con el gobernador Ricardo Quintela-- que se acercaron a Recoleta para asistir con bebidas calientes a quienes decidan pasar la noche en la calle.

"Por 20 segundos fui un notero por todos y todas las que no están aquí. 'Somos de La Rioja', le dije, y me miró. Me dio su mano. Le pedí el saludo, y lo mandó con beso incluido", relató en diálogo con Télam Miguel Molina, subsecretario de Capacitación de la Administración Pública del Gobierno de La Rioja, y quien captó en un video su encuentro con Cristina Kirchner, a quien invitó a ir a la provincia.


En ese marco, agregó: "Vine de La Rioja para compartir la vigilia. Estoy aquí por ella, en defensa del Estado de derecho, del sistema democrático y en contra de la persecución judicial a Cristina".

La vigilia de los manifestantes comenzó el lunes 22 de este mes, luego que el fiscal Diego Luciani solicitara en el alegato que formuló en el juicio de la obra púbica en Santa Cruz una condena de 12 años de prisión e inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos para la vicepresidenta.