"Si antes me daba miedo salir a la calle, ahora me da pánico, tengo episodios de hipervigilancia y angustia desmesurada. Tengo un diagnóstico de estrés post-traumático y lo único que quiero es poder recuperarme para continuar con todos los proyectos que tenía planificados y, en la medida de lo posible, retomar la vida normal que tenía antes de ser violentada".

Ese párrafo forma parte de una extensa carta abierta de la joven de 20 años que sufrió una violación grupal en la tarde del 28 de febrero último en el barrio porteño de Palermo. El escrito de la víctima fue presentado en las últimas horas por su abogado, Hugo Figueroa, a la agencia de noticias Télam para su difusión.

En la carta, la muchacha explicó que su inclinación sexual implica que no tiene “interés sexoafectivo con hombres”, dato que resulta importante “para reafirmar" su "posición" de que no prestó "consentimiento alguno en la situación” de la cual fue víctima, y por la que parmanecen detenidos seis acusados de entre 20 y 24 años.

La víctima agregó: "Sin contar el examen toxicológico en el cual se advirtieron drogas que tampoco fueron consumidas bajo mi consentimiento". Se refirió así a la pericia oficial que determinó que ella, al momento de padecer el abuso sexual, tenía en su organismo sustancias sintéticas, anfetaminas y metanfetaminas, probablemente éxtasis.

El texto de la joven lleva por título “Carta abierta a los medios de comunicación”, debido a que realizó una crítica a cierto tratamiento periodístico del caso y efectuó una invitación a "mirar" lo sucedido desde su "perspectiva, la damnificada”.

Reclamó que difuminen su cuerpo “en un 100%” y agregó: “Si en ese caso, tampoco les parece relevante el dolor, la angustia y todas las emociones negativas que conlleva ver un hecho traumático en mi vida como tal trasmitido una y otra vez perpetuando mi revictimización y remitiéndome constantemente a aquel momento, y deciden continuar alimentando el morbo, los invito a hacerse algunas preguntas que me hice durante estos días tanto como víctima".

Parte de la carta abierta de la víctima de la violación grupal de Palermo.

“¿Cómo se sentirá la víctima y su familia al ver un episodio traumático y doloroso de su vida expuesto una y otra vez como un trailer de un policial?”, se preguntó.

En ese sentido, cuestionó la divulgación de videos, “dando opiniones personales e incluso hablando de inconsistencias donde las fuentes son dudosas o no hay fundamentos”; que se filtre su identidad; y que algunos medios conviertan casos de este tipo “en un espectáculo del horror y dolor ajeno basado en opiniones y conjeturas sin argumentos”.

“Esta vez fui yo, pero no me gustaría que el día de mañana, la dañada sea otra y luego de una situación tan dolorosa, deba sufrir también la exposición a que la gente diga lo que le dé la gana y haga de una vivencia horrible, traumática y todos los adjetivos que creo hasta ustedes saben utilizar más que yo, un espectáculo pochoclero que sólo alimenta morbo y genera más dolor", manifestó. 

Y finalizó: "El respeto a la protección de la identidad de la víctima no es un favor, es un derecho”.

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